En todos los lugares del mundo existen los comúnmente llamados "negocios de toda la vida". Valladolid no es una excepción y, aunque, para el agrado de muchos, la ciudad alberga multitud de tiendas y establecimientos con muchísimos años de historia, hay uno que para muchos vallisoletanos cobra una importancia especial, así como gratos recuerdos de su trayectoria profesional. 

Se trata de El Triunfo, una tienda de vestuario laboral para todos los sectores, ubicada en el número 2 de la calle López Gómez y fundada en 1914 por el matrimonio vallisoletano formado por Cándido Casares Gallego, natural de Matilla de los Caños, y Andrea González, de San Miguel del Pino. Hoy este negocio sigue escribiendo su historia en la misma ubicación de la mano de dos nietas de los fundadores, quienes luchan desde hace 20 años por mantener vivo el negocio familiar. 

Detrás de la mítica tienda El Triunfo, por la que tantos y tantos vallisoletanos han pasado para comprar sus uniformes de trabajo, zapatos y hasta batas infantiles, también conocidas como babis escolares, se esconde una apasionante historia que Sofía Muñoz Casares, encargada de la tienda y hermana de la propietaria, María Muñoz, ha querido compartir con EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León. 

María y Sofía Muñoz Casares, propietaria y encargada de la tienda El Triunfo

Para entenderla tenemos que remontarnos a 1914, el año de su creación. Así, más allá de aclarar que la tienda surge de la vena emprendedora de su abuela y la familia de esta, y del deseo de sus abuelos de abandonar el pueblo para montar un negocio en la capital, Sofía ha confesado que, cuando sus abuelos se jubilaron, este no pasó a manos de sus padres, sino que directamente lo heredó su hermana María.

"Éramos siete hermanos y varios primos, pero solo mi hermana quiso quedarse con la tienda. Las dos trabajábamos Madrid y dejamos nuestras vidas para probar. Primero vino ella y luego yo, porque en mi caso fui dejando mi otro trabajo poco a poco. Vinimos a probar y ya llevamos 20 años", ha revelado. 

Del mismo modo, ha desvelado que, en un primer momento, sus abuelos concibieron la tienda como un punto de venta de ropa masculina y de trabajo. 

Antigua fachada de la tienda El Triunfo de Valladolid

"Antes se compraban las telas y se confeccionaba ropa de niño y hombre y también de trabajo. De hecho, en la época de la guerra, se confeccionó mucha ropa para los ejércitos. Aquí había un sastre y aprendices de sastre que hacían lo que el cliente quisiese, ropa, uniformes, trajes...", ha explicado la encargada. 

Además, con los años, los abuelos llegaron a tener tres tiendas de El Triunfo, la de López Gómez en plena plaza España, otra en la calle Teresa Gil, "que era donde estaba mi abuela y que ahora es una camisería que lleva mi prima", y otra en Toro. 

Sin embargo, "ahora solo está la tienda de López Gómez, además de la online". Y es que, según ha revelado Sofía, ya no confeccionan los artículos en la tienda, sino que directamente los encargan a diferentes proveedores, "el 90% españoles". Tampoco venden ropa de hombre, únicamente "de trabajo y babis escolares". 

Interior de la tienda El Triunfo

No obstante, más allá de vender dichos artículos, también cuentan con servicio de serigrafía, fornitura y arreglos. 

Todo ello, sumado a la variedad y calidad de sus artículos, al servicio, la atención al público y el asesoramiento que ofrecen, es lo que les diferencia de sus competidores. 

Asimismo, según ha apuntado Sofía, el principal motivo por el que el negocio ha conseguido sobrevivir más de un siglo, incluso ante el auge de fuertes competidores como las grandes superficies y las plataformas de comercio electrónico, es porque "arriesgamos, ofrecemos cosas que nuestros competidores no tienen y les damos un buen servicio". 

Si bien, Sofía ha reconocido que, aunque El Triunfo sigue con la persiana levantada, "las ventas han bajado brutalmente en los últimos años", fundamentalmente, por el notable aumento de las ventas online y también porque muchos oficios han dejado de requerir uniformes. 

Exterior de la tienda El Triunfo

En este sentido, ha recalcado "el daño que está haciendo Internet al pequeño comercio", al tiempo que ha aprovechado para "pedir a las administraciones apoyo y un poquito más de protección". 

Aun así, las hermanas Muñoz Casares pueden presumir orgullosas de que a día de hoy siguen conservando clientes de toda la vida "muy fidelizados". Entre ellos se encuentran las papelerías e imprentas Ambrosio Rodríguez y el restaurante La Criolla, entre otros, y a ellos se suman "algún estamento público, bares, negocios de pueblos y residencias de ancianos, siendo los uniformes sanitarios y calzado lo que más vendemos".

Y es que, aunque por su cabeza no ronda la idea de abrir nuevas tiendas en otros puntos de la ciudad, si algo tienen claro, es que seguirán luchando por mantener en pie el negocio familiar. Una tienda que lleva más de un siglo vistiendo a los trabajadores de Valladolid y cuyo futuro resulta un tanto incierto, dado que ni la propietaria ni la encargada tienen descendencia. ¿Su deseo? Que al menos alguno de sus sobrinos continúe la tradición. "Sería muy bonito", ha concluido.