Morenito de Aranda es quien tuvo la suerte de llevarse la “niña bonita” en el sorteo: un eral jabonero sucio que fue una máquina de embestir, incansable, de nobleza franciscana y repitiendo al toque prodigioso de la muleta del arandino. Desde los lances capoteros hasta el final de hinojos, todo fue un bello espectáculo el que ofreció el Moreno.
Ora derechazos, hora naturales, hora de rodillas. En todos los terrenos del coso lagunero lo probó al animal, que respondía una y otra vez de forma incansable. Tuvo oficio y listeza para promover el indulto y “convencer” al bueno del usía (José Luis Ramírez) quién fue dubitativo hasta última hora que sacó el pañuelo naranja, a sabiendas de que en un festival sin caballos no está permitido el indulto.
Pero un animal de esas características no sale todos los días y la decisión del presidente, a fuer de ser contraria al Reglamento Taurino de Castilla y León, fue la de preservar los genes de ese gran eral jabonero sucio, cuestión que Borja Domecq (propietario del hierro de Jandilla) agradecerá eternamente. Morenito paseó las dos orejas y el rabo simbólicas ante un público, escaso, apoyando desde que el animal empezó a embestir y recibiendo una gran ovación.
Abrió plaza el rejoneador riojano Sergio Domínguez, que realizó una faena muy correcta y vistosa, además de lucir a sus corceles generosamente, pero los aceros no estaban afilados. Tuvo que bajar a descabellar. Silencio.
El galo Marc Serrano, un veterano diestro francés, sorteó un buen eral al que pudo sacarle un ramillete de derechazos, pero no tuvieron eco en el tendido. Se atascó en la suerte suprema y su labor fue silenciada.
El diestro mexicano El Payo sorteó el eral más voluminoso del encierro al que le faltó empuje. El diestro charro Conoce bien los terrenos y ello le permitió estar aseado con el novillo, pero no lo vio claro con la espada. Labor silenciada.
Ismael Martín venía de ser el triunfador en el cierre de feria de Valladolid y salió muy dispuesto, pero se encontró con un animal áspero y dificultoso al que no pudo instrumentarle ni un pase y con los aceros sufrió un calvario. Silencio.
Cerró el festival el novillero navarro Aarón Navas que tiene buena planta y buen corte de torero, además de buen gusto y clase manejando las telas. Brindó al diestro soriano Rubén Sanz. Tiene que hacer mucho carretón. Labor silenciada, ya con el ruido de las peñas de fondo.
Les ofrecemos una galería de fotos de Natalia Calvo.