Castilla y León tiene infinitos rincones mágicos. Tantos que, quizá, nunca se lleguen a conocer todos. Pasear por sus provincias es un viaje repleto de aventura. Y es que nunca sabes lo que te vas a encontrar.
Muchas personas acuden cada año a Valladolid a disfrutar de su rica cultura, historia y preciosa naturaleza. Seguro que tanto visitantes como vecinos conocen aquellas rutas más populares, pero ¿qué sabemos de la montaña de piedra caliza que hay en la provincia?
Este es uno de los grandes descubrimientos. Se ubica entre los pueblos de Curiel y Pesquera de Duero y es un lugar repleto de vida, tanto que podrás ver cuevas prehistóricas. Se llama el Páramo de Las Pinzas y es un magnifico espolón rocoso que se encuentra sobre el valle del río Duero. Lo que proporciona unas increíbles vistas hacia la meseta castellana que lo rodea y hacia los pueblos y viñedos que hay en la zona, tan típicos de esta Comunidad.
Las Pinzas son una formación geológica que se ha formado por el resultado del agua y viento durante millones de años. Esto ha provocado que se creen unas cuevas que aún guardan restos arqueológicos y, como no podía ser de otra forma, también leyendas misteriosas.
Para algunos estos son habitáculos que vienen de tiempos prehistóricos relacionados con las poblaciones vacceas que habitaron en esta zona vallisoletana durante la Edad de Bronce y principios de la Edad de Hierro. Por el contrario, para otros no son más que refugios de ermitas medievales. También los hay que hablan de viviendas improvisadas por nómadas.
Llegar es medianamente sencillo dado que está señalizado. Tan solo hay que seguir un sendero desde la ermita de la Virgen de la Zarzuela, en Valdearcos de la Vega. Cuenta con un recorrido de ocho kilómetros y se puede hacer de la manera que se prefiera ya sea a pie, corriendo o en bicicleta, por ejemplo. En ese sendero que te conduce hasta esta espectacular montaña, podrás ir observando la belleza del paisaje.
Uno de los lugares que más destaca es la fuente de San Bartolomé, elaborada con roca caliza. Cuando te vas acercando a la zona, hay un cartel que te indica el camino para llegar al mirador. Allí hay unos bancos de madera perfectos para poder contemplarlo. Además, se puede bajar hacia estas cavidades. A la más grande se accede por un sendero con vistas -a lo lejos por el lado izquierdo- de Peñafiel. Si miras hacia la derecha, podrás contemplar la belleza de Pesquera.
Un camino que se puede continuar hasta Curiel. Y, desde allí, seguir por la pista agrícola que da a Pesquera. El recorrido total del circuito es de unos 13 kilómetros que se puede ir haciendo lentamente mientras se disfruta de la belleza de la zona.