Desde toallitas húmedas, hasta bastoncillos, aceites, y otros productos, son solo algunos de los residuos que se recogen en la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Valladolid.
A esto hay que sumarle los más de 1.700 kg de residuos sólidos recogidos cada día en la planta. Algunos de ellos, arrojados inadecuadamente en los inodoros y desagües, causando “graves problemas” en el sistema de saneamiento.
Tal y como señalan desde Aquavall, la entidad pública municipal encargada de la gestión del ciclo integral del agua de Valladolid, y coincidiendo con el Día Mundial Del Retrete, estos residuos sólidos representan un gran “reto en términos de tratamiento y mantenimiento”, ya que su procesamiento implica un “alto coste” en recursos.
Algunos de los elementos que se necesitan en el proceso son reactivos, energía eléctrica, y mano de obra especializada para llevar a cabo una gestión adecuada de los residuos.
Desde la entidad piden la colaboración de todos los ciudadanos ya que, tal y como indican, “el inodoro no es una papelera”.
Al no lanzar determinados productos de higiene, cada persona contribuye a un saneamiento más eficiente y a un entorno más sostenible.
Avances e innovación
Para llevar a cabo una reducción del impacto de los residuos en el medio ambiente, Aquavall ha incorporado nuevas tecnologías.
En 2023 efectuaron la compra de compactadores para la EDAR, con una inversión de 120.000 euros, consiguiendo así una reducción en un 64% los residuos sólidos enviados al vertedero.
Además, han implementado una tecnología innovadora para rehabilitar la red de abastecimiento sin zanjas con numerosas ventajas.
Siendo alguna de ellas que no se necesita abrir una zanja a cielo abierto; los tiempos de ejecución del tramo se reducen a una semana; al mismo tiempo que se minimiza el impacto medioambiental, ya que no existe excavación.
Desde el inicio de Aquavall hasta octubre de 2024, han invertido en redes de saneamiento 38.250.000 euros.