La ventaja de ir a almorzar con médicos es que siempre aprendes algo nuevo, y si te atragantas te pueden salvar la vida, igual que hacen con los toreros y cortadores estos 'ángeles de la guarda', de profesión cirujanos taurinos.
La tarde-noche anterior habíamos estado rodeados de galenos de todas las especialidades en un acto mágico, lleno de torería…y de esa luz que trasladó el gran pintor Sorolla desde el Mediterráneo de la mano del gestor cultural del ministerio del ramo, Raúl Alonso y de José Luis Benlloch, director de la revista taurinas Aplausos, además del Dr. Carbonell, hoy senador por Vox.
Además de paisanos albaceteños como el Dr. Masegosa, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Taurina y ponente de la jornada, y Genoveva Armero, inspectora jefa de la Unidad de Familia y Mujer en Albacete, y primera policía presidenta de una plaza de toros. Ambos vinieron acompañados de otra paisana. Y eso había que celebrarlo.
El Dr. Antonio María Mateo, alma mater de la sesión académica y presentador de la misma, había preparado el ágape en el Asador Cossío de nuestro amigo Perico, ya plenamente recuperado de su lesión del coure. Y los salones a tope…
Y allá que nos fuimos por invitación expresa del veterano Dr. Mateo, “reparador de la cosa vascular” y 50 años al frente de la enfermería del coso del Paseo de Zorrilla. Y ahí sigue organizando estos actos científicos-culturales-taurinos como vicepresidente de la SECT y de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Valladolid. Completamos el plantel la esposa del Dr. Mateo, Coco y un servidor.
Cuando antes cité “pucelanos acogidos, me refería a que, tanto su esposa (burgalesa) como el propio Mateo (barcelonés) llevan prácticamente toda su vida en esta gran tierra como es Pucela, como uno mismo.
Pero vayamos al condumio que fue de un diez amplio. De entrantes, un par de platos de jamón y lomo ibérico que nos supo a gloria, porque estaba delicioso y mucho más saboreándolo con un soberbio 'Tomás Postigo' ribereño de 3º año; hasta el punto de que el Dr. Masegosa celebrará un aniversario en Albacete con este sensacional tinto. Una caja de 12 botellas le hará llegar Perico puntualmente.
En un momento determinado, Perico asomó con una cazuela de Portillo mostrando una “hermosa” paletilla de lechazo humeante recién sacado del horno. El delicioso olor inundó el salón, y toda la mesa le dimos el visto bueno. Dos cuartos delanteros que “devoramos” con auténtica fruición… y un tercero se quedó a medias.
No faltaron las consabidas ensaladas de tomate, lechuga y cebolla, que nunca deben faltar para acompañar a un buen lechazo asado. Rematamos con una tarta de nata cubierta de chocolate, además de los cafeses y chupitos de rigor.
En definitiva, un almuerzo lleno de recuerdos de mi tierra albaceteña donde surgieron conversaciones interesantes, la mayoría referidas al mundo de la ciencia médica y, como no, del tema taurómaco. Faltaría más. Un placer doctores y compañía. Hasta la próxima.