Lleva más de 50 años dedicado a paliar el hambre allá donde lo llaman, su apodo hace honor a la labor humanitaria y social que desarrolla. Conocemos a Carlos de la Fuente desde hace años, cuando visito el Argales 2 de mi amigo César Lomas, uno de los lugares donde De la Fuente suele acudir a tomar café con frecuencia. Pero jamás habíamos reparado en su labor social y humanitaria.
Y es precisamente en estos días de solidaridad cuando uno se da cuenta de que en el mundo existen personas llenas de caridad, altruismo y desinterés por lo material como nuestro personaje. Vaya pues este reportaje en honor de Carlos y de otras personas de su condición.
Lo saludamos la víspera de Nochebuena a las puertas del Argales 2, estaba junto a su gastada furgoneta blanca y venía de repartir alimentos en “la cola del hambre”.
Puse la grabadora del móvil en marcha porque Carlos no para de hablar, y contesta, emocionado, casi antes de formular la pregunta.
P.- ¿Y por qué denominan “las colas del hambre” a las hermanitas de la Cruz? Le preguntamos el bueno de Carlos.
R.- Porque ahí es donde más va la gente, Las Delicias se ha hecho un barrio viejo, muy de mayores, y ahí se ha asentado mucha colonia extranjera; y quiénes más van a pedir allí son los árabes y los gitanos, sin hacer discriminación de ninguno de los dos.
Llevo productos a las Hermanitas de la Cruz y luego a diferentes comunidades. He dejado de ir a comunidades porque no hay monjas. Las monjas se han extinguido, se han cansado. Hoy fundamentalmente donde más canalizo es en las Hermanitas de la Cruz, que es un pozo sin fondo.
Carlos es un ex trabajador de Fasa. Su función era el transporte. No tiene subvenciones de ningún tipo; él y su vetusta furgoneta son toda la ayuda que tiene para prestar esta labor a la sociedad. Los amigos, empresas de transporte, hipermercados, mercado central de Valladolid. Son sus principales “proveedores”.
P.- Cita nombres, le dijimos, porque esa labor tuya sin estos amigos sería impensable.
R.- Yo voy al mercado central y no tengo problemas para cargar la furgoneta cada día, ya me conocen y siempre pido dependiendo de la demanda. Jamás he pedido dinero en metálico para mis fines. ¡Oye, hermano que necesito seis cajas de frutas! Y los fruteros Vaca, Terrados y Manjón siempre están dispuestos.
P.- ¿Carlos, hay generosidad por parte de las empresas?
R.- En el entorno donde yo me muevo sí, quizá a lo mejor el Banco de Alimentos ahora está acusando que la gente se ha retraído un poco porque han pedido dinero. Yo lo que puedo decirte es que la gente y les puedo nombrar, se portan conmigo excepcionalmente.
Las cien mil comidas durante la pandemia
Carlos no para de hablar, en cada momento de su conversación, casi conmovido, se le nota la satisfacción del deber cumplido. Toca y maneja todos los productos habidos y por haber. Si hablamos de carnes aparece Recar Olid, una empresa vallisoletana de logística y transporte, especializada en el transporte cárnico refrigerado.
“Con esta empresa, nos dice Carlos, repartimos cine mil comidas durante la pandemia; iban destinadas a los comedores de los colegios, pero como estaban cerrados, las distribuimos antes de que caducaran. Otras empresas de transporte como Dachser, Fitrotrans y Dhl también nos ayudan a distribuir alimentos y otros productos con cientos de palés.
Predif, Aspaym, Puemtes y la Asociación Amigos de Gambia
En esta acción, desarrollada el pasado año, es donde intervinieron desinteresadamente estas empresas de logística y transporte, nos relata Carlos:
“Se enviaron contenedores a través de estas empresas en una acción conjunta con estas asociaciones, donde llevaron ayuda humanitaria, principalmente ropa, alimentos y medicamentos. Yo ayudé en lo que pude a través de Roberto Vega, que trabaja en Aspaym, que es el que negocia todo el tema del envío de contenedores”.
300 palés de pañales
"Y el año pasado habremos facilitado unos 300 palés de pañales en toda España. Y lo canalizo también a través de Cáritas de Marbella, que lo hace para los refugiados y para gente de ese tipo".
100 kilos de pescado al mes de La Alondra
“Hace poco, nos comenta este gran samaritano, La Alondra, (grupo de pescaderías en Valladolid) me ha llenado el congelador de pescado y tengo mercancía para dar unos 100 kilos mensuales a la gente a través de las monjitas”.
Y es que su vieja furgoneta dispone de un cajón frigorífico donde reparte los alimentos perecederos, y en su casa dispone de varios congeladores para mantener lo recibido y distribuirlo según las necesidades.
Los pañales de niños para mascarillas
“Fue otra operación en la que colaboré durante la pandemia cuando faltaban mascarillas y echamos mano de pañales de niños para confeccionar las mascarillas. Las Damas de El Pilar de la Guardia Civil, la farmacia Canterac y las empresas de transporte tuvieron una colaboración importante. Otras actividades donde hemos colaborado ha sido en la “Operación Kilo” con la recogida de cien cajas en el Colegio de San Agustín. Y también colaboramos con la Asociación de la tercera edad Ntra. Sra. de los Olvidos.
Con Redmadre tengo buena relación, y cuando tengo pañales de niño, que es complicado tenerles, se los facilito”.
Teníamos curiosidad por conocer esta situación en Valladolid y le preguntamos a nuestro personaje si realmente había hambre en Valladolid, aunque él alargó la respuesta y también incluyó a toda España:
“Puede, pero no lo sabremos matizar bien, porque yo lo que hago es ayudar a las monjas para que lo den a quiénes piden, lo podrían certificar las monjas. Pero yo creo que hambre en España no hay, no hay hambre, no hay necesidad de que no llega, que la gente necesita dinero para cumplir ciertas cosas que no le llegan, pero hambre como tal creo que no. Nadie te dice ¡dame un bocadillo que tengo hambre!”.
Carlos dedica las 24 horas del día a sus quehaceres: “Mi teléfono está abierto mañana, tarde y noche”. Le pedimos permiso para publicar su móvil, y este es el número por si alguien quiere colaborar con él: 671 34 36 94. También facilitamos su blog: https://diseloacarlos.org/ (“una ONG a nuestra forma”, reza en el subtítulo de la página), un sitio donde aparecen algunas de las acciones de este activista social, que el Canal Fundos Fórum, en una entrevista reciente, lo ha calificado como “ingeniero de la felicidad”.
De la Fuente, fue galardonado en el año 2000 con el Premio Nacional del Voluntariado y al año siguiente con el mismo premio en Valladolid. Han pasado más de 20 años y Carlos sigue son su empeño.
Por último, y a modo de anécdota, le preguntamos a este grandioso ser humano si había tenido inclinación sacerdotal dado su carácter solidario. “¡No, me han gustado mucho las faldas!”, contestó sin dilación.
Carlos es viudo desde hace tiempo. Gracias, amigo. Recibe nuestra más cordial enhorabuena por tu bonhomía. ¡Feliz Navidad!