El 22 de enero de 1510, hace 513 años, el rey Fernando el Católico autorizó en Valladolid el envío de 50 esclavos negros a la isla de La Española, que actualmente alberga las naciones de República Dominicana y Haití, para ser vendidos allí y trabajar en las minas. Además, pidió a la Casa de la Contratación de Sevilla que enviase otros 200 esclavos para ser vendidos en Santo Domingo. Un hecho trascendental que es considerado el nacimiento de la esclavitud moderna, según se desprende del libro 'Tal día como hoy. Calendario histórico de Valladolid', de Roberto Delgado.

La rápida despoblación de la isla de La Española y la necesidad de trabajar las minas, había iniciado el rápido aumento de la población negra esclava en esas tierras. El rey autorizó en la ciudad del Pisuerga "el transporte de cincuenta esclavos negros, los mejores y los más fuertes disponibles, para que trabajaran en las minas de La Española [...] y el 14 de febrero pidió a la Casa de la Contratación que enviara otros doscientos esclavos, a la mayor brevedad posible, para que fueran vendidos en Santo Domingo"

El comercio, el tráfico y el trabajo de esclavos cobraron un nuevo vigor a finales del siglo XV con el descubrimiento del continente americano y la apertura de nuevas rutas marítimas y comerciales y, con ellas, el aprovisionamiento de esclavos, como si de mera mercancía se tratase, a través del África Subsahariana. Fue en aquel momento cuando se dejó de lado la ambigüedad semántica de siervo o cautivo, que había imperado durante toda la Edad Media, para definir claramente la figura del esclavo. A partir de entonces, la esclavitud adquirió matices xenófobos y racistas y accedió al título de esclavo un nuevo grupo solo por el hecho del color de su piel: ser negro.

Aparece una característica que hasta entonces no había sido ni condición ni eximente para someter a un hombre o a una mujer a la condición de esclavo. En la esclavitud negroafricana, el color negro, del que no se librará el mestizo, perpetuará la diferencia con respecto al blanco, que se identificará como grupo dominante. Se afianzará a partir de ese momento lo que se conoce como "comunidad de sangre", en palabras de Alessandro Stella: "La esclavitud proporciona fabricaciones múltiples de la noción de extranjero, justificadas en la xenofobia, la cruzada, la pureza de sangre y el racismo".

Será a finales del siglo XV cuando confluyan acontecimientos históricos, políticos, sociales y económicos que, unidos a la valoración positiva de los títulos de esclavo por parte de los juristas y los teólogos, hará que el fenómeno de la esclavitud se adentre en una nueva dimensión desconocida hasta entonces, la trata de esclavos y el negocio esclavista.

El cristianismo y la Iglesia continuarán esta senda de pensamiento marcada por la línea oficialista de Santo Tomás de Aquino, quien afirmaba que la esclavitud "es fruto de un desorden y consecuencia de la ruptura del ordenamiento moral". En el siglo XVI, el dominico Tomás de Mercado reconocía que "cautivar o vender negros es negocio lícito y derecho de gentes, siendo una de las condiciones para ello ser vencido en guerra, que es lo que se practica en las tierras de Guinea, por cuanto son muy pequeños los señoríos y reinos".

La Controversia de Valladolid y el cambio de percepción

Fue precisamente también en Valladolid donde se generó el histórico debate conocido como Controversia de Valladolid, o Junta de Valladolid, 40 años después de la orden de Fernando el Católico que envió a esos 50 esclavos a La Española, entre el 15 de agosto de 1550 y el 4 de mayo de 1551. Esta discusión, que tuvo lugar en el Colegio de San Gregorio de Valladolid, enfrentó a dos partes antagónicas en cuanto a su interpretación de la conquista de América: los defensores y los enemigos de los indios.

La primera se encontraba representada por Bartolomé de las Casas, que es considerado el pionero en la lucha por los derechos humanos, y la segunda por Juan Ginés de Sepúlveda, defensor del derecho al dominio de los españoles sobre los indígenas, al considerar que no seguían la ley natural, por sus cultos paganos y sacrificios humanos, y que, por tanto, no les debía ser aplicada. Aunque no se llegó a una resolución final, fue el inicio de un cambio en la percepción de las cosas que conllevó más derechos para los indígenas. Un debate que tuvo lugar en la ciudad cuatro décadas después de que, hace ya 513 años, se iniciase la esclavitud moderna en Valladolid.

Noticias relacionadas