El novillero Diego Bastos ofreció una imagen de novillero hecho y cuajado llamado a empresas mayores mientras que el salmantino Cristian González demostró disposición y voluntad ante una excelente novillada, casi corrida de toros, de Río Grande.
Tercera y última novillada del Piñón de Oro en Pedrajas de San Esteban. Casi media entrada. En el cartel el novillero de Constantina Diego Bastos y el salmantino Cristian González, actuando de sobresaliente Carlos Gil. Al finalizar el paseíllo sonó el Himno Nacional.
Se lidiaron cuatro novillos casi toros de la divisa Río Grande que pastan en el término La Albuera de Badajoz, muy bien presentados, cuajados, hondos, serios pero armónicos. Todos ellos dieron un buen juego destacando el primero, bravos, encastados, nobles, prontos a los engaños, con fijeza, transmisión y movilidad.
Diego Bastos
El oficio y la seguridad en uno mismo hace que uno disfrute en la cara del novillo y eso es lo que ha transmitido Bastos toda la tarde demostrando que está para la alternativa que parece ser recibirá en la próxima Feria de Abril. Le tocó en suerte el mejor novillo de la tarde, el lidiado en primer lugar, un novillo con presencia de toro que fue una máquina de embestir por ambos pitones, desplazándose con transmisión y movilidad, de forma que al vaciar el muletazo el novillo iba hasta el final abriéndose lo que le permitía a Bastos quedarse colocado para el siguiente muletazo.
Ya con el capote mostró el novillo su buena condición en el recibo por verónicas. Recibió un puyazo en el caballo. Brindó al público el de Constantina. Con la franela empezó por estatuarios seguidos de varias tandas por el pitón izquierdo y derecho que desprendían empaque y clasicismo. Tonto, que así se llamaba el novillo, acudía con prontitud y alegría a los engaños, un novillo más de acompañar que de tirar de él pero mostrando en todo momento firmeza en la colocación y en el trazo del muletazo porque el de Río Grande estaba encastado.
En las postrimerías de la faena Bastos acortó las distancias metiéndose entre los pitones del novillo arrancando los aplausos del público. Entró a matar por derecho y con determinación cobrando una estocada en su sitio. Tuvo el novillo una muerte de bravo tardando en doblar. Dos orejas y ovación al toro en el arrastre.
Al segundo de su lote, un novillo con presencia también de toro, lo recibió con una larga cambiada seguida de verónicas hasta los medios. Recibió un puyazo largo y posteriormente brindó la faena al presidente de la plaza de toros de Constantina.
El novillo fue de menos a más dado que al principio el trasteo parecía adolecer de fuerzas pero el trato muleteril de Bastos hizo que el utrero poco a poco se fuera viniendo arriba hasta llegar a conseguir tandas de muletazos que nadie esperaba, sobre todo, destacar una por el pitón izquierdo enganchando al animal adelante con los vuelos de la muleta. Mató de estocada y de un certero golpe de verduguillo. Oreja.
Cristian González
Le tocó en suerte al salmantino un buen novillo,. pero con las dificultades propias de la casta y la bravura. Lo recibió por verónicas recibiendo la ovación de respetable. Entró al quite Bastos por gaoneras. En el caballo recibió dos puyazos, y un buen par de banderillas en tercio correspondiente de Cantora.
Brindó al público, y muleta en mano, se fue a por el utrero iniciando la faena por el pitón derecho. No fue Soleo un novillo fácil para estar delante, pedía poder y mando, y ralentizar su embestida, que sí llegó a conseguir el salmantino en algunas fases de la faena. El novillo repetía con transmisión y metiendo la cara, y en cuanto se le soltaba el novillero lo tenía encima por lo que precisaba perderle unos pasitos. Mató de estocada precedida de un pinchazo. Oreja.
El último de la tarde, fue el novillo quizás más “esaborío” que diría el maestro Emilio Muñoz. Serio, como todo el encierro, de capa negra, con expresión de toro pero con menos duración. Bien es cierto que recibió un puyazo largo en el caballo sangrando abundantemente.
Brillaron en el tercio de banderillas David Adalid y Juan Cantora obligándoles el respetable a desmonterarse. Brindó de nuevo Cristian al público. Le planteó una faena el charro a media altura tirando del utrero por ambos pitones pero en los muletazos que le bajó la mano el novillo humilló y metió la cara con mejor condición que a media altura.
Más entonado que en su primer novillo Cristian construyó una faena que acabó llegando al público que le concedió una oreja después de pasaportar al utrero tras un pinchazo y estocada.
En resumen, una tarde bonita la vivida en la coqueta plaza de toros de Pedrajas de San Esteban gracias al extraordinario juego de los novillos de Río Grande.
La banda de música de la Asociación “Perindola” brilló de nuevo con sus pasodobles.