El presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Íscar, y el delegado territorial de la ONCE en Castilla y León, Ismael Pérez, han firmado el primer convenio de colaboración entre ambas instituciones que cuenta con una dotación de 10.000 euros.
Tiene como objetivo luchar contra la soledad no deseada que, a palabras de Íscar, está en "crecimiento" y que debe ser una "cuestión prioritaria para las administraciones" y para el "conjunto de la sociedad".
En este sentido, ha recordado que se estima que el 20% de la población española sufre soledad no deseada. Y que, precisamente, son los jóvenes quienes más la padecen, así como los mayores de 75 años.
"La soledad no deseada es mucho mayor en las personas con algún tipo de discapacidad. En este colectivo, el problema afecta a más del 50% de las personas", asegura.
Íscar recordaba que la institución provincial lleva desde los años 90 luchando contra este problema con distintas líneas, tanto dentro del programa Envejecimiento Activo como en el Plan Provincial de Juventud.
Por ello, el convenio tiene como objetivo "ofrecer una atención integral que facilite la autonomía personal a las personas ciegas de la provincia". Así como "prestar los apoyos que precisen" para participar en actividades comunitarias.
Por otro lado, Pérez ha recordado que la soledad "es un problema social" y que, si se le añade la discapacidad, "es aún más grande". Y apostillaba que todo funcionará mejor si "vamos de la mano de instituciones públicas".
"En Valladolid hay 1.000 personas ciegas con distintos tipos de necesidades. Llegar a todas no es fácil, se necesita el esfuerzo de muchas personas e instituciones", matizaba.
Campos de actuación
El convenio gira en torno a siete campos de actuación concretos. Uno de ellos es la integración en centros culturales, asociaciones de amas de casa, aulas de mayores, creando una red social de apoyo que favorezca su participación social.
En segundo lugar, la orientación sobre opciones de accesibilidad que favorezcan su autonomía. En tercer lugar, el fomento del voluntariado, favoreciendo el contacto entre ellos y la incorporación al programa de los mismos.
La cuarta tiene que ver con cursos y talleres, mejora de recursos psicológicos y emocionales. Sobre todo, en momentos concretos como la jubilación o cambios de domicilio y ciudad.
Por otro lado, habrá cursos y talleres para mejorar sus habilidades sociales, alfabetización digital y nuevas tecnologías. Así como la creación de grupos de intereses compartidos que aborden actividades en común.
Finalmente, potenciarán el desarrollo de actividades de solidaridad e intercambio generacional.