El destino quiso que María José y Jesús se encontraran. La primera nació en Villanueva de la Serena (Badajoz) y el segundo lo hizo en Pozaldez, una pequeña localidad de la provincia de Valladolid.
Dio la casualidad de que ambos se encontraron en el Balneario de Las Salinas de Medina del Campo. Él estaba realizando la reforma del lugar y ella, auxiliar de enfermería, se encargaba de dar los baños en un lugar emblemático y precioso.
Ambos se casaron y compraron una casa en Medina del Campo. Años más tarde, en el 2008, cogerían las riendas del Bar Larry’s antes de que, en 2010, de forma definitiva, se asentaran en Pozaldez.
Ahora, y tras meditarlo ante la llegada de la pandemia, triunfan con su obrador de croquetas. Unas elaboraciones sabrosas que hacen las delicias de todos los que las prueban.
Comienzo en el bar
“Ante todos nos consideramos madre, padre, esposo y esposa. Somos personas currantes que siempre hemos estado trabajando, desde jovencitos para poder dar a Sergio y Rodrigo, nuestros dos hijos, todo lo que necesitaban”, aseguran nuestros entrevistados.
En 2008 cogieron las riendas del Bar Larry’s, tras la jubilación del dueño anterior, en Pozaldez. Una localidad ubicada en la zona central de la provincia a unos 44 kilómetros de la capital y que cuenta, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) con una población de 494 habitantes.
El Larry’s se ubicaba en la carretera de Medina-Matapozuelos. Ellos se ocupaban de todo, salvo en las fiestas, que abordaban alguna contratación. Allí estuvieron durante casi 13 años, hasta que llegó la pandemia por el maldito COVID-19.
“Se llevaba mucho el vermú en el pueblo. Nuestra tapa estrella era la croqueta, pero también teníamos tostas, torreznos, rabas, bravas… Al final tuvimos que cerrar el bar y apostar por otro negocio”, asegura María José.
Un bar que, tras su marcha, sigue abierto. El plan de nuestros entrevistados era otro.
El obrador
“Nosotros nos vamos a nuestra casa. A la calle de La Visitación Número 4. Tenemos un merendero de 70 metros cuadrados y ahí, en el año 2020, abrimos nuestro obrador de croquetas. Teníamos 13 variedades en el bar, que funcionaban, por lo que nos lanzamos a la aventura”, asegura Jesús.
“Contamos, en la actualidad, con más de 20 referencias de croquetas. De jamón, de carne, de cecina, de rabo, de picadillo, morcilla, atún, bacalao, calamares, langostinos, espinacas… y estamos abiertos a introducir nuevas variedades en función de lo que quiera el cliente, confiesa María Jose.
De hecho, un encargo en Tudela de Duero les pidió que se las hicieran con espárrago de allí, un producto valorado en toda España, y con jamón. Una delicia.
Las que más suelen pedir son las de “langostino”. También los “huevos con besamel y los tigres”, que tienen alto protagonismo en el lugar.
El futuro y la satisfacción
“No sé decir si son las mejores croquetas de la provincia. Para cada uno, las mejores, son las de su madre o abuela. Siento una alegría inmensa cuando me dicen que las mías les recuerda a las de su abuela. Eso me llena de satisfacción”, añade nuestra entrevistada.
Jesús añade que la situación para los negocios del mundo rural “es muy mala” y que se consideran “unos privilegiados”, por su situación actual y la buena marcha del obrador. Además, apuntan alto.
Todo para continuar haciendo unas croquetas que quitan el sentido.