Primer festejo con motivo de la Feria de San Pedro Regalado, patrón de Valladolid y de los Toreros. Casi media plaza en tarde de bochorno que amenazaba lluvia.
Se lidiaron novillos propiedad de Brazuelas, que saltaron todos ellos al ruedo con divisa negra con motivo del fallecimiento del padre del ganadero meses atrás. Muy bien presentados, con cuajo y armonía, bonitos de hechuras, prontos y por encima de todo muy nobles, a excepción del primero que fue una prenda.
Abría plaza el torero de Laguna de Duero, Daniel Medina, que se fue hasta la puerta de toriles para recibir a “Gobernante” de 486 kg y de capa negra a porta gayola. Ya de pie le enjaretó verónicas por ambos pitones recibiendo la ovación del respetable. No se dejó pegar en el caballo el novillo. Brindó al público Medina. Ya con la muleta en la mano el de Brazuelas no estaba no se entregó en algún momento lo que hizo que la faena no cogiera intensidad a pesar de la buena predisposición del torero de Laguna. Mató de media atravesada ayudado de descabellos. Silencio.
El segundo de la tarde, “Apanfartero”, de 451 kg en la báscula, de capa negra, fue recibido por Mario Navas con un precioso saludo capotero por verónicas echándole los vuelos del capote, metiendo los riñones y con el mentón hundido lo que arranco los olés del público. Se dejó pegar en el caballo. Ya con la montera en mano, el poderdante del maestro Manolo Sánchez, brindó a público. Inició la faena Navas en tablas para ir sacándoselo a lo medios destacando un trincherazo de auténtico cartel de toros.
Siguió con la mano derecha logrando muletazos de muy bella factura pasándose el novillo muy cerca, por la barriga, pero a medida que avanzaba el trasteo el novillo se iba viniendo a menos. Con la mano izquierda el torero dio los mejores naturales cuando le cogió las distancias al novillo. El de Brazuelas pedía la media distancia y protestaba cuando Navas acortaba la misma. Remató la faena con unos preciosos ayudados por alto con rodilla en tierra. Mató de estocada desprendida y dos descabellos. Ovación.
El tercero del encierro, “Morito” de nombre y con un peso de 444 kg, tocó en suerte a Daniel Medina que lo recibió en tablas con un ramillete de verónicas con el compás muy abierto y de bella factura. Tenía buena condición el de Brazuelas, pero le pegaron fuerte en el caballo lo que sin duda alguna condicionó la faena de muleta que la inició Daniel Medina, con la montera calada, con unos ayudados por alto con mucho gusto.
Le citó de lejos en la siguiente serie acudiendo el novillo con prontitud a los engaños y con temple, ligando unos derechazos que llegaron mucho al público. Se sucedieron tandas por ambos pitones de mucho temple pero condicionadas por la falta de fuerza del novillo.
Destacó un pase de pecho muy largo y templado con el que remató una de las series enganchándole con los vuelos de la muleta muy adelante y llevándoselo hasta el hombro contrario. Terminó con manoletinas de perfil. Mató de estocada. Se le pidió con mucha fuerza la oreja que no fue concedida, por lo que el público le obligó a dar una vuelta al ruedo.
En cuarto lugar, saltó al ruedo “Pitillero” de 4487 kg, de capa negra. Su lidia y muerte correspondió a Mario Navas. Lo recibió por verónicas con gusto y armoniosas. Ya en el caballo recibió un buen castigo. En la faena de multa el de Brazuelas se movió con transmisión aunque con un punto de brusquedad.
El novillo era de medias distancias, al igual que el otro que le tocó en suerte, estando más incómodo cuando tenía al torero encima. Inició la faena Navas por abajo, doblándose con el novillo, dejando muletazos de mucho gusto y enjundia. Posteriormente se sucedieron tandas tanto por el pitón derecho como por el izquierdo en las que hubo momentos que se notaba que se encontraba a gusto en la cara del novillo, sobre todo cuando le daba su distancia. Se le atragantó la espada al torero vallisoletano que tuvo que ayudarse del descabello. Silencio.
El tercero y último de Daniel Medina, quinto de la lidia ordinaria, respondía al nombre de “Inclusero”, de capa castaña y con un peso en la báscula de 492 kg Saludó por verónicas intercaladas con chicuelinas.
Acudió con prontitud y alegría al caballo. Brindó Medina la faena al maestro Santiago Castro “Luguillano”. Citó en los medios con la muleta en la mano derecha acudiendo el de Brazuelas con prontitud y buen tranco. Firme el torero le recetó una tanda de mucho mérito rematándola “sin rematar” con un pase de pecho saliendo con mucha torería de cara del novillo.
Se arrancó la banda de música a tocar mandándola parar el mismo torero. Animoso, como diría el maestro Curro Romero, y animado el de Laguna de Duero sacó lo mejor de su toreo con un novillo que lo pedía todo por abajo. Surgieron muletazos de muy buen trazo, profundos y con la figura desmayada, metiendo los riñones y con el mentón hundido.
Sentía los muletazos y el público también correspondiéndole con una fuerte ovación a la salida de cada serie. Con la mano izquierda la faena perdió intensidad por lo que enseguida volvió a la mano diestra recuperando el vuelo perdido, pero por entonces el agotamiento del novillo era evidente. Con los aceros se atascó el de Laguna por lo que su labor recibió una ovación.
El último novillo, “Inclusero” también, dio en la báscula un peso de 453 kg Negro de capa y con mucho cuello. Le correspondió a Mario Navas. Muy incierto de salida hizo una buena pelea en el caballo. Brindó el torero al empresario y adjudicatario de la plaza, Alberto García, gerente de Tauroemoción. Inició la faena Mario con muletazos rodilla en tierra con mucho sabor y torería.
A este inicio le sucedieron tandas por ambos pitones pasándose el novillo muy cerca y bajándole la mano, dándole profundidad al muletazo. Con la mano izquierda la faena pierde fuelle por lo que Navas vuelve a coger la mano derecha. Ya en los finales del trasteo vuelve a coger la izquierda consiguiendo naturales largos y templados de bella factura. Termina con unos doblones por abajo muy toreros. Mató de pinchazo y estocada. Oreja y ovación en el arrastre para el novillo.
En resumen, tarde entretenida la vivida hoy en el coso del Paseo Zorrilla que de no haber sido por el fallo a espadas los dos toreros hubieran sido en volandas. Y testigo de ello, fue el consejero de Cultura de la Junta de Castilla y León y aficionado de prestigio, Gonzalo Santonja, y su esposa María Antonia de Juan.