“No cabe la menor duda de que Trigueros del Valle ha sufrido un cambio en un periodo de tiempo muy corto. Tanto cuantitativos, como, principalmente, cualitativo. En estos momentos, además de en su agricultura, basa su riqueza en mostrar al turista todo el encanto patrimonial lleno de singularidades que dejan al viajero sorprendido. Ofrecemos unos recursos diferentes y llenos de sorpresas”, explica Pedro J. Pérez Espinosa, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.
Él es el alcalde de la localidad desde hace 12 años, ni más ni menos. Un municipio pequeño que cuenta con 320 habitantes y que se siente orgulloso de contar con recursos, patrimoniales y culturales, que son comparables con los de otros municipios de mayor tamaño e importancia en la provincia.
“No se puede ocultar que la problemática de estos pueblos tiene un mal común para todos como es la despoblación. Es una sombra que todos queremos combatir. No hay fórmulas mágicas y tratamos de trabajar a contrarreloj, sin cometer errores y poniendo nuestra capacidad de gestión y esfuerzo para paliar esta situación. A veces no dependen de nosotros sino de administraciones de ámbito territorial y nacional que se muestran asépticas”, asegura el primer edil.
Sin embargo, él se esfuerza porque esto no ocurra en Trigueros del Valle.
El encanto de las Casas Cueva
“Nuestras Casas Cueva son parte esencial de la historia de la vida de este pequeño pueblo. En ellas se puede descubrir la forma de vida de muchos de sus habitantes. La manera de vivir debajo de tierra, con muy pocos recursos y, en muchos casos, compartiendo este pequeño habitáculo con su ganado”, confiesa Pedro Pérez.
Son una parte fascinante, dentro del patrimonio de Castilla y León, de las pocas que puedes ser visitadas en nuestro territorio. Es como si viajáramos en el tiempo para darnos cuenta de cómo vivían por aquel entonces y percatarnos y darnos cuenta de todos los lujos con los que contamos hoy en día.
Las casas cueva están ubicadas justo debajo de la ermita de la localidad, de estilo mozárabe y donde reside la patrona: La Virgen del Castillo. Desde ese alto, además, se puede ver la mejor imagen aérea del lugar y uno se puede sacar la fotografía más especial para inmortalizar el momento.
“En la actualidad hay dos casas que están musealizadas. No contamos con una fecha concreta de cuándo los vecinos comenzaron a vivir en ellas. Una de ellas está ambientada en los años 50, que es cuando comenzaron a abandonarse y la otra es del siglo XVIII”, indica el alcalde.
Se pueden visitar previa reserva en el teléfono: 686 06 96 77. En estos momentos están rehabilitando otras dos. Además, en breve contarán con otra a la que le darán un uso diferente para disfrute de todos. “También hemos incorporado a nuestros recursos. Se puede visitar una bodega centenaria con sus elementos originales en la que se podrá ver el trabajo en el campo de nuestras viñas, así como en la elaboración del vino en la bodega. Y habrá más sorpresas”, apunta el primer edil.
La fuerza de su castillo
Además, Trigueros del Valle cuenta con otro recurso turístico único en la provincia de Valladolid como es su Castillo Encantado. Hace las delicias de todos los pequeños y también de sus familias. Está pensado para que todo el mundo se divierta en una fortaleza del siglo XV con las creaciones de Juan Villa, de Cuarto Milenio.
“Nuestro Castillo Encantado es un lugar vivo y muy dinámico, sus criaturas van y vienen según su conveniencia. Nos visitan duendes, hadas, fantasmas, superhéroes, dragones o magos. Es un ir y venir de fantásticos personajes y siempre con una sonrisa”, añade el alcalde.
El futuro del castillo no tiene límites. De hecho, este verano, el primer edil adelanta a este periódico que “nos visitarán dragones gigantes” para “convivir con el resto de los personajes mágicos que habitan en la increíble morada”.
“El año pasado unas 45.000 personas visitaron nuestro castillo. y si a eso le sumamos las visitas a los demás recursos como son nuestra Iglesia de San Miguel, nuestra ermita, nuestras Casas Cueva, nuestras casas rurales, bodega tradicional, o bares, en definitiva, esta maravilla de pueblo que tenemos, con la mayoría de sus casas construidas en piedra, estaríamos hablando de unas 50.000 personas, cifra nada desdeñable si comparamos el número de habitantes, ciertamente impresionante”, finaliza Pedro Pérez.