A la izquierda, un mar verde de viñas. A la derecha, la misma impronta anterior impera en el paisaje. Mires donde mires, la uva Tempranillo es la protagonista. Viajamos hasta Castrillo de Duero, un pequeño pueblo vallisoletano que limita con Segovia, de apenas 150 habitantes, cuyo nombre traspasa nuestras fronteras gracias a un ‘culpable’, José Moro.
El famoso bodeguero vallisoletano es el ideólogo y gestor de lo que hoy en día es Cepa 21. Una bodega de corte moderno que en los últimos años ha venido sufriendo una gran revolución, llegando ya a más de 45 países de Europa, Asia y América. Vinos con el alma, la esencia y el origen en la milla de oro de la Ribera del Duero.
Hito Rosado, Hito, Cepa 21, Malabrigo y Horcajo son las cinco referencias que maduran la uva en suelos arcillosos, que les dan estructura y carácter, calizos, que aportan elegancia y complejidad, o pedregosos, dotándolos de madurez y melosidad.
En cada uno de ellos, encontramos un perfil diferente que nos anima a seguir descubriendo más sobre este proyecto que aúna tradición e innovación en todos los procesos de elaboración.
De todos ellos, sin duda, Malabrigo es uno de los más especiales para la bodega. Esta referencia retrotrae a José Moro a uno de los momentos que mejor y con mayor cariño recuerda de su vida. Aquellos instantes en los que se sentaba al pie de la vid junto a su padre, para degustar pan y jamón, acompañado, como no, de un trago de vino.
El nombre nace de las condiciones que la Ribera del Duero presenta. “Siempre han sido duras, por lo que nunca faltaba la pelliza, aunque bien es cierto que ningún abrigo era suficiente para no pasar frío. De ese recuerdo llega ‘Malabrigo’, la historia de mi vida que me ha llevado hasta aquí”, apunta Moro en la carta de presentación del vino.
Un vino que, según palabras del bodeguero vallisoletano, se define como “austeridad y frío de Castilla”. “Todo está engrandecido por la personalidad y la humildad de su gente. Este vino humilde pero muy rico espiritualmente está lleno de complejidad y matices”, relata.
Una obra de Cepa 21 que viene “cargada de intensidad, con una madera totalmente respetuosa a la altura de los taninos que tiene el vino, pero perfectamente definida”. El bodeguero explica que el vino “entra en la boca abriéndose paso hasta las últimas papilas gustativas y estas le rinden pleitesía por lo grande que es”.
Así, lo considera como un “señor elegante y complejo”. Un caldo que colocan como el más emblemático de la bodega, cuya parcela donde se aposenta la vid se caracteriza por las grandes oscilaciones térmicas entre el día y la noche. Un contexto que hace que el concepto terroir alcance valores extraordinarios.
Para José Moro, “crear un vino es meter en una botella terroir y un proceso de elaboración acorde para enamorar al consumidor”. Malabrigo se erige, además, como uno de los caldos de alta gama de la bodega. Su origen se remonta a 2009 y es una representación de la Castilla más profunda.
Elegancia, potencia y complejidad son sus tres máximas, según explican desde la bodega. El acompañante perfecto de los productos de la tierra, congeniando a la perfección con los platos de carnes, especialmente el lechazo, y guisos.
Unas características únicas que se envuelven bajo el paraguas de Cepa 21. Una bodega que José Moro impulsó ahora hace ya más de dos décadas y que trabaja en base a los valores y las enseñanzas que le inculcaron su abuelo, Emilio Moro, y su padre, de mismo nombre.
Con Cepa 21, el reconocido bodeguero trata de traer al siglo XXI los denominados “vinos de cuchillo y tenedor”, característicos por su contundencia y que tan extendidos estuvieron en los 80. Un recuerdo del pasado adaptado a los tiempos y logrando un resultado “elegante” tras afinar el concepto.
Unos vinos que responden a la demanda actual de los nuevos consumidores. Una simbiosis entre tradición e innovación que que hacen del proyecto personal de José Moro un proyecto ganador desde la cuna de la Ribera del Duero.
Cepa 21 nace de la intención de ser una bodega diseñada para la tierra y desde la tierra. Una bodega sustentada en la innovación bajo el sello de calidad de su creador, con un legado más que reseñable en el mundo viticultor. Se fusiona la experiencia con una arquitectura moderna y vanguardista.
La bodega ubicada en Castrillo de Duero trabaja bajo el respeto a sus tres valores fundamentales. El primero de ellos es la tradición y el vanguardismo. Le siguen un respeto profundo por la tierra y el último es la convicción por la diferenciación.
José Moro, entre los 100 empresarios más innovadores para la revista Forbes, ha sido autor de acciones jamás imaginadas en el mundo del vino. Una estrategia en busca de la excelencia con la que romper barreras. En Cepa 21 se ve cumplido el sueño que José Moro creó a principios de este siglo. Una bodega diferencial.
Un lugar en el que ha unido la construcción de una bodega moderna, minimalista y funcional a la sabiduría acumulada durante su carrera vitivinícola. El saber de escucha es una de las guías que Moro ha seguido en su camino para desarrollar el que es su proyecto más personal.
José Moro ha llevado a la provincia y a la Ribera del Duero al culmen del sector. Apostando por la innovación, la tradición y lo moderno. Tres cuestiones que se ven traducidas y perciben, por supuesto, en Malabrigo.