El exentrenador de porteros del Real Valladolid, Jose Manuel Santisteban, en la Plaza de San Pablo

El exentrenador de porteros del Real Valladolid, Jose Manuel Santisteban, en la Plaza de San Pablo

Valladolid

Santisteban: "Me hubiese encantado finalizar mi carrera en el Real Valladolid, me ha dado mucho a nivel profesional y personal"

El exentrenador de porteros reconoce que su despido fue una "sorpresa" y confiesa haberse sentido un "privilegiado" por ejercer como técnico durante 350 partidos en el conjunto blanquivioleta

6 agosto, 2023 07:00

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Hay personas que parecen haber nacido para dedicarse a una profesión. Es el caso de Jose Manuel Santisteban González (Barakaldo, 1967) quien siempre ha tenido claro que su vida debía ser vivida bajo palos. Todos los niños sueñan con marcar goles, pero él sólo podía soñar con pararlos. Fue eso lo que le destinó a tener una amplia carrera deportiva que sigue forjándose en la actualidad.

A los 18 años cogió su maleta para adentrarse en el mundo del fútbol a nivel profesional. Y cerca de 40 años después continúa dedicándose a esa profesión que un día fue el sueño de un pequeño portero. Tras una dilatada carrera como guardameta, colgó sus guantes a los 38 años. Pero aún le quedaba una segunda vida bajo palos: la de entrenador de porteros. Su rol cambió y desde hace 17 temporadas se dedica a formar a las nuevas generaciones.

Aterrizó en el Real Valladolid C.F. en el año 2015, después de haber ejercido como técnico de porteros en el Real Club Recreativo de Huelva y el F.C. Cartagena. Ocho años le han vinculado a la ciudad del Pisuerga. Temporadas en las que ha podido compartir vestuario con profesionales de la talla de Kepa Arrizabalaga, Pau Torres, Isaac Becerra, Roberto Jiménez o Jordi Masip, entre muchos otros. Además de haber estado bajo las órdenes de Gaizka Garitano, Miguel Ángel Portugal, Sergio González, Paco Herrera, Luis César Sampedro o José Rojo ‘Pacheta’.

Tras ocho años formando parte del conjunto blanquivioleta, ha llegado la despedida. Un adiós inesperado que tocaba a su puerta el 5 de julio. Pero nadie mejor que el propio protagonista de la historia, en una entrevista a EL ESPAÑOL- Noticias de Castilla y León, para contar qué ha sucedido, su labor durante estos años y el recuerdo que se lleva de la ciudad.

P.-Ocho años en el Real Valladolid y un contrato indefinido firmado en 2020. ¿Qué ha ocurrido y cuáles son los motivos de la rescisión?

R.-Sinceramente no lo sé y no es una cosa que me preocupe excesivamente. La decisión se toma, ejecuta y ya no hay que dar marcha atrás. Estoy en una empresa como cualquier trabajador y esto puede ocurrir.

Me enteré un día antes de los reconocimientos médicos y fue totalmente sorpresivo. No me imaginaba esta decisión tan drástica cuando no ha habido, que yo sepa, ningún problema en las ocho temporadas en las que he tenido el orgullo y honor de pertenecer a la casa.

P.-Sin embargo, en la carta de despedida hablaba de que le hubiera gustado finalizar su etapa profesional aquí, ¿entraba en sus planes retirarse en el Pucela?

R.-Me hubiese encantado retirarme aquí, lo he confesado pública y privadamente. Me hubiera gustado llegar a la meta profesional ayudando al club. No hubiese existido un sitio mejor. Lo primero porque he conocido esta casa cuando no tenía lo que hay ahora, hemos sabido salir de muchos embrollos profesionales y personales. Ahora que la entidad ha cogido brillo y se la ve crecer, indistintamente de la categoría, creo que no existe sitio más bonito para poder haber acabado tan dilatada carrera profesional.

P.-En ese mismo comunicado hablaba de que no sabía qué se iba a encontrar y, finalmente, se ha enamorado del club y la ciudad. ¿Qué supone a día de hoy Valladolid para usted?

