Un año más, y ya van ocho, ha tenido lugar en la coqueta plaza de toros de La Flecha el ya tradicional festival organizado por Nacho De La Viuda y Tauroemoción cuyos beneficios irán destinados a la Asociación de Esclerosis Múltiple de Valladolid.
Tarde fría y ventosa la de esta tarde que no impidió que la plaza registrara un lleno. La Sinfónica de Arroyo de la Encomienda amenizó el festejo de forma magistral. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de José Félix Cuadrado a cuya viuda e hijo se les entregó un obsequio al romperse el paseíllo. Sonó el Himno Nacional. Entre el público asistente se encontraba el Consejero de Cultura de la Junta de Castilla y León Gonzalo Santonja y su esposa María Antonia De Juan.
Se lidiaron utreros de la divisa salmantina Castillejo de Huebra, de encaste Murube vía Félix Cameno, que pasta en tierras charras y cacereñas. Bien presentados y reglamentariamente arreglados, de buen juego en general destacando el segundo de la lidia ordinaria al que se le dio la vuelta al ruedo.
Abrió plaza la rejoneadora francesa afincada en tierras sevillanas Lea Vicens, quien estuvo en todo momento por encima de su novillo. Le faltó quizás una pizca de emoción y transmisión al de Castillejo aunque tenía buen son y temple. Paró al utrero de salida toreando con la grupa de su caballo de salida para posteriormente clavar el rejón en lo alto. Labor meritoria la de Lea intentando clavar siempre al estribo pero a medida que avanzaba la faena la intensidad se fue diluyendo por la falta de emoción del novillo y la frialdad del público que todavía se estaba acomodando. Dio muerte al de Castillejo tras varios pinchazos. Ovación.
El primero de lidia ordinaria correspondía al riojano Diego Urdiales pero cambió con Cayetano su turno al tener que abandonar este la plaza antes de la finalización del festejo. Recibió Cayetano a su novillo por verónicas saliendo hasta los medios. Derribó en el caballo. Inició la faena con muletazos de tanteo para posteriormente torear por ambos pitones. Buen novillo el de Castillejo de Huebra que se desplazaba con nobleza tanto por el pitón izquierdo como por el derecho, aunque por aquel exigía un toque fuerte para que el novillo viniera bien embrocado. Hubo momentos de buen toreo y otros de falta de mando. Mató de estocada sin puntilla. Dos orejas.
Del tercero de la tarde, segundo de lidia ordinario, dio cuenta Diego Urdiales. Bravo y exigente el novillo, nada fácil a estas alturas de la temporada, de los que piden el carné, pero se encontró con un torero con la preparación y ritmo de final de temporada. Bien en el recibo capotero y en los quites el de Arnedo. Ya con la muleta, empezó con unas tandas marcándole al utrero el camino y dejando claro quién mandaba allí. Se tuvo que emplear a fondo Urdiales en una faena de tú a tú, bajándole la mano y dejándosela muy puesta al final de cada muletazo porque el novillo embestía con codicia y metiendo la cara. En los epílogos de la faena y con el novillo ya sometido se gustó Urdiales por ambos pitones dando lugar a pases de auténticos carteles de toros. Estoconazo. Dos orejas y vuelta al ruedo al novillo.
A Manuel Escribano le correspondió el novillo quizás más soso de la tarde. Un taco de utrero, precioso de presentación y de hechuras, con muy buena condición pero falto de fuerzas y acabó rajándose. El novillo exigía mucho temple y suavidad, torearle con cariño, y así le recibió el de Gerena con el capote. Con las banderillas arrancó los aplausos de la gente, y con la muleta llevó a cabo una faena en la que mientras pudo lo llevó por ambos pitones largo y templado, para acabar metiéndose entre los pitones al final de la misma. Estoconazo. Dos orejas.
Fernando Adrián, torero revelación de la pasada temporada, dio lidia y muerte al quinto de la tarde. Recibió al novillo con tres afarolados de rodillas para posteriormente ya de pie torearlo por verónicas. Tras la suerte de varas saltó un joven espontáneo que rápidamente fue reducido por las cuadrillas. Gran tarde la de Adrián que sin embargo no tuvo el broche que merecía al pinchar en repetidas ocasiones. Inició la faena de muleta de rodillas y con pases cambiados por la espalda muy ajustados y de bella ejecución. Ya de pie, llevó largo y templado a su oponente por ambos pitones, con la figura muy compuesta y los riñones metidos. Buen novillo el de Castillejo de Huebra, con buen son y ritmo. Al final de faena y de forma inteligente aprovechó las inercias del novillo, rematando con seis manoletinas. Pinchazos y estocada. Ovación cerrada.
Y un año más cerraba la tarde, el novillero salmantino Marcos Pérez. Hacía su presentación como novillero con caballos en La Flecha. La suavidad con la que maneja las telas, la forma de colocarse, la composición de la figura, la plasticidad en sus movimientos, y sobre todo el valor que atesora que se traduce en frescura delante de la cara del todo, hace que esté llamado a ser una figura de época. Está en el camino, como diría el maestro Manzanares de su hijo cuando le veía torear.
Echaron a corrales el que le tocó en suerte, y en su lugar salió el primer sobrero que brindó a Diego Urdiales. Estuvo firme con un novillo que tenías sus cositas, pero el salmantino no se arrugó y fue hilvanando pases tanto por un pitón como por el otro hasta tejer una faena que con momentos de gran intensidad y de gusto, llegando mucho al público que no dudó en pedir las dos orejas tras dos pinchazos. Destacar unos naturales a pies juntos y dando el pecho que fueron una auténtica obra de arte. Dos orejas.