El Puente Colgante de Valladolid, también conocido como el Puente de Hierro, es uno de los elementos urbanos históricos más característicos e identificadores de Valladolid. Es la imagen icónica de la relación de la ciudad con el río Pisuerga. Por ello, se delimita en esta declaración el entorno mínimo de protección que forma la visual paisajística esencial del monumento para preservar su relación con el medio físico en el que está ubicado.

Ante esto, el Consejo de Gobierno de este jueves 22 de agosto ha aprobado la declaración del Puente Colgante de Valladolid Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento. En él confluyen un conjunto de valores históricos, técnicos e inmateriales singulares y excepcionales que lo convierten en un bien único en el patrimonio cultural de Castilla y León y que ha sobrevivido hasta nuestros días.

Ubicado junto al Monasterio de Nuestra Señora de Prado, a las afueras del conjunto histórico de Valladolid, también se le conocía como Puente del Prado. No es en realidad un puente colgante, sino que se trata más bien de una estructura en hierro forjado, con sistema de arco atirantado o Bow-String, sobre apoyos laterales de fábrica de sillería y pedestales de fundición. Tiene un tablero de 75,70 metros de largo y 7 metros de anchura, con un único vano de 68,70 metros, que en origen presentaba un suelo de madera de pino.