El amor entre Valladolid y Concha Velasco es infinito y ayer quedó más que demostrado. Cientos de vallisoletanos, incluidas autoridades, tomaron las calles de la ciudad para brindar a su 'muchachita' una emotiva y triste despedida que, sin lugar a dudas, se convirtió en el mejor homenaje que esta podía recibir.
Así, sus fieles y queridos paisanos le demostraron todo el cariño que siempre le han guardado y le devolvieron, en cierto modo, todo ese sentimiento, respeto y admiración que ella siempre ha mostrado por su ciudad, cuyo nombre y esencia ha llevado por bandera, presumiendo de ella en todos y cada uno de los rincones por donde ha ido a parar.
Son miles las menciones y reconocimientos que la denominada 'chica ye-yé' ha realizado de su ciudad natal a lo largo de toda su vida. Sin embargo, desde EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y Léon hemos querido quedarnos con uno que protagonizó hace más de cinco décadas y que quizá sea el homenaje más especial que Conchita Velasco le ha hecho a su tierra, por tratarse de un trabajo en el que ella misma narró la historia del lugar en el que nació y en el que mostró al mundo con mucho orgullo la Valladolid de los años 60.
Un viaje por la ciudad y provincia pucelanas, convertido en un documental titulado 'Tierras de Valladolid', que fue emitido por RTVE dentro del espacio 'Conozca usted España'. La televisión pública lo impulsó como parte de una campaña de promoción del turismo nacional, cuyo objetivo no era otro que renovar la imagen de España y la de su cine en el exterior.
Cada documental estaba dedicado a una ciudad o región española y protagonizado por una celebridad local. En el caso de Valladolid fue Concha Velasco y hoy, curiosamente, esta producción ha vuelto a la memoria de los vallisoletanos, tal y como estos han demostrado en redes sociales. Quizá, por ser uno de los pocos proyectos, por no decir el único, que la actriz pucelana dedicó en exclusiva a su querida y amada ciudad.
Este, además, alberga una curiosidad que le aporta un extra de relevancia. Y es que el guion del documental fue escrito nada más y nada menos que por el también vallisoletano Miguel Delibes.
La emisión comienza con todo un reconocimiento a su lugar de origen. Con la mirada fija en la cámara y hablando desde el corazón se escucha a la protagonista decir: "Valladolid es una ciudad muy importante. Fue corte de España, tiene sus fábricas de automóviles y de tableros de fibras, su capitanía general, su Semana Internacional de Cine, su equipo de fútbol, su academia de caballería, su delegación de Hacienda, su polo y su polígono, pero Valladolid también es muy importante porque en ella nací yo".
Continúa demostrando, mediante palabras e imágenes, que Valladolid ha sido, es y será un lugar único e inigualable, con todas sus virtudes y defectos, así como relatando su historia desde que el conde Ansúrez "la fundó a finales del siglo XI entre el río Pisuerga y Esgueva".
En él 'la chica ye-yé' muestra algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad, como la plaza Mayor; la calle de Santiago, "ágora de la ciudad" por la que siempre le ha encantado pasear; el Campo Grande, en el que según cuenta tanto jugó de pequeña; sus puentes; sus teatros; su Universidad, la casa de Cervantes; la de Zorrilla; el caserón en el que contrajeron matrimonio los reyes Isabel y Fernando; el Museo Nacional de Escultura; el palacio donde nació Felipe II; la Antigua; el palacio de Santa Cruz; el pórtico de San Gregorio y su "increíble" claustro, la fachada plateresca de San Pablo, "y no les cito más reliquias porque no quiero ponerme pesada", añade.
La actriz, bailarina y presentadora también dedica unas bonitas palabras a la provincia, empezando por el Archivo de Simancas; el convento de Las Claras de Tordesillas "donde pasó parte de su vida Juana La Loca"; Villagarcía de Campos; Villalar de los Comuneros, "en cuyos campos se perdió la más grande oportunidad de nuestra historia"; Medina del Campo, donde murió la reina Isabel en el castillo de La Mota; y Medina de Rioseco, "la llamada India chica"; y terminando por "las ferias y mercados de Villalón; los castillos de Fuensaldaña, Montealegre y Villafuerte; "los restos visigódicos" de Wamba; la iglesia mozárabe de San Cebrián de Mazote y el Monasterio de Retuerta.
Conchita Velasco no se olvida de la gastronomía local, haciendo alusión a los vinos Rueda, Cigales y Vega-Sicilia; al icónico pan lechuguino, el cual llega incluso a morder frente a las cámaras; y a los productos más representativos de los campos de Castilla, donde la agricultura siempre ha sido uno de los sectores más predominantes.
Habla, además, de las nieblas, una de las señas de identidad de Valladolid; explica los motivos por los que es considerada una ciudad industrial y, como no podía ser de otra manera, de su vertiente cultural. Así, no solo asegura que en Pucela es donde se habla y aprende el "buen castellano", sino que, además, alude a su esencia flamenca y presume de emblemática Semana Santa, exhibiendo tallas de los escultores castellanos Gregorio Fernández, Juan de Juni y Alonso Berruguete.
Sin duda, una completa y excelente carta presentación de su tierra natal, con la que la artista demostró una vez más lo orgullosa y enamorada que siempre ha estado de ella. "Mi pueblo no es una ciudad-museo, es mi ciudad".