Corría el año 1898 cuando un hombre natural del municipio vallisoletano de Matapozuelos llamado Ambrosio Rodríguez, se trasladó a la capital pucelana para fundar una papelería y una imprenta, como muestra de su "amor a las letras", así como de "la sensibilidad que tenía hacia los libros y la escritura". 

La tienda se encontraba en la calle Regalado, mientras que el taller, dotado de la imprenta y un almacén, se ubicaba en el número 7 de la calle Duque de la Victoria. 

Poco a poco, el empresario fue haciendo crecer su pequeño imperio empresarial, hasta que llegó un momento en el que se tuvo que jubilar. Así, lejos de querer que el negocio que tanto le había costado levantar cerrase sus puertas definitivamente, su hijo, Jesús Rodríguez, decidió coger el relevo y hacer lo propio en torno al año 1950. 

Sobre esta fecha tanto la tienda como el taller cambiaron de ubicación, a Duque de la Victoria 3 y a Panaderos, respectivamente. 

Antigua imprenta de Ambrosio Rodríguez Cedida

En 1957 aproximadamente, Jesús decidió relegar en su hijo, Antonio Rodríguez, y, dado que este falleció a una temprana edad, resultando imposible que sus descendientes continuasen escribiendo esta bonita historia familiar, fue su mujer la que cogió las riendas desde 1968 hasta los años 80, cuando esta dejó el negocio en manos de tres de sus hijos, concretamente, de Fernando, Luis y Jesús. 

Estos trasladaron el taller en 1982 al número 16 de la calle Embajadores y casi dos décadas después apostaron por abrir una segunda tienda en Claudio Moyano, 24, a la que se sumaba la de Duque de la Victoria, 3, que bajó la persiana el pasado mes de enero "porque las dos estaban muy cerca y quisimos unificar el negocio y reducir gastos". 

Interior de la papelería actual de Ambrosio Rodríguez

Así lo ha explicado Fernando Rodríguez en una entrevista con EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León, en la que, más allá de detallar la cronología de un negocio histórico, mítico y centenario en Valladolid, como lo es la casa Ambrosio Rodríguez, ha aclarado que, si algo les animó a seguir adelante con ella, fue el simple hecho de que les resultara "muy bonito y apasionante mantener la tradición familiar". "También porque nos apasiona todo el tema de artes gráficas y papelería, y dar un servicio a clientes, es un trabajo muy gratificante", ha señalado Fernando, aclarando que "llevamos toda una vida dedicados por completo al negocio familiar", pese a haber estudiado él Derecho, otro hermano Económicas y el tercero Artes Gráficas. 

A día de hoy el negocio creado por su bisabuelo cumple más de 125 años de vida y tanto la tienda como el taller han cambiado varias veces de ubicación. Sin embargo, una y otro mantienen su esencia inicial. De hecho, la cuarta generación de empresarios de la familia conserva diferentes cosas de la época de su bisabuelo, como alguna máquina, chibaletes y letreros. 

Imagen de la antigua imprenta de Ambrosio Rodríguez Cedida

"Además, la idea del negocio se ha mantenido prácticamente igual, que es suministrar a particulares y empresas material de papelería e imprenta", ha añadido. 

En esta línea, Fernando, en representación de los tres hermanos socios, ha admitido que su especialidad "es dar servicio a empresas", entre las que destacan Renault, Michelín, Iveco, Cuatro Rayas, notarías y hasta instituciones y hospitales públicos, definidos por él mismo como "nuestros clientes más importantes". 

También ha aclarado que "desde el año 2000 más o menos, nos hemos especializado en edición de libros de tiradas más o menos reducidas". Un servicio que, sumado a la calidad, la amplia variedad de productos, los precios competitivos que ofrecen y a la atención y amabilidad con la que intentan tratar a cada uno de sus clientes, consigue posicionar la casa Ambrosio Rodríguez por encima de sus competidores. 

Fernando y Luis Rodríguez a las puertas de su papelería

"La gente sabe que Ambrosio Rodríguez es un signo de calidad y seriedad, que les vas a dar algo bueno y que el artículo va a estar bien", ha expresado Fernando. 

Y es que, precisamente todas estas cualidades son las que, según el propietario, les hacen seguir teniendo la persiana levantada después de tanto tiempo. No obstante, sí ha reconocido que las grandes superficies y las ventas online han hecho y siguen haciendo daño al negocio, a pesar de que, en su caso, las ventas por su página web "no sean muy elevadas", sino que esta se utilice más "como consulta que como punto de compra". 

Fernando justifica esta realidad con el hecho de que "las generaciones nuevas se hayan acostumbrado a comprar por Internet". Aun así, él sí espera y desea que esto cambie, ya que, a su juicio, "una ciudad sin comercios es una ciudad fea y aburrida". "Creo que son modas, que ahora es la moda de comprar por Internet y que esto tarde o temprano cambiará", ha espetado. 

Interior de la papelería de Ambrosio Rodríguez

Pese a todo ello y a que a consecuencia de esto el negocio ha vivido "etapas duras", este en líneas generales va "bastante bien". "A raíz de la pandemia hemos vivido una de nuestras etapas más flojas en cuanto a venta, pero si notamos que vamos remontando algo", ha admitido. 

Finalmente, el empresario ha aclarado que las metas y objetivos del negocio que lleva por nombre Ambrosio Rodríguez, van encaminadas a "seguir dando servicio, disfrutando del día a día, aumentar ventas y mantener plantilla", más que a expandirse, ya que, en su opinión, "esto no tiene mucho sentido", dado que en su caso se cree que "no hay relevo generacional". "Tenemos hijos, pero parece que no quieren quedarse con el negocio", ha reconocido Fernando. 

Imagen antigua de una papelería de Ambrosio Rodríguez Cedida

Por ello, tanto para él como para sus hermanos, lo ideal sería que alguien ajeno a la familia quisiese comprar tanto la papelería como el taller antes de que todos ellos se jubilen y el negocio familiar eche el cierre definitivamente. De hecho, "si ahora nos presentasen una buena oferta, venderíamos ya mismo", ha afirmado. 

Aun así, tal y como ha expresado con orgullo y rotundidad, "pase lo que pase, el día que me jubile, sentiré una satisfacción enorme por poder decir orgulloso que hemos mantenido el negocio en pie, que hemos dado trabajo a muchas personas y que hemos respondido a todos nuestros clientes", ha añadido.  

En cualquier caso, Fernando ha querido hacer un llamamiento a las instituciones públicas para pedirles que empiecen a comprar en los comercios locales y así reforzar el comercio de proximidad. "En vez de hacer un concurso y darles el dinero a Madrid o a Barcelona, que se lo den a los comercios locales, porque para nosotros, más que las subvenciones, el principal apoyo es que compren y gasten aquí", ha concluido el empresario.