R.-Supone muchísimo. Es una gran parte en mi vida personal y profesional. En la profesional, ocho temporadas de manera consecutiva son muchas a la espalda. Es un orgullo y una satisfacción poder haber estado en una casa tan importante a nivel nacional. En lo personal ha sido increíble. Cuando llegué, venia con unas formas personales en mi vida privada y ahora tengo el orgullo de decir que, después de tanto tiempo, una de mis hijas ha podido estudiar la carrera que quería, mientras le acompañábamos en el camino, y ahora está pudiendo hacerme esta entrevista.

P.-Durante este tiempo ha recibido otras ofertas, ¿por qué ha mantenido su apuesta por el Real Valladolid?

R.-Sobre todo, por primar el bienestar familiar y el sentirme parte de un proyecto, de una entidad. En el aspecto personal, mi mujer y yo apostamos por seguir ya que una de nuestras hijas estaba estudiando la carrera aquí. Además, sentía que era un proyecto que iba a ir a más, y me parecía bonito y especial crecer de la mano del club.

P.-¿Es la portería una de las parcelas más difíciles de gestionar?

R.-Todas tienen su importancia y dificultad. Pero no cabe duda de que el apartado de la portería es una demarcación especifica, concreta, mirada de reojo en muchas ocasiones y no valorada con rigor en la mayoría de ellas. También es verdad que, con el paso del tiempo y la evolución del fútbol, se ha ido entendiendo que debe tener su trabajo específico.

P.-Jordi Masip es el portero con el que más años ha compartido, seis en total. En muchas ocasiones se le ha visto en segundo plano y se ha priorizado la figura de otros antes que la de él para defender al equipo. Sin embargo, cada temporada se ha ido imponiendo y ha logrado ser titular. ¿Cree que su trabajo no está lo suficientemente reconocido?

R.-De Jordi Masip no puedo decir cosas más que buenas. Hemos crecido profesionalmente juntos durante seis temporadas. Creo que es una persona que aquí vende mal su producto porque, quizá, siempre está en entredicho. Es cierto que ha tenido errores como cualquier portero, que han podido ser dolorosos, y por los que se le ha atacado de manera injusta. Algunos sí sabemos quién es Jordi Masip, pero otros no saben todo lo que ha apostado para defender con orgullo la portería del Pucela. Una persona que podía seguir en su zona de confort, el F.C. Barcelona, y, en cambio, siguió apostando por él. Quiso lograr un nombre dentro del fútbol nacional y vino al Real Valladolid.

Cambió su creencia, metodología de trabajo, pensamientos y vida. Le costó, pero apretó los dientes y sufrió. Yo no le voy a descubrir. Ahí está para quien quiera mirar sus estadísticas y rendimiento. Tiene fallos como todos, es evidente, y claro que puede tener un mal día. Pero si ponemos en una balanza lo que ha aportado, es muchísimo en todos los sentidos. No solo por la acumulación de sus partidos defendiendo el escudo sino por lo que da como persona. Deberían conocerle realmente, lo humilde, cercano y lo fácil que puede ser estar a tu lado.

El exentrenador de porteros del Real Valladolid, Jose Manuel Santisteban, con el portero Jordi Masip

El exentrenador de porteros del Real Valladolid, Jose Manuel Santisteban, con el portero Jordi Masip

P.-El error del partido contra el Valencia sigue sin estar olvidado. Muchos consideran que fue el punto de inflexión para bajar a segunda y otros creen que debería pedir perdón. ¿Qué ocurrió en ese encuentro?

R.-Me parece respetable lo que pueda decir cualquier persona. Es un error grotesco que no le hace un favor a todo lo que aporta el equipo. De eso a tildarlo como que por ese error se ha bajado a segunda, no. Bajas por muchas cosas, no por un gol en contra. Después de ese nos meten otro más. Como profesional que estaba a su lado, me duele que no se juzgue con rigor y criterio. Una cosa me gustaría recalcar: pedir perdón se pide cuando no trabajas, no te esfuerzas y no luchas. No estuvo acertado en esa acción concreta, el cerebro le jugó una mala pasada. Somos humanos. 

