El domingo, 14 de abril de 2024, el Panteón del Cementerio del Carmen va a ser el escenario de un acto en homenaje a los casi dos centenares de cuerpos que la Asociación Para La Recuperación de la Memoria Histórica ha recuperado tras un encomiable trabajo de años. Personas, con nombres y apellidos, que han sido exhumadas en el Cementerio del Carmen de Valladolid y en Medina del Campo tras ser fusilados por el franquismo.
En la Villa de las Ferias, la ARMH Valladolid ha conseguido recuperar, tras un minucioso trabajo entre los años 2018 y 2021, un total de 63 cuerpos en La Finca de los Alfredos. Concretamente, 26 fueron rescatados de la bodega y un total de 37 del pozo con una labor encomiable a muchos metros de profundidad.
En el Cementerio del Carmen, como informaba a EL ESPAÑOL de Castilla y León el presidente de la asociación, Julio del Olmo, fueron recuperados un total de 136 cadáveres, todo en una fosa diferenciada y dentro del cuadro 63 del camposanto vallisoletano. Todo para completar, en suma, los 199 cuerpos exhumados.
“Devolveremos a sus familiares todos estos restos mortales. Los que quieran, podrán descansar en el panteón del Cementerio del Carmen. Los que no, podrán ser llevados donde se quiera. Queremos ofrecer un emotivo homenaje a todos ellos este 14 de abril”, afirmaba Del Olmo a este periódico.
Una de esas vidas recuperadas, tras años y años de lucha, es la de Casimiro Maestro Calvo. El que fuera alcalde de Renedo fue asesinado por el franquismo el 13 de septiembre del año 1936. La Guardia Civil y los Falangistas, de hecho, acudieron a su domicilio para llevárselo, delante de su mujer Isabel y de sus seis hijos, para ejecutarlo posteriormente y tirar su cuerpo en una fosa común del Cementerio del Carmen.
Este periódico se ha desplazado hasta la localidad vallisoletana de Olivares de Duero, a uno 40 minutos en coche de la capital provincial, para hablar con el hijo de Casimiro, con Antonio. Charlando con él, no puede reprimir las lágrimas. Son, a la vez, de felicidad, por el hecho de haber conseguido encontrar a su padre tras tantos años de lucha, y de tristeza, por recordar lo ocurrido.
El final de un calvario
“Ahora vivo más tranquilo. Ha sido el fin de tanto lloro, de tanta desesperación y angustia. En definitiva, de estar oprimido durante toda mi vida. Respiro, en estos momentos, con más tranquilidad, gracias a la labor de la Asociación Para la Recuperación de la Memoria Histórica con Julio del Olmo a la cabeza. Hacen una labor muy importante y les estaré agradecidos toda la vida”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Antonio Maestro Alejos.
Lo hace después de que, el pasado mes de noviembre del año 2023, esta asociación le informara de que habían recuperado a su padre, tras tantos años de lucha y después de muchas lágrimas. Con ellas, a punto de brotar de sus ojos, recibe a este periódico y contesta a nuestras preguntas.
“Mi padre murió cuando yo tenía solo 2 años y tres meses. Solo recuerdo de él cuando salía de trabajar de la misa de yeso y me agarraba a su pantalón de pana. Es increíble, pero esa es todas las imágenes que tengo de él”, apunta Antonio.
Nuestro entrevistado tiene ahora 89 años. Nació en Renedo, como su padre. Prácticamente nunca ha ido a la escuela y recuerda el hambre que pasó desde el año 1939 hasta el 1945. “Solo bebíamos agua caliente con un poco de sal y pimentón para saciar las ganas de comer que teníamos”, apunta.
Él era calderero y trazador. Nació en el año 1934, en 1936 su padre fue asesinado, y en el año 1944 viajó de Renedo al Álava. Estuvo en Vitoria capital, cuidando ovejas. A los 14 años volvió a la localidad vallisoletana, momento en el que murió su madre, para después regresar a Euskdi. Ahora, su vida está a caballo entre Euskadi y la provincia de Valladolid, en su domicilio de Olivares de Duero que es donde nos cuenta esta durísima historia.
El asesinato de su padre el 13 de septiembre de 1936
“En la madrugada del 12 al 13 de septiembre de 1936, Isabel se acercó a la ventana, al oír gritos y ruidos en la calle. A través de unas rendijas, en las contraventanas, vio como la Guardia Civil y algunos falangistas se acercaban a la puerta. Desde hacía unos días, no podía dormir bien, sospechando que lo que iba a pasar, acabaría ocurriendo”, asegura Antonio.
Isabel era su madre. Y el miedo era por el padre de Antonio. Casimiro, que había conseguido convertirse en el alcalde de Renedo tras las elecciones del Frente Popular. Estuvo poco tiempo ostentando el bastón de mando. Cuando tenía solo 39 años, fueron a por él.
“Ay, cariño mío, que a por ti también vienen, decía mi madre a mi padre, ante los hechos”, añade Antonio. “Aporreaban la puerta con la culata de sus fusiles”, añade, al tiempo que “voceaban diciendo: ¡Abran a la autoridad!”, nos cuenta nuestro entrevistado, con lágrimas en los ojos.
“Le obligaron a vestirse y estaba claro que se lo llevarían, como había ocurrido días antes con otros vecinos. Mi madre cogió en sus brazos a dos de los bebés con el fin de que afloraran en los intrusos, algún tipo de sensibilidad. Pero aquella gente, desalmada, no entendía nada de eso. Al revés. Tuvieron la osadía de pedirle una cuerda para atar las manos de su marido mientras, entre ellos, hacían comentarios obscenos de Isabel”, cuenta nuestro entrevistado.
Se llevaron a Casimiro y nunca más volvió. Su delito, llevar la alcaldía de su pueblo después de salir del trabajo. “¿Por cuántas decenas de miles se puede multiplicar este caso? No se sabe”, añade apenado Antonio. Lo que es cierto es que, solo en Renedo, fueron 18 los desaparecidos.
“Olvidar, nunca. Perdonar, tampoco, Casimiro era mi padre. Se lo llevaron, lo mataron en un pinar y lo tiraron en una fosa del Cementerio del Carmen”, añade. Antonio asegura “tener oprimido el corazón” volviendo a un pasado que le ha hecho mucho daño a lo largo de años y años. Añade que “ha sentido toda la vida” que “éramos excluidos de la sociedad” y se lamenta de la “pobreza sufrida” en esos primeros años de represión.
Una “banda de asesinos” y la recuperación de la memoria de su padre
“Ahora me he instalado en la conformidad. No quiero echar la culpa a nadie porque es tarde y no queda nadie de esa banda de asesinos. Han desaparecido. Tampoco soy de los que piensan que tienen que pagar sus hijos, nietos o sobrinos por lo que hicieron sus antepasados”, apunta nuestro entrevistado.
La llamada que recibió hace apenas medio año, que informaba que su padre había aparecido muchos años después fue la mejor de las noticias para él tras tiempo de lucha. Lágrimas, abrazos, un sentimiento que no se puede explicar. Ese de recuperar los restos de un ser querido asesinado mucho tiempo atrás.
“Llegaba la tranquilidad de recuperar algo que mucha gente no puede. La Asociación Para La Recuperación de la Memoria Histórica hace cosas increíbles. Estaré agradecido a su labor y trabajo toda la vida. No hay mayor descanso que recuperar”, añade Antonio.
El vallisoletano asegura que el homenaje del día 14 de abril en el Cementerio del Carmen será “único”. Acudirá para recuperar los restos de su padre y trasladarlos al camposanto de Renedo donde, por fin, su padre descansará en paz.