Por desgracia, las explosiones de gas son de reciente actualidad en Valladolid. Hace menos de un año, en agosto de 2023, se sucedieron dos deflagraciones. Una, el día 1, cuando una vivienda de la calle Goya número 32 saltó por los aires. Como consecuencia, una mujer perdió la vida y varias personas resultaron heridas. Ese mismo mes, el día 29, en Juan de Valladolid en el barrio de Parquesol, volvía a suceder lo mismo. El hombre que residía en el domicilio que explotó, moría días después, mientras que múltiples personas resultaron afectadas.

Aquel agosto, los más mayores de la ciudad del Pisuerga echaron la vista atrás, encontrando en ese viaje en el tiempo sus peores recuerdos. Este 10 de febrero de 2024 se cumplen 26 años de la explosión de Cardenal Cisneros, en el barrio de la Rondilla. Un estallido que sacudió los corazones de los vallisoletanos. 

El edificio que se sitúa en dicha calle, en la esquina con Portillo de Balboa, saltaba por los aires a raíz de una explosión de gas que dejaba el inmueble prácticamente destruido en su totalidad. Así se recuerda en el libro 'Tal día como hoy. Calendario histórico de Valladolid', obra de Roberto Delgado.

Como consecuencia de ello, dos personas perdieron la vida. La deflagración sucedió a las 16:45 horas de aquella tarde. Como consecuencia de ella, todas las plantas del edificio se hundieron, sepultando bajo los escombros a los dos dependientes de una tienda que se ubicaba en el bajo.

Tras la explosión, unos minutos más tarde, se encontraba el cadáver de Raúl Bartolomé, un joven de 26 años cuyo cuerpo salió despedido de su casa al patio interior de luces por el estallido. En la tienda, sepultados bajo los escombros, eran encontrados Aurora Medina Medina y José Luis Díaz Lara, de 54 y 32 años, aún con vida y tras aguantar con su cuerpo el peso de todo el amasijo de hierros y hormigón durante dos horas. Un milagro sin precedentes.

El cuerpo sin vida de la segunda víctima, María Luz Manzana, de 47 años, fue hallado cuatro horas más tarde en la tercera planta, momento en el que los bomberos empezaron los trabajos de desescombros del inmueble. La vivienda donde se produjo la explosión era de una familia que iba a ser desahuciada en el mes de marzo. Fuentes municipales informaron entonces que tenían problemas con la hipoteca.

Una tragedia que supuso un verdadero golpe a la sociedad de Valladolid, que vivió con enorme tristeza aquella jornada negra en la historia de la ciudad y que ahora, con los recientes sucesos de Goya 32 y Parquesol, ha vuelto a recordarse. Pero esto, además, no acaba aquí.

Febrero, un mes trágico para Valladolid

Con Valladolid todavía en luto, ocho días más tarde, el 18 de febrero de ese mismo año de 1998, la ciudad volvía a perder un ciudadano más por culpa de una nueva explosión de gas. Enrique Valbuena, de 88 años, fue hallado calcinado antes de las 07:00 horas tras la deflagración de una bombona de butano en la cocina de su vivienda.

Ocurrió en el barrio Cuatro de Marzo de la capital vallisoletana. Suponía la segunda explosión de estas características en apenas ocho días. La hija y la esposa de la víctima se encontraban durmiendo en el propio domicilio de la calle Pedro Mazuecos 2 aquella madrugada, pero únicamente sufrieron heridas leves al igual que otros dos vecinos.

Históricamente, febrero no ha sido un buen año para Valladolid. Ya que dos años después, el día 17 de este mismo mes pero en el año 2000, una nueva deflagración dejó a sus espaldas otras tres víctimas mortales. En este caso, además, 11 personas resultaron heridas, cuatro de ellas de gravedad.

Fue en la calle Tierra 5 del barrio de la Victoria. En la tragedia, un matrimonio y su hija murieron en aquel edificio que había sido construido durante la década de los 70. 

Tres explosiones que, sumadas a las dos del pasado mes de agosto, acumulan siete víctimas mortales por explosiones de gas en Valladolid durante los últimos 26 años. Un reguero de desgracias que cada vez que se repite en la ciudad del Pisuerga trae consigo los peores recuerdos para los vecinos y que se espera no se tenga que volver a lamentar un episodio de estas características.