P.-Otro de los porteros de los que ha hablado es Álvaro Aceves, quien ha conseguido llegar al primer equipo. Para el club, ¿qué significa este logro?

R.-Lo dije en mi despedida, es la mejor tarjeta de presentación de cualquier técnico. Son muchas personas las que han estado detrás, desde alevines, con un trabajo excepcional para que esto pueda suceder. Es algo de lo que hay que sentirse orgullosos. Llevamos mucho tiempo trabajando con él y, además de sus cualidades y condiciones, ha puesto empeño y esfuerzo.

Ahora depende de otras personas que, lógicamente, puedan aportar ese último empujón o que apuesten por lo que creo que es importantísimo para el Real Valladolid: tener un primer portero de esta ciudad, que viene de las bases, en el primer equipo.

P.-Esta etapa no sólo ha estado marcada por ellos sino por muchos más, ¿aún mantiene el contacto con todos los guardametas que ha ido formando?

R.-Sí, seguimos manteniendo contacto. Algunos, que están más fuera del futbol que dentro, se siguen acordando con cariño del trabajo, de los consejos y de aquello que no es hacer dos o tres ejercicios vistosos. Entrenar porteros es mucho más, es ejercer de todo un poco de todo. Debes ayudarles en lo profesional, pero luego eres compañero, confesor, padre... Una vez dije una frase y es que nosotros tenemos que estar cuando los focos no iluminen. Cuando lo hagan, debemos estar lo suficientemente lejos para que no se nos vea. En esta profesión, los porteros casi siempre están en penumbra o a oscuras y es ahí cuando hay que estar, para que no se sientan solos. Cuando están iluminados, ya hay mucha gente alrededor.

P.-Habla de ejercer de todo un poco y de que no se sientan solos, ¿cómo de importante es el trabajo psicológico en esta profesión?

R.-Podría decir que es lo más importante. Llevar al que juega suele ser sencillo, llevar al que no juega, en ocasiones supone tener altibajos hasta en lo personal. Hay que luchar contra muchas adversidades para captar su compromiso.

El apartado psicológico para mí es indispensable. Durante estos años he mantenido reuniones con padres y les he transmitido la importancia de saber lidiar con el error y compaginar la vida con un portero o portera. Debemos intentar que sean lo más fuerte posibles y que generen ‘bombas psicológicas’ capaces de repeler las adversidades del rival, entorno y las opiniones.

P.-Respecto a esas charlas con los niños, ha estado durante estos años en el departamento de porteros trabajando con ellos. ¿Cuál ha sido su principal motivación en la formación de los más jóvenes?

R.-En el departamento de porteros he colaborado con mucha gente como Juan Carlos o Jorge Guzón. Además de los responsables máximos de categorías inferiores, quienes llevan el día a día, los conocen y están ahí. He intentado desde el día que llegue -y no era sencillo- establecer una pasarela para acercarlos al primer equipo. Mi intención no era más que supiesen que tenían cerca estar ahí si ponían todo de su parte y si la diosa fortuna los acompaña. He tenido siempre un trato cercano tanto en lo personal como en lo profesional. Solo con ver la ilusión y ganas que tenían de entrenar un rato con nosotros, eso ya suponía mucho para ellos y la entidad. Es un orgullo para mí porque me doy cuenta de que ven y olisquean el que puede ser posible que un sueño se convierta en realidad. Y no hay nada más gratificante que ayudarles a poder conseguirlo.

P.-Además de muchos porteros, también ha estado bajo las órdenes de varios míster en estos años, ¿ha sido una tarea fácil adaptarse a las indicaciones de cada uno?

