Tamara Díez Martín es una joven de 33 años que nació en Medina del Campo pero que vive en Matapozuelos. Es la secretaria, desde hace 9 años, del Club de Juegos Autóctonos de la localidad vallisoletana y se declara fiel defensora de los bolos, la rana y la tanga, juegos que no se deben perder porque forman parte de nuestra historia, cultura y tradiciones.
“El deseo que persigo es el de continuar siendo uno de los clubes más numerosos de la provincia de Valladolid y animar a la gente a participar y disfrutar de este mundo que es tan bonito y que, muchas veces, se conoce poco”, señala.
Charlamos con una campeona que compite con su hermana y lucha, cada día, por conservar uno de nuestros tesoros más preciados.
Su vida y el inicio de su historia de pasión por los bolos
“Me defino como una chica sencilla, atenta y amable que vive en Matapozuelos, que pasa por ser mi pueblo, en el que me siento muy a gusto. Participo en todas las actividades que se organizan desde el Ayuntamiento e intento contribuir, desde mi cargo, a que nuestra localidad cuente con alguna actividad más”, asegura Tamara Díez Martín.
Ella es la secretaria de Juegos Autóctonos de Matapozuelos. Lleva en el cargo desde hace nueve años. Durante sus ratos libres disfruta, como confiesa, quedando con sus amigas de toda la vida para tomar algo en los bares del municipio y, cuando llega el buen tiempo, queda con sus amigos de la asociación para pasar un buen rato echando una partida de bolos o rana.
“Mi infancia la recuerdo como muy bonita porque he tenido la suerte de estudiar Primaria en el colegio de mi localidad hasta que, al acabar sexto, me fui a Olmedo para estudiar la ESO y después el bachillerato”, asegura Tamara.
Empezó a conocer los bolos porque unos amigos de sus padres jugaban y se interesó por un mundo que, desde entonces, no ha abandonado. Ellos eran socios del Club de Matapozuelos. Se inscribió y estuvo tirando un año, sin formar parte de la Junta Directiva del Club, como una socia más.
“A finales del 2013 hubo una reunión en la que la Junta Directiva actual había cumplido su mandato”, y ahí fue cuando entró ella. Desde 2012 jugando, y desde 2013, en un puesto importante ya dentro del club.
Un juego que no se pierde pese al paso de los años… por suerte
“A los bolos se empieza a jugar en los meses de marzo o abril, dependiendo de los Campeonatos Provinciales de la Diputación de Valladolid. Se acaba en octubre o, incluso, en noviembre. Cuando finalizan estos, los diferentes clubes de la provincia de Valladolid organizan sus diferentes tiradas de invitación con motivo de las fiestas”, nos explica Tamara.
El juego de los bolos de Tierra de Pinares consiste en tirar cinco de ellos y dejar uno en pie. Cada vez que se consigue dicha jugada, se levantan todos. El material de juego son un total de seis bolos, que mide aproximadamente 30 centímetros y las macetas cilíndricas, un total de tres. Se colocan en forma de rectángulo y la distancia entre ellos es la medida de las macetas, esos 20 centímetros. El valor de cada elemento es de 0.5 puntos.
Los equipos están formados por dos jugadores y cada jugador efectúa un total de diez tiradas de tres macetas cada uno. En caso de conseguir la jugada perfecta de tirar cinco y mantener uno en pie, se suma cinco puntos, mientras que, si se derriban todos, la jugada vale cero puntos.
“En Matapozuelos, por suerte, todavía juega mucha gente. Tenemos la suerte de ser uno de los clubes que más jugadores aporta en los diversos campeonatos de bolos, rana o tanga. En nuestro pueblo, en la actualidad, contamos con dos campeonatos que organiza el club. El Local, con motivo de las fiestas patronales de julio, en el que puede participar cualquier persona del pueblo y, en septiembre y cercano al Día de la Ermita, el Campeonato de Invitación para los demás pueblos”, explica nuestra protagonista.
Una campeona
Tamara ha triunfado en muchos campeonatos que tiene como protagonista a este juego tradicional, que es parte de nuestra historia y que hay que luchar por mantener y no perder. Junto a su pareja se ha impuesto en varios Campeonatos Provinciales de la Diputación y en otros han quedado subcampeonas.
“Cuando hemos conseguido la victoria, hemos representado a la Diputación de Valladolid en el Campeonato Regional que se celebraba a finales de año en la Plaza de Toros de Íscar. Mi pareja los primeros años fue Mari Paz Cantalapiedra. Con ella quedé subcampeona en Carpio. Los demás años, y hasta la actualidad y espero que sea mucho tiempo más, he competido junto a mi hermana Vanessa”, apunta orgullosa.
Con ella siempre ha llegado a la final. Todos los años que llevan juntas han sido campeonas o subcampeonas. Con respecto a los campeonatos de invitación, ha ganado en todos o casi.
“No importa tanto el ganar o no sino el compañerismo, la afición y el poder tener amigos en todos los pueblos donde vamos”, explica Tamara.
No perder la tradición
Nuestra protagonista señala que “todos los pueblos, ciudades y colegios deberían enseñar a los niños a jugar a los deportes autóctonos”. No se pueden perder. Por ejemplo, la Diputación de Valladolid ayuda a esto, pero “nunca es suficiente”.
“Tanto con los bolos como con la rana y la tanga, aunque está costando bastante, vemos que los clubes están apostando por los juegos autóctonos y que cada vez juega gente más joven que dará el relevo a esas generaciones que llevan tantos años jugando”, añade.
El objetivo de Tamara pasa por conseguir que el Club de Matapozuelos siga “sumando socios en sus diferentes deportes” para que “no se pierdan todos estos juegos por los que se ha luchado a lo largo de los años”.