Adolfo Arranz es un ilustrador e infografista nacido en Valladolid y criado en Guardo, en pleno corazón de la Montaña Palentina. Fue allí donde dio los primeros pasos de su carrera dibujando las calles y los campos que le rodeaban. “Hacía apuntes y esbozos prácticamente todos los días en vivo y eso hizo que pudiese desarrollar aún más mi faceta como ilustrador. Me ayudó a evolucionar en mis capacidades porque me encantaba dibujar la arquitectura tradicional y sus magníficos paisajes”, recordó Arranz al tiempo que reconoció que la provincia de Palencia influyó, y mucho, en su trabajo.
Tanto es así que le ha llevado hasta ahora a convertirse en el ‘Mejor diseñador periodístico del mundo’, un reconocimiento que otorga la Society for News Design (SND). “Ha sido una grata sorpresa, y me siento honrado por este reconocimiento después de tantos años trabajando en esto. También me anima a seguir trabajando con pasión en ello”, confesó.
Un reconocimiento que viajará hasta Hong Kong donde vive y trabaja desde hace más de una década. A día de hoy, y desde hace dos años, lo hace como editor senior de gráficos en la agencia Reuters pero, anteriormente trabajó para el periódico El Mundo, como director creativo en MediaCorp de Singapur o como diseñador senior y director creativo en con South China Morning Post. Ahora que justo se cumplen trece años desde que decidió hacer las maletas y trasladarse al continente asiático, recibe este premio que confía en que sirva para otorgar a la ilustración el peso y la importancia que realmente merece.
Sin embargo, no es el único galardón que ha recibido a lo largo de su trayectoria ya que posee también, el ‘Premio Malofiej de Diseño’ gracias a una infografía titulada ‘City of anarchy’ sobre la ciudad de Kowloon Walle. En ella, se aprecia hasta el más mínimo detalle y esta es, precisamente, una de las principales características de su obra. De hecho, a nadie le pasa inadvertido su talento para combinar aspectos visuales y narrativos.
Es uno de los grandes maestros de la infografía y la ilustración contemporánea y sus trabajos han dejado una impronta imborrable a la hora de ilustrar eventos históricos, descubrimientos científicos o análisis sociales y culturales. “Cuando te dedicas a esto, te vas acostumbrando a trabajar innumerables temas y es una de las cosas que más me gusta de esta profesión. Aprendes muchísimas cosas porque para explicarlas bien, necesitas antes estudiarlas y entenderlas”, explicó en declaraciones a la Agencia Ical.
Además de la variedad de temas, este infografista domina infinidad de técnicas y trabaja tanto con métodos tradicionales como con herramientas más modernas y digitales. Con el paso de los años, Arranz ha conseguido evolucionar y pasar de lo clásico a lo más innovador algo que, reconoce, “no es nada sencillo”. “Cuesta lo suyo y no solo por el tipo de herramienta. También porque pasé del trabajo impreso en papel al formato digital y eso, implica un cambio es muy drástico en el aspecto técnico y en la estructura de narración”, aseveró. Como aspecto positivo, destacó el hecho de que la tecnología actualmente le permita dibujar de forma muy similar al lápiz o al carboncillo lo cual, dijo, “es de agradecer”.
Se trata de una persona, detallista, observadora, meticulosa y perfeccionista e insiste en que la infografía es una herramienta clave en el periodismo y la comunicación del siglo XXI gracias, en parte, a la evolución “vertiginosa” que ha sufrido en los últimos 20 años la narrativa periodística y la forma en la que se presenta la información ante los lectores. En cada uno de sus proyectos, este vallisoletano es capaz de transformar datos realmente complejos en historias visuales mucho más atractivas, accesibles y comprensivas. Lleva toda su carrera contando historias, a través de la ilustración y promete seguir desarrollando nuevas ideas marcadas por el rigor y la actualidad. Entre esos planes a medio o largo plazo, la enseñanza seguirá jugando un papel fundamental ya que a lo largo de su carrera ha pronunciado multitud de conferencias, mentorías y talleres para compartir y trasladar sus conocimientos y experiencias a las nuevas generaciones.