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Este 2024 va llegando a su fin. Para algunos ha sido un gran año. Para otros, no tanto. Sin embargo, no hay persona en el mundo que no celebre el fin de año. Ya sea por superstición, por afrontar un cambio de ciclo o, simplemente, por celebrar. Cada uno lo hace a su manera y es totalmente respetable.

Cada país tiene unas tradiciones arraigadas. En Estados Unidos, el beso está asegurado. En Japón se apuesta por tocar una campana. En Italia se come lentejas, en Dinamarca se rompen platos a la puerta de casa y en España dominan las 12 uvas. Sin embargo, el denominador común pasa por festejar en Nochevieja, a lo grande, bolsa de cotillón en mano.

La palabra cotillón viene del francés. Originariamente significaba enaguas o falda. Después se comenzó a usar como denominación de un tipo de bailes que se parecía al vals, con el se cerraban determinadas fiestas sobre el 1700 en el país galo.

Se cuenta que, en esos festejos, cuando había que bailar el cotillón, se repartían algunos pequeños obsequios, como confetis, pitos o serpentinas para dar un mayor color a la velada. Y así fue como el término cambió de contexto.

En España en general, en Castilla y León en particular y, más en concreto, en Valladolid, las fiestas de cotillón de Nochevieja están muy presentes y es variada la oferta con la que cuentan los, sobre todo jóvenes, que acuden a ellas.

Charlamos con Diego Rodríguez Hernández, al frente de la Discoteca Moss, de Salaveinte y de Molly Mallone. Tres locales que celebrarán cotillones y que tienen sus entradas casi vendidas al completo.

Una moda que perdura

“Los cotillones no han pasado de moda. Se han adaptado, aunque no ha cambiado su esencia. Los más jóvenes miran, sobre todo, el factor económico. Antes eran más caros pero los diferentes locales hemos tenido que ajustarnos y bajar los precios”, asegura Diego en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

Jóvenes disfrutando de un cotillón en Valladolid Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Él es una persona “proactiva” que siempre “busca avanzar y mejorar” en sus negocios. Muy atento a “las tendencias del momento” sabe adaptar los locales a lo que la gente quiera, como ha hecho con el Molly Malone que abrió sus puertas, de nuevo, hace unos meses, completamente renovado.

Continúa, más o menos, la misma tónica. Antes tenían más protagonismo las bolsas de cotillón típicas y el chocolate con churros después del cierre. Ahora se busca más el confort. Los jóvenes quieren estar más cómodos y acuden esa noche a locales a los que no van los fines de semana”, confiesa nuestro entrevistado.

Cotillones más baratos, con barra libre de primeras marcas y ropero, recena esa noche y una prefiesta. Eso se busca y eso es lo que acaban pagando los más jóvenes.

Salaveinte y Moss: apuesta por el cotillón

En Salaveinte, para esa noche tan especial, vamos a ofrecer, sobre todo, el ambiente más exclusivo de la ciudad. En la línea que marca el local. Haremos la prefiesta después del cotillón, esa va a ser la gran novedad. El precio es de 70 euros y el VIP de 85”, añade el empresario.

Las entradas de la conocida discoteca vallisoletana, que también funciona como restaurante, salieron a la venta el pasado jueves, 21 de noviembre. En apenas una semana se han agotado y allí vivirán la mejor fiesta unas 400 personas.

“En Moss la entrada va a valer 55 euros y la VIP 65. Este año vamos a contar con un after que va a comenzar a las 7 de la mañana. La gente que tenga entrada del cotillón podrá continuar con su fiesta. Los que lleguen a esa hora, pagarán”, nos explica nuestro protagonista.

En dos días, las 1.300 entradas para el cotillón del Moss han sido vendidas. Casi nada.

Diversión durante los cotillones Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Molly Mallone, bonocopas y futuro

“En el Molly Mallone apostamos por las bonocopas. El público pasa por ser un cliente más habitual, de una edad mayor. Hemos vendido el 60% de lo ofertado. Son tres copas por 24 euros”, asegura Diego.

Serán un total de 60 los camareros que intenten dispensar el mejor servicio a todos los que quieren disfrutar de una noche mágica con el objetivo de comenzar bien el año.

“Para mis negocios, los cotillones tienen una gran importancia. Suponen una gran inyección de cara a cubrir los meses más flojos de la temporada”, afirma Diego que finaliza asegurando que los “cotillones tienen mucho futuro y mucha vida” en una noche tan especial dentro de estos mágicos días navideños.