Los escolares de los barrios vallisoletanos de La Overuela y El Berrocal están viviendo un infierno durante este curso con el transporte que les lleva a diario a los colegios Pedro Gómez Bosque, Miguel Delibes y Gonzalo de Córdoba.

Una situación con la que llevan conviviendo los últimos diez años, aunque este curso se ha agravado debido a las múltiples averías de los autobuses en el servicio asignado por la Administración a Linecar.

Padres y madres de los alumnos han preparado un escrito, y están recogiendo firmas, para llevarlas a la Dirección Provincial de Educación, trasladando esta problemática a la que “no ven salida”, como asegura Desirée Cruz, una de las madres afectadas.

Líquido de frenos saliendo de uno de los autobuses

Se quejan de que los autobuses son muy viejos, aunque cumplan con los estándares de legalidad, afirman, y “se estropean con asiduidad, tres de cada cinco días de la semana, dejando tirados a los niños en la carretera en más de una ocasión”. Como uno de los ejemplos, Desirée cuenta cómo, una vez, fue una niña quien advirtió a la conductora de que el autobús estaba ‘sangrando’ en la primera parada de La Overuela, ya que el vehículo perdía líquido anticongelante.

Padres al rescate

Advierte esta madre, que son innumerables las ocasiones en las que son los propios padres, quienes tienen que recoger a sus hijos en medio del trayecto y llevarles al colegio, con la consecuente tardanza para alumnos y propios padres a sus lugares de trabajo.

Las gotas que han colmado la paciencia de los padres han sido situaciones como la de hace unas semanas, que con 27 grados en la calle, los niños tuvieron que estar metidos en el autobús “sin aire acondicionado”, esperando a un remplazo del servicio.

O como la ocurrida la semana pasada, cuando el microbús del Gonzalo de Córdoba llevó también por la mañana a alumnos de los otros dos colegios en el mismo viaje, "unos encima de otros en alguno de los casos porque cada dos asientos había 3 niños", por una avería en su transporte habitual, afirma Cruz.

Pese a las quejas tanto a Policía como a los propios centros, los afectados han visto cómo hoy ha llegado “una furgoneta a por los niños y niñas, con lo que eso conlleva en materia de seguridad porque no tiene los cinturones oportunos para su edad”. Menos mal, afirma Desiré, que “ha venido inspección y no les ha dejado continuar el trayecto y se han ido en un autobús que tiene 17 años de antigüedad, que no es lo idóneo, pero al menos no es una furgoneta”.

Los afectados ven perdido este curso escolar respecto al transporte, ya que no han obtenido respuesta alguna por parte de Linecar, quienes ni tan siquiera les cogen el teléfono, reclaman. Aunque para ellos lo más importante es la seguridad de sus hijos e hijas.

El Español Noticias Castilla y León se ha puesto en contacto con la compañía, pero Linecar ha declinado realizar declaraciones.