Era 28 de octubre de 1961. Aquel día, una mujer vallisoletana, María Teresa Íñigo de Toro (25-05-1929, Valladolid - 28-04-1988, Madrid), logró un hito en la historia del periodismo español. Tomaba posesión como directora de La Voz de Valladolid, siendo la primera mujer de nuestro país en ostentar este cargo en una radio.
Comunicadora, escritora, profesora y también política. A lo largo de su vida, María Teresa Íñigo desempeñó diversos cargos de relevancia en la sociedad vallisoletana. Llegó a ser concejala y teniente de alcalde en el Ayuntamiento y presidenta de la Asociación de Mujeres Empresarias.
Estudió Magisterio y Filosofía y Letras en la Universidad de Valladolid, pero su proyecto profesional lo enfocó hacia el campo de la comunicación poco después de conseguir licenciarse.
Antes de ser directora, María Teresa Íñigo pasó a formar parte de La Voz de Valladolid en octubre de 1953. En aquel momento, la emisora se ubicaba en el edificio Soler de la Plaza Mayor y la comunicadora empezó como locutora.
Al poco tiempo, los estudios de la emisora se mudaron al Teatro Calderón, donde estuvieron hasta que el edificio fue reformado en 1992. El medio de comunicación abandonó su 'casa' ya convertido en Radio Nacional de España.
Bajo la dirección de María Teresa Íñigo, que duró desde 1961 y hasta 1973, La Voz de Valladolid se convirtió en la emisora de referencia en la ciudad del Pisuerga.
Su proyecto impulsó programas como 'Entre nosotras', 'Quinta página' o 'Sinfonía callejera', que estuvieron durante años sonando en antena y sirvieron como soporte de información para los vallisoletanos y vallisoletanas.
María Teresa Íñigo relevó en la emisora a Antolín Santiago Juárez, que más tarde la reclutaría para ejercer como concejal durante su mandato en el Ayuntamiento de Valladolid.
Su nombramiento como directora de La Voz de Valladolid fue aplaudido por la mayor parte de la sociedad y la esfera política de la ciudad.
Aunque tomó como posesión como directora el 28 de octubre de 1961, el día 13 del mismo mes La vanguardia española informaba sobre el nombramiento señalando que era un "valor destacado en la literatura y en el periodismo".
El mismo año en el que fue nombrada directora de La Voz de Valladolid, María Teresa Íñigo recibió el Premio Ondas, siendo el primero de los muchos reconocimientos que recibiría a lo largo de su carrera como locutora y directora.
Premio Nacional de Radio y Televisión, en 1968, la Antena de Oro de la Radio, en 1978, o el Popular 1987 de la COPE son algunos otros galardones que María Teresa Íñigo obtuvo a lo largo de su exitosa carrera profesional.
Fue precisamente su trayectoria lo que le sirvió para dar luz a tres obras literarias, sacando a relucir también su faceta literaria. Cartas a una amiga, Buenas Noches y Ángelus en Castilla.
También escribió la novela La ausencia infinita, llegando a ser finalista del Premio Ateneo Gerper.
Carrera política y social
Además de una gran comunicadora, María Teresa Íñigo fue política y desempeñó cargos en asociaciones de relevancia. Fue diputada provincial en 1970 y De Santiago Juárez la nombró concejala y teniente de alcalde entre 1971 y 1974.
Entre otros cargos que ostentó, vicepresidió la Unión de Empresario, como representante del sindicato de prensa, y fue presidenta de la Agrupación de Radiodifusión del Movimiento.
Además de convertirse en la mujer pionera en acceder a puestos directivos en la época franquista, dedicó parte de su trayectoria profesional y personal a mejorar la vida de las mujeres más allá de la radio.
Fue la encargada de poner en marcha la delegación de Valladolid de la Asociación de Mujeres Española. También presidió la Asociación de Mujeres Empresarias de Valladolid e impulsó las Escuelas Isabel la Católica como centro gratuitos donde las mujeres pudieran acceder a la cultura.
Fue pregonera de la Semana Santa de Valladolid en 1982 y se encargó de preparar el soneto que se presentó en la Semana de Pasión al año siguiente.
Medalla de Plata de la ciudad de Valladolid, la Insignia de Oro de la Coral Vallisoletana o académica electa de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción en 1985.
Estos son algunos de los reconocimientos con los que la sociedad vallisoletana quiso reconocer a María Teresa Íñigo por su labor en favor de la ciudad, tanto dentro de las instituciones como fuera de ellas.
Precisamente, el Ayuntamiento de Valladolid llegaría también a dar su nombre al colegio público que se sitúa en la calle de La Morena, en el barrio Girón.
Finalmente, Íñigo de Toro murió en Madrid a los 58 años por unas complicaciones respiratorias a raíz de una cirugía. Fue enterrada en el cementerio de su ciudad natal, Valladolid.