S. Calleja / Ical
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El Hospital Clínico Universitario de Valladolid acaba de realizar el primer trasplante en Castilla y León de microbiota fecal en cápsulas para evitar un tipo de diarrea recurrente provocada por la bacteria Clostridioides difficile, la infección nosocomial más frecuente del tubo digestivo y la causa más frecuente de diarrea aguda.

En concreto, el trasplante se ha hecho a través de cápsulas liofilizadas refrigeradas procedentes de donantes anónimos, con el objetivo de reponer los microorganismos que colonizan el intestino.

Ha sido posible gracias a la colaboración del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, el centro que estrenó esta técnica en España, y con la coordinación de los servicios de Aparato Digestivo, de Microbiología e Inmunología y Farmacia del Clínico.

En los últimos años, la microbiota ha cobrado una gran relevancia en el ámbito de la salud. De hecho, múltiples investigaciones han demostrado que no solo desempeña un papel crucial en la digestión y salud digestiva, sino que también influye en el sistema inmunológico, en la salud mental y en enfermedades crónicas.

“La microbiota actúa como un ecosistema que interactúa con nuestro organismo, ayudando a regular procesos metabólicos y protegiéndonos contra patógenos”, explica a Ical Olga Ortega Lobete, especialista del Servicio de Medicina Digestiva del Hospital Clínico Universitario de Valladolid.

“Sin embargo, factores como la dieta, el estrés o el uso excesivo de antibióticos pueden alterar este equilibrio, lo que puede llevar a problemas de salud”, añade a Ical Olga Ortega Lobete.

El trasplante de microbiota fecal es un tipo de bacterioterapia que consiste en la introducción de una solución de material fecal depurada procedente de un donante sano en el tracto digestivo del paciente.

“Es un enfoque terapéutico aceptado y útil para el tratamiento de la infección recurrente por Clostridioides difficile”. “Se ha demostrado eficaz para prevenir las recurrencias con tasas de éxito de hasta el 90 por ciento”.

Gran potencial

Además de ser una alternativa terapéutica real para prevenir recurrencias en pacientes con infección por Clostridioides difficile, es una técnica con gran potencial terapéutico que se está extendiendo a otras indicaciones.

“Se han obtenido resultados prometedores en enfermedad inflamatoria intestinal, en trastornos funcionales del tubo digestivo y en el tratamiento del síndrome metabólico por lo que probablemente se ampliarán las indicaciones clínicas en un futuro”.

A ello se suma el impacto económico en ahorro para el sistema, teniendo en cuenta la reducción de ingresos hospitalarios.

No en vano, un estudio, en seis hospitales españoles entre 2011 y 2018, arrojó que el coste atribuible a pacientes que requirieron ingreso por recurrencia de la infección por Clostridioides difficile fue de 10.877 euros en caso de primera recurrencia y de 11.315 euros en caso de segunda recurrencia.

Procedimiento

El trasplante exigió un protocolo de vigilancia y una preparación previa del intestino del paciente, que se sometió a este tratamiento para evitar la recurrencia de esta infección bacteriana, muy vinculada a pacientes tratados con antibióticos en el ámbito hospitalario.

Después, de un tratamiento con antibiótico, permaneció ingresado 24 horas para controlar posibles reacciones, tras haber tomado la cápsula “simplemente con un vaso de agua”.

Existen diferentes formas de incorporar la microbiota del donante al tubo digestivo del paciente, tales como una colonoscopia, pero la administración vía oral en cápsulas es la forma más sencilla.

“Esta ha sido la forma elegida en nuestro caso. Es un procedimiento cómodo para el paciente que, en la mayoría de los casos, regresa a su actividad y dieta normal en menos de 24 horas. Los efectos adversos son escasos y leves”.

Alianza

A día de hoy es una práctica extendida, precisa Olga Ortega, quien confía en que el Hospital Clínico pueda ser referencia para poder tratar a pacientes de otras provincias de la Comunidad y evitar que tengan que ser tratados fuera, como ha ocurrido hasta la fecha.

“Lo ideal sería poder crear las cápsulas aquí, pero es una fase en la que aún no estamos. Se necesitarían donantes de heces e infraestructura de laboratorio”, explica, para precisar que, de momento, es viable gracias a la colaboración con el Gregorio Marañón, que es el que ha suministrado las cápsulas.

“La idea es que si van surgiendo más pacientes con infecciones recurrentes, podamos tratarlos aquí, porque ya hemos desarrollado el protocolo de colaboración y creado los circuitos pertinentes”.

El proceso ha sido posible gracias a la alianza entre los dos hospitales, y a la coordinación de los servicios de Digestivo, Farmacia y Microbiología del Hospital Clínico Universitario.

“Parece muy sencillo, pero muchas veces los proyectos fracasan porque cuesta mucho coordinarse”, sentencia la especialista del Servicio de Medicina Digestiva del Hospital Clínico Universitario de Valladolid.