Hay lugares mágicos, únicos, de esos en los que gusta perderse con la familia, con los amigos o con la pareja. De los que cuando pasas por ellos una vez te enganchan y tienes que repetir después para regresar a ese sitio en el que te hizo feliz.
Las Riberas de Castronuño es uno de esos lugares. Aparecen como un espacio natural que se ubica al centro-oeste dentro de la provincia vallisoletana, en el tramo del río Duero que va desde el propio Castronuño y hasta otro municipio único pucelano como es Tordesillas.
Este espacio constituye un emblemático ecosistema que destaca por la importancia que atesora para la nidificación y como zona de invernada para muchas y variadas aves acuáticas.
Con algo más de 8.400 hectáreas las Riberas de Castronuño-Vega Duero, son el único espacio de la provincia pucelana que está incluido dentro de la Red de Espacios Naturales con una variedad cromática que es apreciada, tanto por los habitantes del pueblo como por los turistas que se quedan enamorados de un tesoro natural único en Castilla y León.
Fauna y vegetación
En la zona se han inventariado, ni más ni menos, que 189 especies de aves, 10 reptiles, 5 anfibios, 9 peces y 24 mamíferos. En los peces, el predominio es para la carpa. También encontramos especies de aves como el alcotán, o el halcón peregrino, o la garza real. En cuanto a los mamíferos destaca la presencia del lobo, el turón o el tejón.
Un espacio en el que predomina una vegetación ripícola donde el bosque más representativo de la zona pasa por ser la alameda, aunque también encontramos álamos, sauces arbóreos acompañados de fresnos y chopos para que los amantes de la naturaleza disfruten con todas estas variedades.
Es un espacio caracterizado por la acción erosiva que el río Duero y su red de afluentes han ejercido durante el periodo cuaternario. Destaca ese imponente gran meandro en forma de uve que describe el Duero a su paso por Castronuño.
Un lugar especial y único
El paisaje está caracterizado por ser un espacio con unas cualidades estéticas destacadas hablando de los contrastes entre colores, de las formas y de diversos aspectos que dota al lugar de un valor paisajístico indiscutible.
Es un área de gran interés, pero, también, muy frágil por la función de ser un espacio de reproducción, también de invernada para especies animales, algunas de ellas, en peligro de extinción destacando las colonias de cría de garza real y martinete.
Un espacio único parra disfrutar de una preciosa tarde con unas puestas de sol increíbles en un marco incomparable dentro de la provincia de Valladolid.