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Campaspero es un municipio de la provincia de Valladolid que se ubica a medio camino entre la localidad vallisoletana de Peñafiel y la segoviana de Cuéllar. En la actualidad, y como informa el Instituto Nacional de Estadística (INE) con 1.035 habitantes.

La Plaza Mayor y la Plaza de Santo Domingo brillan en un lugar que es archiconocido por la calidad de la piedra blanca que se extrae de sus canteras. Es uno de los municipios más altos de la provincia y lo ubicamos en mitad de un páramo, junto al valle del río Duero.

No podemos dejar de visitar allí el Museo de la Piedra, y tampoco las runas del Convento de Santa María de Oreja, que pertenece al vecino municipio de Langayo, en una construcción del siglo X que parece ser que fue creada por templarios, con una gran importancia en esa época.

Tras pasar una jornada de turismo por el lugar, lo mejor para poner el broche final y redondear un día único, es pasarse por el Restaurante Mannix y saborear su mejor lechazo.

EL ESPAÑOL de Castilla y León charla con Marco Antonio García, el dueño de un establecimiento hostelero archiconocido no solo en la provincia de Valladolid sino en toda España.

Restaurante Mannix

Un currante y la historia del Mannix

“Tanto yo como mi hermana, hemos seguido el legado de nuestra familia”, asegura Marco en declaraciones a este periódico.

Nuestro protagonista lleva toda la vida en la localidad pucelana y es la cabeza visible del Restaurante Mannix. Recuerda su infancia con sus abuelos y sus padres, disfrutando y trabajando. Aunque también había tiempo para “trastear” por el pueblo

“El Mannix tiene más de siglo y medio de vida. Desde mis tatarabuelos, pasando por mis bisabuelos, a mis padres y llegando hasta mí. Suma 44 años con el nombre que se le conoce ahora”, apunta nuestro entrevistado.

A sus 53 es la quinta generación del negocio. Ni más ni menos. Asegura que siempre ha sido un negocio basado en la “economía circular” ya que su familia contaba con ganado, también con matadero, carnicería y el producto llegaba al establecimiento hostelero.

Una cadena que nunca falla.

Uno de los lechazos del Mannix y, en detalle, Marco Antonio García Mannix

Un lechazo único en el mundo

El Restaurante Mannix se ubica en el centro del pueblo. En la calle Felipe II, en concreto en el número 26. Marco coge las riendas del mismo en 1997, tras la enfermedad de su padre que falleció en 1999.

Ahora, en el lugar trabajan seis personas. Todas de la familia que luchan, cada día, por sacar un negocio mítico adelante, con más de un siglo de vida y con un lechazo asado que quita el sentido.

Lo asamos con agua y sal. No echamos nada más. Lo hacemos en horno de adobe alimentado con leña de encina interior. Muchas personas pasan por nuestra casa para disfrutar del plato estrella del lugar”, confiesa nuestro protagonista.

Un lugar que, además, cuenta con otros platos sabrosos como las mollejas o los riñones y con otros de temporada para disfrutar de un menú único.

El lechazo de Mannix

Campaspero, la catedral del lechazo asado

“Nuestro lechazo es el emperador de la carne. Campaspero es la catedral del lechazo. De la mar, el mero, y de la tierra, el cordero. Sin duda alguna, a nuestro pueblo se le conoce por el Restaurante Mannix y por la piedra”, afirma Marco.

A diferencia de la opinión de otros muchos hosteleros, nuestro entrevistado apunta que el futuro de la hostelería “está en auge” y apuesta, con la energía que le caracteriza a Marco, por continuar “luchando para sacar el negocio adelante”.

“Solo pido salud y seguir con el Restaurante Mannix, que va viento en popa a toda vela, espero que por muchos años más”, finaliza nuestro protagonista.

Campaspero, la catedral del lechazo asado en la provincia de Valladolid gracias a este famoso restaurante.