Valladolid volvía a estremecerse en la madrugada de este 29 de agosto, cuando una gran explosión ha despertado a centenares de vecinos en el conocido barrio de Parquesol. Una fuga de gas ha provocado que la vivienda del 3ºI de la calle Juan de Valladolid saltase por los aires, otra vez, como sucedió hace menos de un mes en Goya 32, donde murió Teresa, de 53 años. En el epicentro, un hombre de 57 años resultaba herido, que se encuentra en estado grave en la UVI del Río Hortega. Su salvador, Javier Redondo, un agente de la Policía Nacional y vecino pared con pared con él.
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EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León ha podido hablar, precisamente, con Javier, que ha explicado como sobre las 06:00 horas se ha oído una "fuerte explosión". "Al principio no sabes a que se debe pero mí mujer, que estaba despierta porque se iba a trabajar, estaba gritando 'nos quemamos, nos quemamos'", relata este agente en declaraciones a los medios de comunicación.
En ese momento, Javier se asomó al pasillo de su casa y observó como las "llamas vienen de la casa del vecino". El agente de Policía Nacional pidió a su mujer y a su hija que se calzasen y se alejasen del fuego "hacia la ventana opuesta". Tras asomarse a la zona de los ascensores y ver que "sí había salida por las escaleras", pidió a su familia que saliesen del domicilio hasta la calle.
En ese afán de servicio público, el agente no dudó al ver la casa de su vecino "totalmente diáfana y en llamas" quedarse para ver si había alguien dentro, ya que tal y como explica solía ser "habitual" que se encontrase allí alguien. "Entro a la casa del vecino y me le encuentro en la terraza, sin verja ni nada, totalmente desnudo y con quemaduras por todo el cuerpo", reconoce.
Javier no lo dudó y levantó a la víctima por una ventana por la que había accedido, arrastrándole por los escombros y sacándole de la vivienda como puede. "En cuanto le tocaba las quemaduras le dolía todo. Le saqué hasta el rellano de las escaleras y ya allí otro vecino me ayuda a arrastrarle y ahí le digo que se tiene que incorporar porque es imposible con todos los escombros que había. Le bajo agarrado a mí hasta la calle y cuando llego ya están mis compañeros. El susto ha sido bastante grande", admite.
El también afectado por la explosión y vecino de la víctima de mayor gravedad todavía no se explica como no ha habido víctimas mortales y tilda todo lo sucedido como un "milagro". "Mi habitación es pared con pared con su casa. No sé como no ha pasado más porque está todo lleno de cascotes. Hay paredes que no hay. El bidé de su casa está en mi pasillo. No hay techos", asevera el agente.
Además, Javier afirma que su vecino se encontraba en "estado de shock y con muchos dolores". "El solo decía: 'Estoy muerto, estoy muerto'", puntualiza en su relato. Javier Redondo se ha convertido en el héroe de este terrible suceso gracias a su afán de servicio público y al tener "casi la certeza de que alguien tenía que estar en esa casa" no dudó en introducirse hasta allí para tratar de salvar a quien fuera. "Al estar todo diáfano ves todo, la cama en llamas, fuego en la cocina y a él justo enfrente desnudo y con quemaduras", aclara.
Un suceso terrible del que, además, Javier no ha sido consciente hasta que ha estado en la calle y en esos alrededor de dos minutos en lo que sucedió todo se pensaba que estaba "soñando". "Te despiertas y no sabes lo que ha pasado. Para mí mujer ha sido eterno, sabía que estaba arriba y no bajaba", apostilla.