Y hasta aquí la temporada del UEMC Real Valladolid Baloncesto. El cuadro blanquivioleta volvió a ceder ante un Longevida San Pablo Burgos superior que dominó de principio y no dio opciones para poner el 3-0 en la serie y conseguir el billete para la Final Four. Los de Paco García, con orgullo pero sin piernas ni respuesta al acierto burgalés, no le perdieron la cara al partido en ningún momento y pusieron punto y final a una campaña tremendamente complicada y desafortunada.
Eso sí, las ardillas dijeron hasta pronto con la cabeza alta, muy alta. Sin un solo base, exhaustos física y mentalmente, los vallisoletanos dieron una lección de pundonor y derroche de energía ante, también sea dicho, un auténtico equipazo y en el mejor momento de la temporada. Aunque en esta ocasión, sin embargo, el inicio no fue del todo bueno. Tras unos minutos de retraso sobre lo previsto por el enésimo problema técnico con los relojes de posesión, UEMC RVB y Longevida San Pablo burgos, en un Pisuerga con una magnífica entrada, abrieron la contienda. Y fueron los visitantes quienes golpearon primero. A diferencia de los dos primeros envites de la serie, la puesta en escena blanquivioleta no fue buena y los burgaleses, con un acierto impoluto, encarrilaron el encuentro en apenas dos minutos (1-9).
El equipo de Jota Cuspinera siguió anotando en prácticamente todas las posesiones y ambos equipos iniciaron unos minutos de intercambio de golpes protagonizado por Schmidt y Speight. Dos triples seguidos del base visitante encontraron la réplica en los ocho puntos seguidos del artillero local que mantenían esa renta de diferencia (8-14), aunque era un guion claramente favorable a los azulones. Una buena reacción de los blanquivioleta contagió a Pisuerga y el partido comenzó a jugarse también en la grada, con las dos aficiones alentando a los suyos, aunque sobre el parqué el dominio siguió siendo de Longevida San Pablo Burgos hasta anotarse el primer cuarto (22-27).
Castigado por las continuas pérdidas y sufriendo por la ausencia de bases, el UEMC RVB no era capaz de frenar el acierto de los foráneos, que siguen, como durante toda la serie, metiendo con mucha facilidad. Así, un nuevo parcial de salida en el segundo acto (0-7) aumentó la máxima hasta el momento (22-34) y ya superó la brecha psicológica de los diez tantos.
Y el mazazo fue severo. Los blanquivioleta no pudieron reponerse, tampoco lo permitió un abrumador Longevida San Pablo Burgos que olió la sangre, pisó el acelerador y se escapó de manera decisiva. Otro estirón para aumentar el botín, el cual ya era de 16 al descanso (38-54) tras una primera parte marcada por el ritmo visitante y con susto final por una posible lesión de Lotanna Nwogbo. El pívot norteamericano, afortunadamente, se levantó por su propio pie, aunque no volvió a entrar a pista.
Cabeza alta
Sin piernas, castigados por una rotación sumamente corta y sufriendo por la ausencia de un director de juego, los vallisoletanos estaban abocados a una remontada épica que nunca llegó. Los de Jota Cuspinera no dieron ni una sola concesión y jugando al ritmo que impuso Micah Speight en modo MVP, las ardillas siguieron a remolque y lejos de igualar la contienda (44-63).
Incumpliendo además con las premisas de controlar las pérdidas y sujetar el rebote, el reloj jugaba también en contra de unas ardillas ya con el depósito en la reserva y mentalmente fundidas. Y aun con todo en contra, un arranque de orgullo liderado por Sergio de la Fuente y Herve Kabasele hizo reaccionar tímidamente al equipo y recortó parte de la desventaja, haciendo soñar a Pisuerga con diez minutos por disputarse (56-70).
Esa diferencia se mantuvo hasta los últimos cinco minutos y ni con esas se vinieron abajo los pucelanos. El UEMC RVB creyó, siguió creyendo y se encomendó a un Devin Schmidt que entró en ebullición y anotó varios triples consecutivos para meter el miedo en el cuerpo al Longevida San Pablo Burgos. Pero los de Jota Cuspinera volvieron a responder justo a tiempo. Un tiempo muerto de los burgaleses acabó de raíz con la reacción local y terminó de sentenciar al orgullo vallisoletano.
Parcial de 0-5 y bandera blanca en Pisuerga. No había piernas para más, el corazón quiso pero no pudo, y terminó llegando la derrota dejándolo absolutamente todo en el parqué (75-91). Las buenas noticias finales llegaron para Diego Muzquiz, que debutó oficialmente como premio por su trabajo durante toda la temporada y disposición para con el primer equipo, además de la ovación cerrada a un Jaan Puidet que personificó el orgullo y pundonor de los vallisoletanos. Honores a estos tíos.
FICHA TÉCNICA
75 – UEMC Real Valladolid Baloncesto: Jaan Puidet (4), Devin Schmidt (20), Juan García-Abril (0), Sergio de la Fuente (16), Lotanna Nwogbo (6) -quinteto inicial-. También jugaron: Lucas N’Guessan (3), Diego Muzquiz (0), Herve Kabasele (14), Maj Kovacevic (9), Jaime Fernández (3) y Romaric Belemene (0).
91 – Longevida San Pablo Burgos: Micah Speight (10), Gonzalo Corbalán (9), Millán Jiménez (12), Siim-Sander Vene (5), Lucas Fischer (6) -quinteto inicial-. También jugaron: Edin Atic (6), Álex Barrera (9), Jonathan Kasibabu (6), Dusan Ristic (17), Ignacio Rosa (8), Miha Lapornik (2) y Roko Rogic (1).
Parciales: 22-27, 16-27, 18-16 y 19-21 (75-91 final).
Árbitros: López Herrada, Quintas Álvarez y Checa Nebot.
Incidencias: Partido correspondiente al tercer encuentro de la serie de playoffs de ascenso de la LEB Oro, disputado en el Polideportivo Pisuerga de Valladolid el viernes 24 de mayo de 2024 ante cerca de 4200 personas.