Mientras los servicios municipales de limpieza se esmeraban en acabar con las huellas de una noche más de sábado en el centro de Valladolid y todavía algún despistado se resistía a finalizar la juerga, Pilar, una de los miles de apoderados que los partidos políticos ponen a disposición de la maquinaria electoral para supervisar el correcto funcionamiento de las votaciones, acudía fiel a una cita más de la fiesta de la democracia.
Son tantas votaciones que ya ha perdido la cuenta, dado que bien como interventora o como apoderada, Pilar ha sido testigo directo de la mayor parte de las citas electorales que se han celebrado en España en la etapa democrática. Al principio fue con la Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez, aunque desde hace años su compromiso es con el Partido Popular.
Esta mañana, en el colegio San José, reconocía que ella afronta cada cita electoral con la misma “ilusión”, aunque asumía que desde aquellos comicios cuando la democracia daba sus primeros pasos hasta ahora, son muchas las cosas que han cambiado, sobre todo que la gente viene a los colegios mejor informada y sabe cómo y dónde debe votar.
No muy lejos del colegio San José, en las oficinas municipales de San Benito, Francisco, a sus 72 años, afrontaba también otra cita electoral. Apoderado del PSOE desde las históricas elecciones de 1982, cuando Felipe González se hizo con 202 de los 350 escaños del Congreso, añora la ilusión y las ganas con las que la gente se acercaba a votar aquellos años. “Ahora yo observo un cierto pasotismo entre los más jóvenes, y considero que no es una buena noticia para la democracia. A los más jóvenes yo siempre les digo que no siempre en España se pudo votar en libertad”, aseveró.
Con menos elecciones a sus espaldas, pero con unos cuantos años ya a sus espaldas, en la mesa del centro cívico El Campillo, Josefina, apoderada de Podemos, también reconocía que ella mantiene la misma ilusión desde que hace ocho años decidió colaborar con la formación morada. “El deseo de cambio es lo que empuja a estar hoy aquí”, reconoció.
Mientras los apoderados supervisan que todo transcurra con normalidad, los votantes más fieles ejercían su derecho. Uno de los madrugadores fue Ignacio, que a las 9,05 abandonaba el colegio de San Benito. “Nunca he dejado de participar en unas elecciones y ahora lo hago con un deseo de cambio. También a primera hora, y como ha venido haciendo desde el 1977, no faltó a su cita con las urnas Rosario, que antes de las 9,30 horas abandonaba la mesa ubicada en las oficinas municipales de la plaza de Santa Ana, lamentado que, una vez más y a pesar de ser unas elecciones al Parlamento Europeo, “en esta campaña electoral tampoco se ha hablado de la importancia que tiene la UE”.