Salir a pescar significa impregnarse de paciencia y tranquilidad. Lanzar el anzuelo una y otra vez hasta conseguir sacar algo del fondo del mar o del río, y que merezca la pena. Pasar horas y horas esperando sin lograr nada. Cambiar de ubicación. Y, a veces, hasta tener que marchar sin ninguna recompensa.
Sin embargo, la espera a veces merece la pena y sino que se lo pregunten a Enrique Sanz Merlo. Este joven de Mojados, de 27 años, durante el mes de septiembre consiguió convertir un día de pesca que parecía ser de lo más normal, en uno de los "mejores" de su vida.
Una jornada extraordinaria que culminó llevándose un premio muy gordo. El vallisoletano estaba pescando en el Ebro -a la altura del pueblo de Mequinenza (Zaragoza)- y, cuando estaba a punto de marcharse, recibió la mejor de las recompensas: un siluro mandarino. Un pez de agua dulce que impresiona por sus grandes dimensiones, y no es para menos. Esta es una especie diferente dado que roza el ser prácticamente albino, aunque no llega a serlo del todo. Los que sí lo son suelen ser "blancos enteros con los ojos rojos" y es muy poco probable localizarlos en España.
Este, en concreto, es una mezcla entre ambos puesto que no llega a ser blanco del todo, aunque sí gran parte, y tampoco tiene los ojos rojos. Un animal al que se le conoce como el 'basurero' de los pantanos y es atraído fácilmente por la carne alterada, el hígado de cerdo y los intestinos de las aves, que se utilizan frecuentemente como cebo.
Lo cierto es que este tipo de animales es habitual poder encontrarlos en estas zonas. De hecho, hace unos días, EL ESPAÑOL- Noticias de Castilla y León ya se hacía eco del palentino que había capturado uno de 85 kilos y 2,32 metros también en el río Ebro, a su paso por Zaragoza.
[El siluro gigante que ha pescado un palentino en el Ebro: 85 kilos y más de dos metros]
Pero, en esta ocasión, el pez es mucho más grande llegando hasta los 100 kilos y 2,53 metros. Una estampa que, como no es para menos, consiguió sorprender a los allí presentes. Eran cuatro y necesitaron la colaboración de todos para sacarlo del agua: "Dos por la cola y dos por la cabeza". Sanz asegura que nunca había conseguido pescar un animal tan grande y que, para él, es un "regalo divino".
Además, sobre la posibilidad de encontrarlos en tierras pucelanas, alerta de que en el Pisuerga ya existen este tipo de peces, de "casi dos metros", aunque lo cierto es que no es frecuente verlos. En su caso, después de haberse fotografiado con esta especie, lo devolvieron al agua porque "un pez así se merece todos los cuidados".
Un joven para el cual la pesca se ha convertido en "una forma de vida" y que tiene como ilusión ir al mar y coger peces de "200 kilos para arriba". Ahora, también sueña con poder volver a esta zona del Ebro -o a cualquier otra, y capturar otro ejemplar "mucho más grande". Aunque es plenamente consciente de la dificultad que tiene poder encontrarlos. Pero quién sabe si será este vallisoletano amante de la pesca el que se lleve el récord.