Sardón de Duero es un municipio vallisoletano que se encuentra a unos 20 minutos de la capital. Aún podemos ver en el lugar vestigios del encanto del Molino Harinero de Santa Eugenia entre sus piedras abandonadas y por allí pasa el Camino GR 14, acompañando al río, donde, además, podemos seguir el curso del Canal del Duero, una obra que cuenta con más de 100 años de antigüedad.

En la actualidad, el pueblo vallisoletano, según informa el Instituto Nacional de Estadística (INE) cuenta con una población de 608 habitantes, que se deleitan en un lugar en el que al encanto natural se le suma todo el valor gastronómico y vitivinícola en plena cuna de la Ribera del Duero. A pocos kilómetros de Peñafiel y de Traspinedo.

Allí nos encontramos con el Hostal Restaurante Sardón. Un lugar que pudo ser testigo de lo que que el Duero estaba por dar. Ese valor vitícola y enológico. Eso que ha convertido al lugar en uno de los emblemas gastronómicos de la provincia de Valladolid con una historia centenaria. Un establecimiento hostelero por el que han pasado bodegueros y también viajeros. Enoturistas que se deleitan con el sabor de los mejores platos del lugar, sobre todo con los de cuchara que apuestan por conservar todo el encanto de lo tradicional. 

El Hostal Restaurante Sardón en Sardón de Duero Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Gerardo y Pepa, padres de Carlos Calvo, el actual dueño del establecimiento, apostaron en el año 1974 por la hostelería antes de que las bodegas comenzaran a hacerse grandes en los pueblos de alrededor. El propio Carlos ha continuado con un negocio que arrancó con la labor de sus ascendientes, en el siglo pasado.

“Mis padres fueron pioneros a la hora de montar un negocio en la N-122. Vieron el futuro de esta carretera y decidieron invertir aquí. Lo hicieron cuando no había nada ni nadie en la Ribera del Duero. Ahí, ya estábamos nosotros. Además de dar el mejor servicio y los platos más suculentos a nuestros clientes, hemos dado a conocer un entorno mágico y privilegiado en la Ribera del Duero”, asegura Carlos en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

La historia del lugar y la figura de Carlos

“Mi tatarabuela, hace más de 100 años, abrió una posada en el lugar, una casa de postas. En el año 1974, mi padre y mi madre lo convierten en un hostal restaurante que lleva el mismo nombre que el pueblo. Llevamos más de 50 años funcionando así y yo llevo al frente del negocio unos 32”, explica nuestro entrevistado en declaraciones a este periódico.

Carlos lleva en el mundo de la hostelería desde los 16 años, ayudando a su familia. Es la cuarta generación de un negocio con mucha historia, como hemos podido comprobar unas líneas más arriba, que se ha mantenido a base de hacer las cosas bien y de trabajar el presente mirando al futuro y a las posibilidades desde la Avenida de Soria número 2 de Sardón de Duero.

Soy un hostelero, un mesonero diría yo, a la antigua usanza. El trabajo que ha realizado toda mi familia, mis antepasados, durante más de 100 años, ha sido encomiable. Al final, el esfuerzo de todos es el que mantiene un negocio hostelero en pie, más ahora, en tiempos difíciles. Sin olvidarme de mi mujer, Suni, sin ella nada hubiera sido posible”, añade nuestro entrevistado.

El Hostal-Restaurante Sardón de Duero cuenta con 15 habitaciones también en las que todo el que lo necesite puede hospedarse recibiendo el mejor de los tratos.

Apuesta por la comida tradicional y los sabrosos platos de cuchara

“Antes recibíamos, principalmente, a camioneros que venían de paso. Con el transcurrir de los años, la Ribera del Duero ha cambiado mucho. A diario recibimos a muchos bodegueros y, el fin de semana, a personas que vienen a visitar el lugar, a hacer turismo. Hemos cambiado la forma de hacer hostelería”, asegura nuestro protagonista, de 64 años.

El horario del lugar es de 7 a 18 horas. El restaurante puede dar de comer a un total de 135 comensales y allí trabajan un total de 9 empleados que se esmeran, día a día, en ofrecer el mejor trato a todo el cliente que entra por la puerta.

La barra del Hostal-Restaurante Sardón en Sardón de Duero Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

“Apostamos por una cocina muy tradicional. Por el producto de temporada y por muchos platos de cuchara. Contamos con un menú degustación con entre cinco y seis propuestas de cuchara. Viene gente de todo el mundo que les envían las bodegas del entorno”, añade Carlos.

Entre ellas: el potaje, las patatas con níscalos, la alubia pinta de La Bañeza o las chuletillas de lechazo. Todo tradicional y heredado de Pepa.

“Toca jubilarse”

Siempre hemos contado con grandes clientes a los que conocemos desde hace muchos años. Quiero destacar que, cuando nadie estaba aquí, nosotros ya trabajábamos, día y noche, por dar el mejor servicio. Eso sí, contamos con clientes de todas las clases y a todos ellos les prestamos la misma atención”, apunta el hostelero.

Carlos Calvo Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Sin embargo, hay una mala noticia. A sus 64 años, Carlos piensa en afrontar una nueva etapa en su vida. “Toca jubilarse en breve”, confiesa en declaraciones a este medio, con sus dos hijos trabajando en Barcelona y con el riesgo más que real de que el Hostal-Restaurante Sardón no pueda continuar con su historia.

No hay relevo después de mi jubilación. Mis hijos tienen otra vida. Ellos son felices en lo suyo y, presumiblemente, cuando lo deje en un año más o menos tocará vender o alquilar”, finaliza Carlos.

Un negocio histórico en la provincia de Valladolid que podría caer con la jubilación de su actual dueño.

 

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