La nave espacial Euclid de la ESA despegó este sábado en un cohete Falcon 9 de SpaceX desde la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral en Florida. El exitoso lanzamiento marca el comienzo de una ambiciosa misión para revelar la naturaleza de dos misteriosos componentes del universo, la materia oscura y la energía oscura, un proyecto en el que participa la Universidad de Valladolid.
Según informó la ESA, tras el lanzamiento y la separación del cohete, el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) de la ESA en Darmstadt (Alemania) confirmó la detección de la señal de Euclid desde la estación terrestre de New Norcia, en Australia. "El exitoso lanzamiento de Euclid marca el comienzo de un nuevo esfuerzo científico para ayudarnos a responder una de las preguntas más fascinantes de la ciencia moderna", afirmó el director general de la ESA, Josef Aschbacher.
"Euclid se ha convertido en una realidad gracias al liderazgo de la ESA, al esfuerzo y experiencia de cientos de instituciones científicas e industriales de Europa y a la colaboración con socios internacionales. La búsqueda por responder preguntas fundamentales sobre nuestro cosmos es lo que nos hace humanos", dijo.
La misión de Euclid es "el resultado de la pasión y el conocimiento de aquellos que han contribuido a diseñar y construir este sofisticado telescopio espacial, la capacidad de nuestro equipo de operaciones de vuelo y el espíritu inquisitivo de la comunidad científica", según explicó el jefe del proyecto Euclid de la ESA, Giuseppe Racca.
La Universidad de Valladolid, a través de investigadores de la Facultad de Ciencias y de la Escuela de Ingeniería Informática, participa en el desarrollo de la misión, junto a casi mil científicos pertenecientes a instituciones de 13 países europeos. Lo hace a través de investigadores del Departamento de Física Teórica, Atómica y Óptica de la Facultad de Ciencias y del Departamento de Informática de la Escuela de Ingeniería Informática. El consorcio reúne a expertos en astronomía, cosmología, física, software… que aportan conocimientos teóricos y desarrollo instrumental. La UVa lidera el Grupo de Luz difusa del proyecto, y su participación consiste en una aportación teórica sobre la misma y en el análisis de los datos que se reciban en un futuro relacionados la luz difusa en el espacio.
El estudio de la luz difusa procedente de diferentes estructuras galácticas proporciona información importante sobre la evolución pasada del Universo. Las características de Euclid (estudio de una gran área del cielo con gran profundidad y resolución espacial sin precedentes) hacen que la misión sea idónea para el estudio de los límites de las galaxias, los cirros de polvo galáctico, y las galaxias ultradifusas, entre otras.
Los investigadores de la UVa están trabajando en múltiples aspectos de emisión difusa, desde la caracterización de las partes más externas de las galaxias hasta galaxias con muy bajo brillo superficial. Para ello, investigadores de los dos centros de la Universidad trabajan conjuntamente en la creación de algoritmos de Inteligencia Artificial para comprobar si las galaxias tienen bordes, y por tanto poderles asignar tamaños de manera motivada por la Física.
Los investigadores implicados son: Fernando Buitrago Alonso, Samane Raji, Jesús Vega Ferrero, Ángel Paisán García, Daniel Pinilla García, Benjamín Sahelices Fernández, Jesús Fernández Iglesias y Darío de la Torre Guinaldo.
InstrumentosEl consorcio de Euclid ha aportado los dos instrumentos científicos altamente avanzados: la cámara de longitud de onda visible (VIS) y el espectrómetro y fotómetro de infrarrojo cercano (NISP, por sus siglas en inglés). Por su parte, la NASA ha proporcionado los detectores para el NISP.
Euclid observará miles de millones de galaxias a una distancia de hasta 10.000 millones de años luz para crear el mapa 3D más exacto y extenso del universo, en el que el tiempo representa la tercera dimensión. Este detallado gráfico de la forma, la posición y el movimiento de las galaxias revelará cómo está distribuida la materia a través de inmensas distancias y cómo ha evolucionado la expansión del universo durante la historia cósmica.
Esto permitirá a los astrónomos deducir las propiedades tanto de la energía oscura como de la materia oscura y ayudará a los científicos teóricos a mejorar nuestra comprensión del papel que desempeña la gravedad y a precisar la naturaleza de estas enigmáticas entidades.A fin de lograr este ambicioso objetivo científico, Euclid está equipado con un telescopio reflector de 1,2 metro que alimenta a los dos innovadores instrumentos científicos: VIS (instrumento visible), que obtiene imágenes sumamente nítidas de las galaxias en una amplia sección del cielo, y NISP, que puede analizar la luz infrarroja de las galaxias por su longitud de onda para establecer de forma exacta su distancia.
La nave espacial y las comunicaciones estarán bajo el control del ESOC (Centro Europeo de Operaciones Espaciales). Para hacer frente a la inmensa cantidad de datos que obtendrá Euclid se ha mejorado la red Estrack de antenas del espacio profundo de la ESA. Estos datos serán analizados por el consorcio Euclid, un grupo de más de 2.000 científicos provenientes de más de 300 institutos de Europa, EEUU, Canadá y Japón.
A medida que avance la misión, el tesoro oculto de datos de Euclid se transmitirá con una cadencia anual y estará disponible para la comunidad científica global a través del archivo científico alojado en el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC) de la ESA que se encuentra en España.
Durante las próximas cuatro semanas, Euclid viajará hacia el punto de Lagrange 2 del sistema Tierra-Sol, un punto de equilibrio de dicho sistema Tierra-Sol ubicado a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra (aproximadamente cuatro veces la distancia de la Tierra a la Luna) en la dirección opuesta al Sol. Ahí, se realizarán las maniobras para poner Euclid en órbita alrededor de este punto y los controladores de la misión iniciarán las actividades para verificar todas las funciones de la nave espacial, comprobar el telescopio y, finalmente, encender los instrumentos científicos.
A continuación, los científicos e ingenieros participarán en una intensa fase de dos meses durante la que se probarán y calibrarán los instrumentos científicos de Euclid, además de prepararse para las observaciones de rutina. Durante seis años, Euclid estudiará un tercio del cielo con una sensibilidad y exactitud sin precedentes.