Medina de Rioseco vive su Semana Santa, que está declarada de Interés Turístico Internacional, como uno de los acontecimientos más importantes del año. La Ciudad de los Almirantes la vive de una manera especial, con sobriedad y también con la emoción de contar con unos desfiles procesionales que son únicos en la geografía de Valladolid.
El acto que abre la puerta al programa de procesiones, es el tradicional pregón, que se celebró este sábado, que corrió a cargo de José Luis Alonso Ponga, antropólogo y profesor titular de Antropología de la Universidad de Valladolid.
El profesor ponga consideró "un honor y un regalo inmerecido" pregonar la Semana Santa de Medina de Rioseco, a la que calificó comino "maravilla de las maravillas en las celebraciones de la Semana Santa hispana". En ese aspecto, y ante una iglesia de Santa María llena, y con la presencia de la Vara Mayor de la Junta de Semana Santa y los mayordomos de las diecisiete cofradías riosecanas, explicó que existen "varios modelos de semanas santas". Y mencionó "la andaluza, con puntos clave en Sevilla, Málaga y Granada; la murciana, tan espectacular y escenográfica; otras que algunos se empeñan en llamar castellanas; y la de Medina de Rioseco".
El pregón contó con la presencia, de otras autoridades, el arzobispo de Valladolid, monseñor Argüello; presidente de la Diputación, Conrado Íscar; la delegada territorial de la Junta en Valladolid, Raquel Alonso; el diputado nacional, Pablo Sáez, y el portavoz del Grupo Popular en las Cortes de Castilla y León, Raúl de la Hoz, además del alcalde de Medina de Rioseco, David Esteban, miembros de la corporación municipal y el presidente de la Junta de Cofradías, Antonio Herrera.
José Luis Ponga se introdujo en la "densidad antropológica que enraizada en la religión barroca, en la historia de la ciudad, se adapta a los tiempos y se transmite a los niños desde la cuna". No dejó la ocasión para narrar de una manera poética que "la Semana Santa de Rioseco es un compendio armonioso de ritos rurales y religiosidad y sociedad urbana".
Sobre esta Semana Santa de la Ciudad de los Almirantes, Ponga explicó que "ni es atemporal ni es intemporal, es transtemporal, atraviesa el tiempo como fósil guía de la permanente afinidad riosecana como guion testigo de una religiosidad reconocidamente terracampina, identidad urbana, pero plagada de matices rurales que provienen de la diócesis de Palencia, pero con señas imborrables de la de León".
Y finalizó recordando a Miguel Delibes: "Si el cielo de Castilla es alto es porque lo habrán levantado los campesinos de tanto mirarlo". Buscar en lo alto lo que nos niega la tierra, aquí abajo, es pura resignación. Bajemos el cielo a la tierra. Si Cristo resucitó, nuestra tierra también debe resucitar. Pero no esperemos alcanzarlo con milagros conseguidos en procesiones y rogativas, sino con el esfuerzo y el cariño de sus moradores, de la lucha por lo nuestro, de la protesta cuando nos nieguen lo que nos pertenece. "A Dios rogando y con el mazo dando", dice el refrán, una manera sencilla de resumir lo que se atribuye a san Agustín: "Debemos rezar como si todo dependiese de Dios, pero trabajar y luchar como si todo dependiese de nosotros".