R.-Todos tenemos nuestras peculiaridades. Sinceramente me he enriquecido de todos y cada uno de los compañeros con los que he estado, lo hemos llevado sensacional pese a que ha habido días mejores y peores. Creo que la honestidad ha sido clave para entenderme bien con todos, aportando mi granito de arena con mi criterio hacia aquellos aspectos en los que pudieran tener dudas. Considero que siempre he sido respetuoso si alguien ha tomado una decisión con la que no estuviera de acuerdo. He sido un privilegiado por haber podido estar al lado de gente tan importante, desde el primero que ha sido Gaizka Garitano hasta el último que ha sido Paulo Pezzolano.

P.-Cabe destacar que lleva 735 partidos oficiales -17 temporadas- sin parar. Son cifras poco comunes para quienes se dedican a la profesión.

R.-Lo he comentado con muchos compañeros, no solo de mi especialidad sino con entrenadores, preparadores físicos o directores deportivos. Estar 17 temporadas a pie de cañón es extremadamente complicado. Nuestra profesión o parcela en ocasiones va supeditada a lo que haya podido ocurrir con el equipo o la llegada de un cuerpo técnico. De ello, saco la lectura que creo que merece y es que algo habré hecho bien. Nadie me ha regalado nada. Los números están ahí, mis datos también. Espero seguir aumentando esa cifra e intentar llegar a lo máximo posible.

P.-Desde que comenzó en su tierna infancia bajo palos hasta ahora el fútbol ha evolucionado mucho, pero ¿ha sido para bien?

R.-Ha cambiado al doscientos por ciento. En mi época no había de casi nada, empecé jugando en cemento, en pantalón corto porque era lo que se llevaba. Luego cuando he ido creciendo, progresando, había muy pocas cosas. Pero es verdad que prevalecía más la esencia de este deporte. Ahora hay muchos adelantos, avances, opiniones, pero se está perdiendo un poco de esa esencia.

Yo me he criado en un fútbol bravo, de barro, en el que no te parabas a pensar en demasiadas cosas sino en darlo todo por tu equipo. Ahora es más todo un negocio, una especie de escaparate para los futbolistas y quienes les rodean. Hay poca intimidad. Esto ya no va a cambiar, toca adaptarse a las nuevas cartas con las que nos toca jugar a todos.

Jose Manuel Santisteban de pequeño

Jose Manuel Santisteban de pequeño

P.-Ha finalizado la etapa en el Pucela, ¿qué proyectos valora a corto o largo plazo?

R.-El Real Valladolid ha querido que termine y no me queda otra que finalizar esta etapa y marcharme de la ciudad. Es cierto que he tenido alguna oportunidad, pero creo que debo esperar y valorar con más calma.

También es verdad que a nivel nacional me ha producido perjuicio profesional que se me dijese la noticia un día antes de comenzar. Pese a tener un currículum o trayectoria, el mercado es el que es y cuando está cerrado es complicado colarte. Estoy abierto, como cualquier profesional, a las ofertas que vengan. Me encuentro con gran optimismo y muchas ganas de volver a mi pasión y a mi vida, que es intentar ayudar a los que tengo a mi lado y que vuelvan a tener esa ilusión por nuestra portería.

P.-Cuando lanzó el comunicado muchos aficionados le transmitieron sus mejores deseos, ¿le gustaría mandar un último mensaje de despedida?

R.-A la entidad del Real Valladolid: gracias en mayúsculas. Me he sentido un privilegiado de ser el técnico de porteros en el primer equipo. Hemos vivido juntos muchas alegrías y muchas frustraciones cuando no salían las cosas. Me he rodeado de grandes compañeros. Siempre digo que llevo como lema una sonrisa, a cualquier aficionado o persona que se acercaba.

De ahora en adelante me acordaré allá donde vaya del Real Valladolid porque es una parte de mi vida personal y profesional. Y porque uno, pese a que está camino de los 800 partidos oficiales, ha defendido 350 en esta casa con mucho orgullo, dándolo todo por y para la entidad y por cada aficionado. Como ya dije, ahora seré un pucelano más desde la grada. Y deseo, de corazón, que el equipo vuelva a estar donde se merece, que es en primera división.