Más que un método educativo, consideran la disciplina positiva como una especie de "filosofía de vida". La escuela infantil Okapi no castiga a sus niños, sino que ven en los errores "oportunidades de aprendizaje". Detrás de ella están Rosario Gamero Igea y Elena De Fuentes Valdés, dos amigas que se conocieron mientras estudiaban.
Hoy, regentan su propia escuela, en el barrio vallisoletano de Covaresa, en la calle Valle Inclán, 2. EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León charla con Rosario, codirectora del centro, para conocer un poco más allá de la disciplina positiva y los beneficios "demostrados" por diversos estudios "frente al modo tradicional".
Ambas disponen del grado superior de Técnico de Educación Infantil, que realizaron en la escuela Plastilinas y dónde se conocieron. Rosario y Laura coincidieron después en el colegio San José y trabajaron un año juntas.
En la cabeza siempre les rondó la idea de hacer algo conjunto "donde pudiéramos hacer las cosas como a nosotras nos gustase". "Vas trabajando en distintos sitios y ves cosas que no encajan mucho contigo", reconoce la codirectora de Okapi.
Fue entonces cuando la tía de Rosario, que conocía a la dueña del local donde hoy se sitúa Okapi, le avisó de que iba a ponerlo en alquiler porque la anterior inquilina había decidido dejarlo. "Fuimos las dos de cabeza", recuerda.
Desde un principio, Okapi nació con la identidad de hacer "las cosas de otra manera". Ya el propio nombre de la escuela infantil indica que estas dos técnico de educación les gusta romper con los teoremas tradicionales.
El nombre
"Se me ocurrió a mí. En un documental vi a este animal que es muy curioso. Una de las cosas que contaban es que los okapis cuando son muy chiquititos no reconocen a su madre y cuando le pasa algo a una mamá okapi, otra hembra puede adoptarlo y sacarlo adelante", relata.
De alguna manera, se vieron reflejadas en los okapis. "Cuando las mamás de nuestros niños no están, al final queremos ser esa figura de referencia para los niños y niñas", apunta Rosario en palabras a este periódico.
Su metodología se sustenta en la disciplina positiva, como ya venimos diciendo. Para ellas, es una "manera de vivir" y es algo que les ayuda a "entender las conductas inadecuadas de los peques". De esta forma, buscan "desterrar esa idea de que los niños se portan mal por fastidiarnos o manipularnos".
Rosario asegura que la disciplina positiva ayuda a "entender porqué se dan estas conductas inadecuadas" y busca "promover actitudes positivas en los niños". "No limitándoles, sino favoreciendo valores como la responsabilidad, la empatía o la solidaridad", explica la ideóloga de Okapi.
La educadora infantil reconoce que para ella fue "un punto de inflexión ser madre", mientras se pregunta "qué queremos que nuestros niños aporten a la sociedad del futuro". "Me pareció que los valores de la disciplina positiva eran superinteresantes", reitera.
Casos concretos
Hablando de casos concretos, como puede ser cuando un niño se encuentra jugando con un juguete, llega otro que quiere quitárselo y este primero le golpea, Rosario diferencia dos situaciones distintas. Por un lado, si hablamos de pequeños de seis meses, "no se le puede ni pedir responsabilidad".
"El límite ahí tienes que ser tú. Tienes que estar atenta de que ese niño que tiene algo en la mano y que tiene un amiguito cerca, no le dé", explica, para matizar que un niño de seis meses "tiene cero capacidad de su cuerpo y de su comportamiento".
Sin embargo, en el caso de los niños "más mayorcitos", como pueden ser ya de dos o tres años, con un "poquito más de conciencia", ya se puede ir trabajando lo que ellas denominan "habilidades sociales".
Repitiendo el ejemplo puesto anteriormente, Rosario califica la respuesta del que golpea como una "conducta inadecuada". A partir de aquí, reconoce que "no podemos hacer como que no pasa nada". "No se trata de eso, no funciona así", aclara.
Lo primero sería "validar esa emoción": "¿Qué te ha pasado? ¿Estás enfadado? ¿Este niño te quería quitar el juguete y eso te ha enfadado?". De alguna manera, hacer que el menor se dé cuenta de lo que está "sintiendo".
Tras ello, el siguiente paso sería plantearse qué hacer con esta emoción: "Estás enfadado y por eso has golpeado, pero a tu amigo le has hecho daño". Así, se dará cuenta de la "repercusión" que está teniendo su acto.
El último tramo corresponde al qué hacer. Para ello, desde la escuela infantil cuentan con "varias herramientas". "Mira puedes venir a pedirme ayuda. Puedes ir a coger un cuento si estás enfadado. Aléjate de ese niño. Puedes coger esta pelotita para estrujarla si estás muy enfadado y necesitas soltarlo", ejemplifica.
A fin de cuentas, tratan de "ver los recursos y opciones a este ataque que ha hecho después de ese esfuerzo emocional que ha tenido". En definitiva, "que valide y reconozca esa emoción que ha tenido y luego ofrecerle alguna herramienta o alternativa a ese comportamiento".
En cuanto a los castigos, Rosario recalca que "hay muchos estudios" y está "demostrado" que tiene un "montón de consecuencias negativas" para los niños y niñas. Crea un "resentimiento de rebeldía en vez de entender lo inapropiado del comportamiento".
"No aprendemos porqué esto que he hecho está mal, aprendo a intentar evitarlo", apunta. Aplicar un castigo, explica, hará que la próxima vez "intentará pegar cuando no le vean para evitar esa consecuencia". También puntualiza que se "oculta información".
La codirectora de Okapi relata que cuando surgen conflictos en la escuela les sirven para "aprender y entrenar las habilidades sociales". "Si yo tengo miedo a lo que estoy haciendo, no voy a aprender nada, mi cerebro no me lo va a permitir y además voy a intentar ocultarlo", insiste.
También en casa
La disciplina positiva debe ir más allá de la escuela. Y es que Rosario defiende que de no aplicar la misma también en casa, esto crearía una "confusión" en el menor. "La incoherencia es lo peor para los niños. Es inseguridad absoluta. No saben cómo actuar", recalca.
Desde Okapi organizan diversas charlas informativas para que las familias puedan instruirse en la disciplina positiva. Precisamente, el año pasado desarrollaron un proyecto de varias sesiones para que las familias se informasen a la vez que trabajan estas cuestiones.
"Les decimos cómo trabajamos nosotras para que ellos trabajen igual y lo refuercen en casa porque si no es un caos para los peques", incide la educadora infantil.
Lo principal de esta "filosofía de vida" es hablar siempre en "positivo". Aunque el 'no' no es algo que esté "totalmente prohibido" en el vocabulario, se recomienda evitarlo porque cuando un niño recibe un 'no', "como que se bloquea".
"No es capaz de escuchar más allá. Reacciona reactivamente, no está ya en disposición de cooperar", aclara. Para sustentar esto, relata que en vez de decir a un niño que "no pegue", se le puede decir "trátale suave".
"Él va a recoger esa información mucho más favorablemente. Va a ser mucho más efectiva", sentencia la codirectora de Okapi, la escuela infantil de Valladolid que no castiga a los niños y ve en los errores "oportunidades de aprendizaje".