Era joven, muy preparada, independiente y estaba en su mejor momento. Sin embargo, no podía sospechar que la vida le tenía preparado un duro golpe: cáncer de mama a los 26 años. Fueron momentos complejos de querer incluso tirar la toalla, pero la vallisoletana Ana del Fraile descubrió esa fuerza extraordinaria que solo las mujeres pueden tener para pelear contra esta enfermedad. Hace unos días recibió el mensaje más esperado: “La paciente ha sido dada de ALTA de la Unidad de Patología Mamaria tras finalizar el seguimiento establecido de su proceso oncológico a lo largo de los últimos 10 años y siendo su estado libre de enfermedad”.

Desde 2012 en España se conmemora el Día Mundial de Superviviente de Cáncer el primer domingo de junio y este año corresponde con este domingo. EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León lo celebra con ella, por supuesto brindando con un vino.

Sí, está curada. Aunque asegura “honestamente” que ella se sentía ya así desde hace tiempo, pero ahora tiene un informe médico que lo dice y lo confirma. Eso sí, desde el sistema de sanidad público de Castilla y León se le recomienda mantener revisiones anuales a través de su Médico de Atención Primaria. Pero lo peor ya pasó, el largo túnel en el que se vio involucrada hace una década ha acabado. Y lo ha hecho con más luz que nunca, la misma que irradia su sonrisa y sus ojos cuando habla. Porque Ana se sabe definir bien, “soy una jabata”. No miente. Solo ella y los suyos saben por lo que ha pasado en este arduo camino, pero ahora reconoce que “todo ha merecido la pena”.

Todos recordamos acontecimientos de nuestra vida que llegan de improviso y que hacen que de pronto se detenga el mundo. Son momentos que cuando están sucediendo, y aunque los vivas en primera persona, no te lo terminas de creer, así le ocurrió a ella. Le diagnosticaron cáncer de mama en 2012 en un “momento de gran estabilidad, con mi piso nuevo y con mucho futuro profesional”. Ahora, doce años después, aunque el certificado médico no llega hasta los 10 años de haber terminado con todos los tratamientos, es el momento de mirar atrás con fuerza y con seguridad. Ana, como muchas, ha pasado por severos tratamientos de quimioterapia, radioterapia y operación. Ahora ya curada, le da cierto “vértigo” el saber que ya no tendrá que acudir habitualmente a su médico, “ahora es por mi cuenta y una decisión personal”

Una esperada noticia que se ha sumado a otras preciosas que están ocurriendo en los últimos meses. Ha sido tía por cuarta vez, vive un momento profesional de reinvención y se casa después de este verano. Sí, Ana vuelve a estar en su mejor momento, ahora mejor que nunca. “Soy una superviviente y estoy sana”, grita a los cuatro vientos.

Es obligatorio mirar atrás y recordar aquellas sesiones de quimio o esos tratamientos con medicamentos potentes. “he ido cumpliendo etapas y en cada una he ido aprendiendo más cosas, porque lo que tengo seguro es que el cáncer, cuando llegó a mí, me cambió la vida por completo, no sé si para bien o para mal, pero ahora estoy aquí y tremendamente feliz”.

"Hay que ser realista, aceptar lo que viene, saber que no es bueno, y hay que estar preparada para sufrir, porque será un año largo muy duro"

Del Fraile manda un mensaje directo a esa mujer que está pasando por lo que ella pasó. “En primer lugar, no hay que compararse con nadie porque cada mujer necesita un tipo de ayuda. Y luego hay que ser realista, aceptar lo que viene, saber que no es bueno, y hay que estar preparada para sufrir, porque será un año largo muy duro, pero, de esto se sale. Y mi mejor consejo es ver las estadísticas de mujeres que lo han superado, ya estamos en un 90%”.

Quizás solo haya un ‘pero’ a esta historia con final feliz, el fallecimiento de su padre hace más de dos años. “Él estuvo siempre a mi lado, de las personas que más me ayudó, porque era por naturaleza optimista, pero padeció tres linfomas y con el último no pudo”, recuerda. Y pese a ello, Del Fraile lo tiene claro: “Esto no me cambia la visión, hay que seguir dando voz y normalizando esta enfermedad porque cada vez somos más los que salimos”, afirma sincera.

Algo más que una canción de Bowie: un grito de guerra

Pero en estos diez años, esta vallisoletana, amante del vino, ha hecho (y hace) mucho más que superar un cáncer de mama, ha ayudado a muchas mujeres que han estado y están en su situación, lo que le ha convertido en una de las caras solidarias más famosas de la ciudad. Su mente innovadora y su corazón solidario le hicieron poner en marcha We Can Be Heroes, que ha sido algo más que una genial canción de David Bowie, se ha convertido en un grito de guerra, un arma contra el cáncer. “Creo que cuando te ves en esta situación es algo innato, el querer ayudar, y sí, he logrado hacerlo porque se me pone la carne de gallina cuando la gente me da las gracias por lo que ha hecho la asociación”.

Una asociación sin ánimo de lucro nacida en Valladolid en octubre de 2014 que tiene como principal objetivo apoyar a todos los enfermos de cáncer, especialmente las enfermas de cáncer de mama. No sólo apoya a los pacientes, sino también a sus familiares y amigos que en esos momentos son un gran apoyo para las pacientes. “En mi caso yo necesitaba mucho a los míos y que me animaran”, recuerda.

Así, además de seguir buscando financiación para la investigación en la Universidad de Salamanca, Ana con la ayuda del grupo de investigación BISITE, puso en marcha un chupachups de hielo con sabor que sirvió para como solución básica a lo de chupar cubitos de hielo o helados de sabores. Un molde que soluciona la incomodidad del cubito de hielo ya que por la falta de sujeción y al cogerlo directamente con la mano es una molestia horrible para los pacientes.

Ana ya está disfrutando de estos días. Sabe que la vida te puede dar un golpe inesperado cuando menos te lo espera, por eso se encarga de celebrar la vida cada día. De momento ya ha estado en un restaurante Estrella Michelin, pero lo mejor está por venir.

 

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