Valladolid es tierra de gastronomía. Cada rincón de su provincia es una oda culinaria a algunos de los alimentos más sabrosos de nuestro país. En cada uno de sus municipios, sus vecinos y restaurantes protegen la tradición de la cocina castellana y encumbran los productos de proximidad convirtiendo a la tierra del Pisuerga en uno de los lugares con más reconocimiento a nivel gastronómico. Entre ellos, una pequeña villa gastronómica que podría ser, con muchos otros, el mejor pueblo la provincia donde comer.
Si por algo destaca Matapozuelos, un pueblo de algo más de 1.000 habitantes, es por su cocina. Reconocida 'Villa gastronómica', son diversos y varios los restaurantes con los que cuentan en este municipio. Hasta un estrella Michelin. Y, por supuesto, el particular producto estrella del pueblo, que no es otro que el reconocidísimo pincho de lechazo, también muy popular en Traspinedo.
El establecimiento estrella es, sin duda, La Botica de Matapozuelos. Miguel Ángel de la Cruz es el chef encargado de hacer las delicias de los comensales en esta antigua casa de labranza que fue restaurada por su familia en 2002. Reconocido restaurante no solo en Valladolid, sino que también en toda España, son especialistas en los productos locales, todos ellos traídos de los alrededores de la provincia y la región.
Además de una estrella Michelin, tienen dos Soles de la Guía Repsol, otros de los grandes reconocimientos. La cocina de Miguel Ángel de la Cruz se caracteriza por lo natural, lo artesano y tiene impregnada el paisaje de su alrededor. En su oferta, cuenta con una carta fija que recrea la cocina popular de la zona y dos menos degustación que suponen un viaje sensorial por el arte culinario del chef.
Pero además de La Botica de Matapozuelos, son más los establecimientos que destacan en esta villa gastronómica. Hablar del Mesón de Pedro es hablar de Matapozuelos. Porque su fama traspasa fronteras y llega a los rincones de toda la provincia e incluso de Castilla y León.
Un restaurante que ofrece una carta especializada en el conejo y los pinchos de lechazo a la parrilla en brasa de sarmiento y encina. Cocina tradicional que también apuesta por los productos de la zona con una elaboración natural y sencilla para sentir por todo lo alto los sabores de la tierra castellana de Valladolid. Pero también se puede degustar esos calamares de otro planeta, las diferentes croquetas y una ración de oreja que quita el sentido. Todo esto, con un Andrés y María que siempre están atentos a todo lo que se necesita. La visita al Mesón de Pedro es toda una obligación.
Además, su maridaje es toda una experiencia, con una amplia oferta, pero con especialización en los caldos de la Denominación de Origen Rueda. El ticket medio por persona es, además, muy asequible para todas los bolsillos, rondando los 20 euros.
En Matapozuelos encontraremos también el Lienzero, una casona del 1800 y rehabilitada en 2009 que conserva la fisonomía de la época, dotando al lugar de historia. Y es que además de restaurante, también es un Centro de Turismo Rural, pues cuentan con alojamientos de hasta siete habitaciones.
Por supuesto, el lechazo también tenía que estar presente entre sus especialidades. Pero, a diferencia del Mesón de Pedro, donde los pinchos son los reyes por antonomasia, aquí apuestan por el lechazo asado. Lo hacen en horno de leña, como el cochinillo, que aunque es más típico de la zona de Segovia, aquí también es un manjar.
Para los más carnívoros, también son especialistas en carne roja a la brasa o a la piedra. Su precio medio, en este caso, ronda entre los 25 y los 35 euros.
La Taberna Gramola II o el Restaurante tus Ojos son otras de las opciones para completar nuestro viaje culinario por la villa gastronómica de la provincia de Valladolid. Una experiencia sensorial donde deleitar a nuestras papilas gustativas donde, además, también podremos aprovechar para recorrer la historia y el patrimonio cultural de Matapozuelos.