La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) lamenta que la Junta de Castilla y León no haya tomado las medidas necesarias para que se solucione la situación de sobrecarga de las trabajadoras de la Residencia Asistida de Valladolid (RASVA) y de la de Parquesol, denunciada en repetidas ocasiones. Dice que “el colectivo que trabaja en las residencias de mayores asistidos está abandonado, y sufre -incluso- un elevado riesgo para la salud física y mental de estas trabajadoras”.
La administración autonómica asegura estar cumpliendo con las ratios establecidas de residentes/trabajadora, “pero la auténtica verdad es que no se sustituyen los permisos, días de descanso, vacaciones y bajas laborales con otras empleadas. Ha llegado a pasar más de un mes de ausencia por enfermedad, antes de hacerse una sustitución. Así es imposible dar una atención de calidad a los residentes”, advierte CSIF en un comunicado recogido por este medio.
En 2022, este sindicato independiente mantuvo una reunión con la gerente territorial de Servicios Sociales y la delegada territorial de la Junta de Castilla y León, en la se advirtió de la situación, y se pidió que se buscara un sistema ágil e inmediato para cubrir la falta de personal.
CSIF explica que la movilización de mayores asistidos es imprescindible y requiere de la actuación de dos personas. Sin embargo, señala que esa tarea se lleva a cabo por una sola trabajadora. “Si esto se repite con varios residentes a lo largo de la jornada, cada dos o tres horas, día tras día, incluso semanas enteras por la falta de contrataciones, no es de extrañar que se generen bajas laborales, en su mayoría por patologías musculoesqueléticas. Y como no se cubren por otras trabajadoras, lo que ocurre es que aún se producen más”.
Este es el motivo por el que el mayor número de las bajas laborales que ocurren en la administración autonómica estén en el personal de la Gerencia de los Servicios Sociales y, más concretamente, en las residencias asistidas de mayores.
Pero el problema de falta de personal afecta también a los permisos y vacaciones de las trabajadoras y, por lo tanto, a la conciliación de la vida familiar y laboral. CSIF avisa de que, en no pocas ocasiones, las solicitudes de permiso han sido denegadas por “necesidades de servicio, es decir, por carencia de trabajadoras. Se ha llegado a denegar el día de la comunión de un hijo, pedido con meses de antelación. Asimismo, se han denegado en alguna ocasión permisos para asistir a exámenes de oposición. Y muchas veces, el permiso se deniega tras haber sido concedido anteriormente”. Las plantillas se reducen a mínimos, “de tal manera que no hay posibilidad de coger un sábado o un domingo”. Además, “los cambios de turno por la escasez de personal están a la orden del día, por lo que es imposible planear la vida familiar y social”
En el caso de los puestos de coordinadora, “hay plazas vacantes, por lo que la coordinación del trabajo no es lo eficaz que debiera. Este tipo de responsabilidades no las quiere nadie. Muchas coordinadoras han dimitido”.
El programa ‘Mi Casa’ se puso en marcha en la Residencia Asistida de Valladolid (RASVA), concretamente destinado a los residentes de la primera y segunda planta. Han sido necesarias obras en la primera planta, para adaptar las instalaciones a este programa; y en la segunda planta están pendientes las necesarias obras de adaptación. Los residentes de la tercera y cuarta planta no entran en ese programa, puesto que esto implicaría aumentar personal. En este sentido, CSIF critica que exista un trato discriminatorio entre los residentes, si estás o no en ese programa, así como una distribución asimétrica de la carga de trabajo entre el personal.