Imagen de la concentración en Montemayor de Pililla contra una planta de biogás

Imagen de la concentración en Montemayor de Pililla contra una planta de biogás ICAL

Valladolid

Cientos de personas protestan contra la planta de biogás en Montemayor de Pililla que “solo enriquecerá a los especuladores de la basura”

La plataforma de vecinos acumula ya más de 1.700 firmas en la campaña de Change.org y advierte que la instalación que desea montar Libergia gestionará "unas 150.000 toneladas de residuos al año"

15 junio, 2024 18:07

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Unas 300 personas, entre vecinos de Montemayor de Pililla, Valladolid, y otras localidades del entorno, se concentraron hoy en la Plaza Mayor del municipio para mostrar su oposición a la construcción de una planta de biogás a tres kilómetros del pueblo al considerar que “solo enriquece a los especuladores de la basura”.

Posteriormente, un número inferior se desplazó a pie hasta el ‘Cabezo’, que es el lugar donde la empresa Libergia ha elegido para situar la instalación, aunque aún no ha presentado el proyecto ante la Junta de Castilla y León, según apuntó a la Agencia Ical la portavoz de la Plataforma contra la macro planta de biogás, Susana Recio.

La concentración, en la que se leyó un manifiesto para dejar claro la repulsa a la planta de biogás y animar a los vecinos indecisos a que conozcan los detalles del proyecto, contó con vecinos de otras poblaciones de alrededor que también se verán "afectadas" por esta instalación, como Traspinedo, Torrescárcela, Santibáñez de Valcorba, Camporredondo, Viloria del Henar, Cogeces del Monte, La Parrilla y San Miguel del Arroyo.

La plataforma, que ha puesto en marcha una campaña en Change.org que ya acumula más de 1.700 firmas, advierte que este tipo de macroplanta de biogás es la “excusa perfecta” para la instalación de macrovertederos de residuos orgánicos en localidades como Montemayor. “Bajo la justificación de tratar los residuos de la gran cantidad de macrogranjas que han puesto en esta tierra, se está instalando este tipo de industria que, a su vez, necesita cada día más combustible, es decir, basura orgánica”, asevera. 

Considera que estas instalaciones no crean ningún tipo de riqueza, ni puestos de trabajo en los pueblos que "sufren sus efectos”. “Tan solo se enriquecen los especuladores de la basura. Mientras tanto, expulsan de las zonas rurales a los pocos vecinos que nos aferramos a nuestros pueblos. ¿Quién va a querer vivir en un pueblo que apesta?”, añade.

Recio señaló que la presión que han ejercido los vecinos es el motivo por el que la empresa aún no ha presentado el proyecto ante la Junta. “Libergia ya tenía que haber iniciado la tramitación pero al haber comprobado la oposición del pueblo, está a la espera. No pensaban que nos íbamos a organizar de esta manera y hacer tanto ruido”, señaló. Esta vecina de Montemayor añadió que la empresa esperará a que baje el nivel de protestas pero aseguró que la plataforma es consciente que se trata de una “carrera de fondo” y que no cejará en sus objetivos para evitar la construcción de la planta. 

Preguntada por el motivo del interés de Libergia en instalarse en Montemayor, Susana Recio aseguró a Ical que es porque el gaseoducto pasa por el término municipal del pueblo y porque se trata de una localidad pequeña, con pocos vecinos. “Esas empresas no van nunca a pueblos grandes, donde la oposición a este tipo de proyectos será mayor”, aseveró. 

La plataforma advierte de las dimensiones del proyecto y las “enormes” cantidades de residuos que se pretende gestionar, "unas 150.000 toneladas al año", lo que supondría el paso por la localidad de más cien camiones al día. 

Además, apunta que los desechos obtenidos de la fermentación, en forma de materia líquida (100.000 toneladas al año) y sólida (más de 25.000 toneladas al año), que la empresa llama “fertilizantes”, van a contener una diversidad de productos químicos y bioquímicos, procedentes de los residuos gestionados como metales pesados, disolventes, restos de antibióticos o pesticidas. 

También se refiere a los olores que desprenden el estiércol y los purines empleados en la fábrica y los insectos que proliferan al lado de las plantas de biogás, sin olvidar el “innegable ataque paisajístico" a toda la zona.