Valladolid es una ciudad única en lo que a la cultura, historia y patrimonio se refiere. Una ciudad para visitar y conocer su mágica Plaza Mayor, una Catedral que es especial al estar inacabada y otros puntos de belleza y riqueza inusitada como puede ser el Campo Grande o la Iglesia de San Pablo.
Pero la ciudad del Pisuerga es también única porque aquí brilla el buen comer. De hecho, aquí se ha celebrado hace apenas un mes el Concurso Nacional y el Mundial de Tapas que han hecho que el ‘Pucela Roll’, de Teo Rodríguez, haya sido nombrado el mejor pincho del mundo.
En Valladolid hay numerosos establecimientos hosteleros que ofrecen tapas y raciones únicas que sorprenden al turista y hacen que los vecinos de la ciudad se sientan profundamente orgullosos de ellos.
La Orensana es uno de ellos. Se ubica en la calle Linares del barrio de La Rondilla de la capital pucelana y suma 54 años de historia. Tras abrirlo sus padres, ahora están al frente Juan Carlos González y su hermano, José Ricardo, que luchan, cada día, por sacar el negocio adelante dando el mejor trato y los mejores manjares a sus clientes.
Un negocio familiar
“Me considero una persona normal. Un currante que junto a su hermano intentamos sacar adelante el negocio ofreciendo los mejores platos a nuestros clientes para que se vayan de aquí satisfechos y consigamos que vuelvan”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León Juan Carlos.
A sus 54 años, nuestro entrevistado pasó por el Ejército, ha trabajado también en una tienda de discos, pero volvió al negocio familiar que, allá por el año 1970, abrieron sus padres José y Marina.
“Llevo toda la vida en el negocio, prácticamente. De pequeño limpiaba vasos y ayudaba a mis padres. Busqué otras cosas, pero acabé en La Orensana, desde hace ya 30 años”, explica nuestro entrevistado.
Fue justo hace 30 años cuando sus padres se jubilan y tanto él como su hermano, José Ricardo, cogen las riendas del bar.
La oreja, plato estrella
El establecimiento hostelero se sitúa en la calle Linares número 29 del barrio de La Rondilla. Cuenta con 52 metros cuadrados y con una cocina. Los dos hermanos son los únicos trabajadores del lugar.
“La especialidad, de toda la vida, es la oreja, aunque también tenemos torreznos, pulpo, lacón, ensaladas de ventresca y una gran variedad de embutidos y de quesos. Vendemos de todo”, apunta nuestro entrevistado.
Sin embargo, y como destaca nuestro protagonista, lo que más venden en la oreja. La elaboran cocida, y añaden pimentón picante y aceite de oliva. Un auténtico placer para el paladar.
“Al día podemos vender entre unas 40 y 50 raciones. Los clientes dicen que es la mejor. Es una ración que llevamos elaborando toda la vida, de la que estamos orgullosos y que gusta mucho a nuestros comensales”, indica.
El futuro
Sobre el futuro, Juan Carlos explica que “toca seguir trabajando” hasta que “llegue la jubilación” pero añade que “lo más complicado es encontrar personal” a “alguien que venga con ganas a ayudar”.
Un futuro incierto pero que, a base de trabajo diario, por parte de los dos hermanos, consiguen sacar adelante con el mayor de los esfuerzos para que La Orensana siga triunfando en La Rondilla.
“Espero que me toque la lotería y ayude para jubilarnos cuanto antes. La hostelería es muy sacrificada pero la labor de nuestros padres, por abrir el negocio, nos hace seguir adelante”, finaliza.
Larga vida a La Orensana.