El Juzgado de los Social Número 1 de Valladolid ha estimado la demanda de un vigilante de seguridad que presentaba un “trastorno paranoide de la personalidad” y también un “trastorno psicótico con descompensaciones delirante de perjuicio y persecución”, como ha informado a EL ESPAÑOL de Castilla y León, su abogado defensor, Saúl Núñez Amado.
El vigilante solicitó “una incapacidad permanente total” para “el desempeño de su profesión habitual”. Una cuestión que el Instituto Nacional de la Seguridad Social “le denegó” por entender que “las lesiones que padece no alcanzaban un grado suficiente de disminución de su capacidad laboral”.
El letrado, en conversación con este periódico, nos confiesa que “pusieron de manifiesto las patologías psicóticas del paciente en relación con la actividad laboral que desempeñaba” este vigilante de seguridad en cuestión.
Unas características que exigen “una coherencia y autocontrol” que “en este caso no se dan”. En este sentido ha manifestado que “si no es capaz de vigilar y salvaguardar su integridad fruto de la psicosis paranoide” es “prácticamente imposible que pueda desempeña sus responsabilidades de cuidado al resto”.
El abogado confiesa que el juzgado “tuvo en cuenta sus antecedentes médicos” y también “la pericial aportada por el vigilante” en la que “se acreditaba que “no disponía de los suficientes recursos mentales” para “adaptarse a las circunstancias estresantes del trabajo” e “interaccionar adecuadamente” con el resto de las personas con las que mantuviera contacto.
Finalmente, este vigilante de seguridad ha conseguido ganar esta batalla en los juzgados vallisoletanos.