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Sara López Vázquez es una joven de 28 años que nació en Sanchidrián (Ávila) pero que vive en Valladolid. Estudió el Grado en Biotecnología y tiene un máster en Investigación Biomédica.

En la actualidad es investigadora predoctoral del CSIC en el Instituto de Biomedicina y Genética Molecular de Valladolid. Amante del gimnasio, del ultimate frisbee y de salir con sus amigos.

En la actualidad, como asegura nuestra entrevistada, su investigación se centra en “enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer” y en el calcio que tenemos dentro de las células, no ese asociado a los huesos y la leche.

Hablamos con ella sobre estos avances en una enfermedad tan dura y que toca de lleno a tantas familias a lo largo y ancho de todo el mundo.

Una joven “activa”

“Soy una joven muy activa, con muchas metas profesionales que me encantaría alcanzar y con un marcado carácter social, tanto en el ámbito personal, porque disfruto compartiendo mi tiempo con familia y amigos, como en el profesional, porque me gusta que la ciencia llegue con un mensaje claro a la sociedad”, explica Sara López.

Nació en Ávila y creció en un pueblo de esta provincia que lleva el nombre de Sanchidrián. Allí tuvo, como explica en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, una “infancia preciosa” y en el municipio abulense ha crecido junto a su familia.

“Me han enseñado siempre la importancia del esfuerzo y hacer las cosas bien, lo que agradezco mucho porque siento que me ha ayudado a llegar donde estoy. También tengo que destacar a mis amigos y mis compañeros de clase que me apoyan y hacen pasar ratos inolvidables”, confiesa.

Allí ha pasado su infancia y adolescencia hasta su llegada, en el año 2018, a Valladolid para cursar un máster de Investigación Biomédica. La ciudad le “encantó” desde el primer momento y el grupo de investigación le ofreció hacer el doctorado. Así que no dudó, desde entonces, en establecer su residencia en la ciudad del Pisuerga.

Inicios

Siempre ha sido una alumna muy aplicada. Asegura que le gustaban tanto las letras como las ciencias. Empezó a descubrir en biología el cuerpo humano, cómo funcionaba y lo interesante que era y se empezó a decantar por las ciencias.

La bioquímica y genética básica que se da en el instituto me encantó y me hizo fijarme una carrera que antes era poco conocida pero que cada día tiene más popularidad, la biotecnología”, apunta.

Estudiar el grado de Biotecnología despertó su gran interés por la investigación y, durante su trabajo de fin de grado, pudo dar sus primeros pasos en el laboratorio. Un laboratorio que se dedicaba al estudio del calcio, no al que todos conocemos de la leche y los huesos, sino el que está dentro de las células enviando señales para que funcionen correctamente.

Mi interés por el calcio me llevó a contactar con los doctores Carlos Villalobos y Lucía Núñez, expertos en esta área, los cuales me aceptaron en su laboratorio para incluirme en su línea de calcio y Alzheimer. Una gran oportunidad que me ha dado las herramientas para formarme como una gran profesional de la ciencia”, nos cuenta.

El Alzheimer

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa “terrible”, asegura Sara, que añade que “algo tan preciado como son los recuerdos que forman nuestra identidad” y con esta grave patología “se pierden”.

“Además, con el continuo aumento de la esperanza de vida, la población envejecida es mayor, y enfermedades como el Alzheimer se hacen cada vez más patentes. Todos tenemos un familiar, amigo o conocido que sufre esta terrible condición para la que, tristemente, no hay cura efectiva actualmente”, añade.

Sara López en el laboratorio Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Sara apunta que realiza sus investigaciones en el IBGM de Valladolid, un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Valladolid (UVa).

Contar con la sinergia de ambas instituciones es de gran ayuda. Creo que se deberían fomentar este tipo de centros en España. No sólo he desarrollado mi actividad investigadora en Valladolid”, explica.

Y es que, en 2023, un laboratorio de Estados Unidos dirigido por un profesor de neurología de la Universidad de Harvard le aceptó para “aprender técnicas sorprendentes y conocer las últimas novedades de la investigación del Alzheimer”.

Su investigación

“Mi investigación se centra en las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. En estas enfermedades, las neuronas, que son las células que almacenan información y la transmiten, mueren paulatinamente provocando pérdidas de información o movilidad”, añade la investigadora.

Añade que en todas estas enfermedades “hay un elemento que se repite” y que es “la desregulación del calcio”, un calcio más importante que el que está relacionado con la leche y los huesos.

“Hablamos del calcio que está dentro de las células y es el encargado de dar órdenes e instrucciones para la célula funcione correctamente. Si este calcio se descontrola, podría dar señales erróneas que llevase a la célula a la muerte como ocurre con las neuronas en las enfermedades neurodegenerativas”, añade.

El objetivo de Sara pasa por buscar moléculas que “puedan revertir las señales erróneas de calcio” y “así evitar que las neuronas mueran”. Unas moléculas que “reciben el nombre de neuroprotectores” y en “un futuro pueden ser de gran ayuda para luchar contra estas enfermedades”.

En base a la experiencia que el laboratorio tiene en neuronas y calcio, hace un par de años se abrió un “nuevo foco de estudio” de la pandemia COVID-19. Pasados unos meses desde marzo de 2020, a nivel mundial se recopilaron los síntomas que padecían o habían padecido los pacientes infectados con el virus. Se observó que un porcentaje de ellos presentaban síntomas neurológicos.

“En base a esto, nos lanzamos a estudiar qué efecto podía tener una proteína concreta del virus que es capaz de mover calcio dentro de las células, y si ésta podría provocar la muerte de las neuronas. Nuestro último artículo muestra los resultados de esta investigación que presentamos en la Universidad de Cambridge el mes pasado”, afirma.

Futuro

Cuando preguntamos a la investigadora sobre su futuro, afirma que “no se presenta tan claro y nítido” como le gustaría. Ya que conseguir un “buen puesto de investigación en el sector público español es complicado y requiere de mucho esfuerzo acumulado a lo largo de varios años”.

“Las oportunidades para los jóvenes investigadores no son las más idóneas. Esto hace que la tendencia actual sea el salto al sector privado o la popular fuga de cerebros que vive nuestro país. Es muy duro ver como el gran talento formado en España se marcha”, añade.

Su sueño pasa por convertirse en “una gran investigadora” y “mantener esa energía que “permite alcanzar un nivel de esfuerzo compatible con el requerido par alcanzar grandes metas”.

“Me encantaría poder asentarme en un futuro en España y compaginar la investigación con otra de mis pasiones como es la docencia. Me parece algo maravilloso que el conocimiento no solo quede en nuestras cabezas, sino que podamos compartirlo”, finaliza.

 

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