La Academia Castellana y Leonesa de Gastronomía anunciaba hace unos días los ganadores de sus máximos galardones anuales. Los elegidos por el jurado van a recoger su premio este lunes, 26 de febrero en una gala que tendrá lugar en el recién inaugurado Espacio Santa Clara de Soria, que pasa por ser un nuevo centro cultural ubicado en un antiguo convento de la capital soriana.

La academia decidía otorgar su mención especial a la trayectoria profesional a Francisco Martínez, más conocido como ‘Paco’ del Restaurante La Criolla en el centro de Valladolid, que ha sido y es un referente de la hostelería vallisoletana. Todo a base de esfuerzo y un gran trabajo de un hombre que tiene una gran historia detrás. 

La academia ha recordado cuando el premiado tomó las riendas de La Criolla. Empezando con tan solo seis mesas para comenzar a abrir un salón tras otro donde nuestro protagonista rinde homenaje a ilustres como Miguel Delibes, Rosa Chacel o a las actrices pucelanas Concha Velasco y Lola Herrera. También a Joaquín Díaz o Roberto Domínguez.

Paco ha sido el cocinero del Comité Olímpico Español en un total de 6 ocasiones. La Criolla pasa por ser uno de los establecimientos más punteros de la ciudad del Pisuerga y un punto de encuentro para artistas, políticos y empresarios por el valor de la cocina tradicional y su apuesta por el buen producto.

EL ESPAÑOL de Castilla y León charla con él poco antes de que recoja este merecido premio a una trayectoria bañada en oro.

Satisfacción con el premio

La verdad es que es un premio muy bonito. Un premio a toda una vida. He tenido la suerte de dedicarme a un oficio del que estoy enamorado. Me encanta. La cocina es mi pasión. Me la enseñó mi madre. Para cocinar bien me recorrí 50 restaurantes de toda España. Ya, con seis años, ayudaba a mis padres”, asegura, en declaraciones a este periódico, Francisco Martínez García.

Más conocido como Paco, el de La Criolla, el nacido en Peñaflor de Hornija, donde tiene una calle en su honor, se desplazó hasta la ciudad del Pisuerga con solo 5 años. Ahora tiene 71 y suma un total de 65 en el complicado y sacrificado mundo hostelero. En el conocido restaurante pucelano lleva, ni más ni menos, que 45 primaveras.

“Hablando de la mención especial de la academia, pienso que hay muchos colegas que lo han hecho igual de bien o más que yo. Por eso lo agradezco más todavía. Tengo 65 años dentro del mundo hostelero y he dado de comer a la delegación española en un total de seis Juegos Olímpicos. Eso también influirá”, añade.

Esta tarde recogerá su merecido premio.

Uno de los míticos salones del restaurante La Criolla La Criolla

Una historia que nace en 1933 y muchos personajes conocidos

“El Restaurante La Criolla nace en el año 1933. La fundó un vallisoletano que se casó y se fue a Argentina. Tuvo una hija y, en su honor, puso el nombre La Criolla. Yo cogí las riendas hace 45 años para transformarlo en lo que es ahora, desde 1983”, asegura orgulloso Paco. Un auténtico museo que sirve para el deleite del comensal.

Nuestro entrevistado se define como un “hombre sencillo y romántico”. Asegura que cuando está en la cocina se dedica a “pensar y meditar” y nos confiesa que se le “da muy bien el arte de la rima”. Es un auténtico enamorado de su oficio, y de sus amigos. Algo muy importante en esta vida, tratar de la mejor manera posible a los que nos acompañan en nuestro trasiego vital.

“Una noche llegaron a pasar por La Criolla un total de seis premios Nobel, cuando se celebró en Valladolid el Congreso de la Lengua. Javier León de la Riva les trajo a comer aquí. Fue algo mágico. Concha Velasco, Lola Herrera o Miguel Delibes también han pasado por aquí”, añade Paco.

Paco en el pregón de las Fiestas de Valladolid 2012 Leticia Pérez / ICAL

Cocinero olímpico y futuro

Una de las cosas de las que más orgulloso está nuestro protagonista es de haber sido el cocinero del Comité Olímpico Español en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996, en Sidney 2000, también en Atenas 2004, en Pekín 2008, en Londres 2012 y en los de Río de Janeiro 2016. Casi nada.

“Recuerdo una anécdota con mucho cariño. Yo fui, en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, el que presentó a Iñaki Urdangarín a la infanta Cristina. Allí nació su amor. Tenía una muy buena relación con todos los deportistas. También con Carolina Marín con la que, en Brasil, nos pusimos a beber caipiriñas y no dábamos con el hotel”, añade.

Paco ahora quiere “vivir todo lo que pueda”, eso sí, “como hasta ahora”. No pide más antes de recoger un galardón sumamente merecido.

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