Valladolid presume de contar con una gastronomía que quita el sentido. De eso tienen mucha gran parte de culpa los diferentes establecimientos hosteleros en los que nos podemos deleitar en la ciudad del Pisuerga.
Hay bares y restaurantes para todo. También, para todos. Algunos para disfrutar de los diferentes pinchos que aquí se elaboran, sin ir más lejos, el Concurso Mundial de Tapas galardonó a Teo Rodríguez, del Restaurante Trasto, que se impuso haciendo el mejor pincho del mundo, el Pucela Roll.
Hay otros en los que se puede disfrutar de un refresco en la mejor compañía, degustando raciones diferentes y tomando una cerveza o unos vinos, que de eso se puede presumir en la provincia de Valladolid.
El Bar La Teta y La Luna es un establecimiento hostelero que se ubica en la Plaza Juan Pablo II. Hace unos días sufrió un atraco. Los amigos de lo ajeno se llevaron 4.000 euros entre la caja registradora y la máquina tragaperras.
Días después, Jon Melgosa San José habla con EL ESPAÑOL de Castilla y León para comentarnos como han sido los días de después y la vuelta a la actividad.
22 años en la hostelería pese a su corta edad
“Nací en Vitoria hace 40 años. Vine a Valladolid en el año 1998 por trabajo familiar. Estudié en la Escuela de Hostelería de Bizkaia y me formé allí hasta el año 2008. Fue cuando aterricé en La Teta y la Luna”, asegura Jon en declaraciones a este periódico.
El establecimiento hostelero comenzó como restaurante gastronómico, pero derivado de la crisis de 2008 se “cambió el concepto a algo familiar, pero manteniendo la técnica y la calidad en las elaboraciones”.
“Soy una persona abierta y que, a nivel profesional, siempre está intentando mejorar. Sumo 22 años en el mundo de la hostelería. Con 17 vi que lo mío no eran los estudios y me tocó trabajar. Por suerte, pude elegir el mundo de la hostelería”, añade.
Entra en La Teta y la Luna como jefe de cocina en 2008 y 2009 y se queca con el negocio, cuando tenía sólo 24 años.
Una carta “apta” para todo el mundo
El bar se ubica en el famoso barrio de Villa del Prado. Tiene un total de 159 metros cuadrados con un comedor para 28 personas. En el lugar son un total de cuatro trabajadores en época baja y siete en alta.
“Nuestra carta es apta para todo el mundo y con elaboración propia. Contamos con ensaladas, pizzas, raciones y hamburguesas. Esta última es nuestra especialidad, pero también preparamos por encargo cualquier cosa que la gente quiera”, añade nuestro entrevistado.
Pese a que el lugar cuenta con una buena salud. Nuestro protagonista afirma que “el futuro es incierto debido a los cambios en los hábitos de vida y de consumo de la gente” pero añade que “seguiremos adaptándonos y mejorando día a día”.
El atraco
“El atraco fue un golpe anímico, sobre todo. Tienes que cerrar y cuesta que no te dejen hacer tu trabajo. Es muy difícil para la Policía poder coger a esta gente ya que si no les pillas en el momento se hace muy difícil”, apunta nuestro protagonista.
Asegura que “estaba en casa de madrugada” cuando les llamó “la central de alarmas”. Allí, en su establecimiento hostelero, estaba la Policía, después de que los amigos de lo ajeno se llevaran 4.000 euros, entre máquina tragaperras y registradora.
“Poco a poco nos hemos repuesto de esto. El futuro es difícil de saber. Nosotros, vamos a trabajar por seguir siendo referencia y que el feedback con el cliente sea bueno. Al final, es la motivación la que nos hace seguir adelante”, finaliza.