Alcazarén es una localidad vallisoletana que se ubica al norte de Olmedo, en plena Tierra de Pinares. Se dice que su nombre proviene de la etimología árabe: “Al-Qua-Sarym” que tiene el significado de: “Los dos alcázares”. Se trata de un municipio que puede presumir de contar con algunos de los restos románico-mudéjares más interesantes del sur vallisoletano, que son fechados en un muy avanzado siglo XIII.
Cuenta, en la actualidad, y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), con un total de 645 habitantes. Ha ganado 15 con respecto a los datos del año 2020, done se contabilizaban un total de 630. Algo sumamente complicado en los tiempos que corren, cuando la mayor parte de los pueblos pierden población.
Yolanda y Andrea, madre e hija respectivamente, han apostado por instalarse allí, desde Palma de Mallorca y abrir un nuevo negocio que pasa por ser un quiosco del siglo XXI en el que nos podemos encontrar de todo: desde sabrosa bollería, hasta una falda.
Todo para dar un servicio indispensable al pueblo. La ilusión y el optimismo acompañan a dos mujeres con una fuerza enorme.
La idea de abrir un curioso quiosco en Alcazarén
“Somos Anyopink. Una palabra que está formada por las primeras sílabas de nuestros nombres: An- de Andrea, que es mi hija, Yo-, de Yolanda que es quien te habla, y Pink, que quiere decir rosa en inglés y que pasa por ser nuestro color favorito. Nos definimos como una madre y una hija que tienen una gran afinidad”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Yolanda Martín Gail.
Ella, de 49 años. Su hija: Andrea Marina Rodríguez Martín, de 21. Ambas, nacidas en Palma de Mallorca. Ahora, como es lógico, viven en la localidad vallisoletana de Alcazarén. La madre lleva más de 20 años en el mundo de los negocios. La hija, desde que finalizó los estudios.
“La idea del quiosco nos llegó hace seis años. Al ver las necesidades que tenía el pueblo de Alcazarén. Al comprobar que no había locales disponibles, nos decantamos por abrir una tienda de moda en Olmedo”, nos explica Yolanda.
La madre ha trabajado para grandes almacenes y para firmas relacionadas con el mundo de la moda. Ahora, se lanza a una nueva aventura, y lo hace de la mano de su hija, su mejor compañera.
Madre e hija, de la mano, y con mucha ilusión
El nuevo negocio de las mallorquinas se sitúa en la calle Molino número 6 de Alcazarén donde han habilitado un local que funciona, desde el pasado 10 de febrero, como quiosco. Hay de todo en solo 17 metros cuadrados. Eso sí, muy ordenadito para que los potenciales clientes se sientan como en casa.
“En nuestro negocio híbrido podemos encontrar desde artículos de moda y complementos, como no podía ser de otra manera, también artículos de regalo, de cosmética, y también dulces y chucherías. También hemos incorporado bollería y pastelería porque, un buen dulce, nunca viene mal”, confiesa Yolanda en declaraciones a este periódico.
Los vecinos, como nos confiesan madre e hija, están “encantados” con la apertura de un negocio “más de 15 años después”. No paran de ensalzar la valentía de estas dos mujeres que buscan dar, a la pequeña localidad pucelana, un servicio importantísimo y a destacar para todas las personas que allí viven.
“Afrontamos este reto con mucha ilusión, juntas, y de la mano, como no podía ser de otra manera. Es imprescindible, para una localidad pequeña, contar con todos los servicios. Niños y mayores están contentos de no tener que desplazarse hasta otro lugar”, añade Andrea.
Un futuro de color de rosa
Desde que llegaron de Palma de Mallorca, hace muchos años ya, se instalaron en Alcazarén y su belleza, su tranquilidad y todo lo que les aporta una localidad pequeña como esta les enamora en su día a día. Ellas son felices allí, y si consiguen dar un servicio básico al lugar, más todavía.
“Nosotras vemos el futuro del color de rosa. Como nuestra fachada y nuestro lema. Somos positivas por naturaleza e intentamos dar lo mejor de nosotras mismas, esa es la clave de la vida”, afirma Yolanda.
El negocio durará hasta que “la vida marque un nuevo rumbo”. Ni más, ni menos. A ellas les gusta vivir el día a día, sin mirar más allá, disfrutando de cada minuto, de cada detalle y de cada experiencia.
“El objetivo y el deseo que nos marcamos, mirando al futuro, pasa por ser felices y hacer felices a los demás”, finalizan madre e hija.