Más de media plaza en tarde de temperatura agradable. Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio por el buen aficionado y policía municipal de la localidad pedrajera  Julio César Merino, fallecido meses atrás. Y también en memoria de Miguel Ángel Merlo Pérez, capataz municipal del Ayuntamiento de Pedrajas. Seguidamente sonó el Himno Nacional.

Se lidiaron cuatro novillos de la ganadería gaditana Torrestrella, de pobre presencia el primero del encierro y de justa presentación el resto. De juego desigual, con complicaciones y con “sus teclas” a excepción del último de ellos que dejó estar.

Diego García

Se lidió en primer lugar un utrero de capa negro bragado corrido, axiblanco y de nombre Timbal, que le tocó en suerte al diestro de San Sebastián de los Reyes, quien tomará el 3 de septiembre la alternativa de manos de Manzanares y de testigo Roca Rey.

Poco pudo hacer tanto con el capote como con la franela. Recibió un puyazo. Blando de remos, con poca fuerza, astifino, de embestida descompuesta e incierta más por la falta de fuerzas que por tener malas ideas.  Con esos mimbres se hacía complicado el acople, y tras el brindis al público y al cielo, lo intentó por ambos pitones sin llegar al respetable. Lo mató de media precedida de un pinchazo. Saludos y pitos en el arrastre al novillo.

A su segundo, de nombre Abrileño, de capa negro bragado corrido, girón, axiblanco, más en Torrestrella, lo recibió García de rodillas con una larga cambiada. Entró dos veces al caballo. Ya en el tercio de banderillas, fue el propio matador quien se encargó de protagonizar el mismo sin demasiado acierto.

Brindó a Jesús López Garañeda y al gráfico medinense Fermín Rodríguez. Inició la faena por doblones por abajo, y una vez el novillo en los medios le instrumentó, bajo los acordes del pasodoble del maestro Roberto Domínguez, tandas templadas tanto por el pitón izquierdo como por el derecho. Novillo bravo y encastado que pedía las cosas por abajo, y cuando se le presentaba la muleta a media alturita protestaba desluciendo el trazo del muletazo. Cortó una oreja con petición de la segunda tras estocada delanterilla y descabello.

Juan Herrero

Se corrió en segundo lugar, Cancelito, un novillo negro y con ciertos problemas de visión por el ojo izquierdo, haciéndose cargo de su lidia y muerte el torero de Los Molinos quien dejó patente en el coso pedrajero su buen concepto. Le saludó por verónicas templadas y con gusto. Recibió el novillo un picotazo y un puyazo, doliéndose en el tercio de banderillas.

Brindó el madrileño al público e inició la faena de muleta con los pies juntos por ambos pitones. Pronto, codicioso y con muy buen tranco acudía a la muleta con transmisión, pidiendo también las cosas por abajo, y prueba de ello que en los escasos muletazos que Herrero le bajó la mano el novillo embistió con más clase, metiendo la cara y empujando, ganando en profundidad el muletazo. Medina estocada tendida y sin acierto con la cruceta. Saludó una ovación tras aviso.

El segundo de su lote, de nombre Aguareño, negro bragado corrido, fue el novillo de la tarde. Si bien no estaba en hechuras y tipo de la casa, a la postre fue el que más se dejó permitiendo a Juan Herrero estar “a gusto”. Lo recibió por verónicas. Acudió al caballo al relance.

Brindó a su compañero de terna, Diego García, y a continuación instrumentó tandas por ambos pitones templadas y con enjundia, echándole los vuelos a la cara y tirando del utrero hasta vaciar la embestida detrás de la cadera.

Muletazos de trazo largo y profundo que llegaron al público precedidos de una buena colocación. Pecó quizás de no bajarle la mano lo que hubiera ganado en rotundidad la faena. Mató de un estoconazo. Oreja con fuerte petición de la segunda.

Tras el festejo, la asociación Afición Taurina de Pedrajas ofreció un homenaje a Julio César Merino, quién durante 35 años ejerció de policía municipal y de hombre y vecino muy respetado, además de gran aficionado. Javier Lorenzo, presidente de la entidad taurina, un tanto emocionado fue el encargado de entregar la placa reconocimiento a Pablo Merino, hijo del policía fallecido recientemente.

Posteriormente hubo un coloquio organizado por la empresa y el Consistorio con la asistencia de los novilleros participantes, donde Mario Santos fue quien llevó las riendas del mismo haciendo las pertinentes preguntas a los novilleros, ante un numerosos público que abarrotaba el exterior del coso.

Destacar a la banda municipal de música que amenizó el festejo con un sonido extraordinario.

Esta tarde se celebra la segunda de las novilladas para los diestros Marcos del Rincón y Jarocho, con utreros de la ganadería de Buenavista.