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El bar-croquetería Croquet Ramos y las croquetas
El paraíso de la croqueta está en un céntrico bar de Valladolid
Ana Paula Balbino abrió su establecimiento hostelero a finales de junio de 2024 y triunfa con esta codiciada elaboración de los más increíbles sabores.
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Croquetas de pollo al curry con coco. De salmón ahumado. De bacalao encebollado. De gambas al ajillo o de picadillo con huevos fritos. Otras dulces como las de chocolate blanco, o Ferrero Rocher. Auténticas delicias con el mejor sabor tradicional de un producto único.
Eso es lo que se puede degustar en el negocio de Ana Paula Balbino. En un bar-croquetería que lleva el nombre de Croquet Ramos y que abrió sus puertas a finales de junio de 2024 en el centro de Valladolid, muy cerca de la Plaza Mayor en la calle Calixto Fernández de la Torre, número 5.
Un paraíso de la croqueta del que puede presumir la ciudad del Pisuerga. Un lugar en el que reina la buena gastronomía. No en vano es el lugar que alberga, año tras año, el Campeonato Nacional y el Internacional de Tapas en la Cúpula del Milenio.
Una idea que se puso en marcha en junio de 2024
“Me considero una mujer luchadora, soñadora, emprendedora y trabajadora. Nunca descanso hasta conseguir mis objetivos. Soy una mujer valiente que no tengo miedo de fallar en los negocios. Para mí, el verdadero fracaso es no intentarlo”, asegura Ana Paula Balbino en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.
De ese sueño surgió a la vallisoletana, que suma más de 15 en el mundo de los negocios, la idea de abrir su Bar-Croquetería Croquet Ramos, que se sitúa en la calle Calixto Fernández de la Torre, 5, junto a la Plaza Mayor de Valladolid.
“El nombre de Croquet Ramos proviene del apellido de mi hijo, en honor a su abuelo que falleció. La idea de darle ese nombre fue de él, como forma de mantener su memoria viva”, explica nuestra protagonista.
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Imagen del Bar-Croquetería Croquet Ramos
Esta croquetería de moda en la ciudad del Pisuerga pasa por ser un lugar en el que se pueden degustar una amplia variedad de croquetas, todas “elaboradas con mimo y esmero” y que “combinan ese toque tradicional con otro muy personal” lo que convierten a las elaboraciones de Ana Paula Balbino en “especiales y únicas”.
Antes de abrir este nuevo establecimiento hostelero, en junio de 2024, la marca comenzó como tienda en la Plaza de Poniente. Ofrecía croquetas frescas exclusivamente para llevar. Gracias a esto, muchos clientes conocían el producto y pudieron convertirse en fieles seguidores desde el principio.
“La idea, primero de este negocio y después del establecimiento hostelero, surge durante la pandemia, tras el éxito que tuvieron las croquetas en el restaurante que gestionaba y tuve que cerrar. Era el momento de reinventarse y aquí estamos”, explica.
De morcilla, salmón ahumado, lechazo guisado…
Croquet Ramos engloba varias facetas del proyecto que nuestra protagonista quería poner en marcha y que se hizo realidad en junio del pasado año. Por un lado, está el bar-croquetería físico, en el que los clientes pueden disfrutar de una amplia variedad de croquetas en un ambiente acogedor.
Por otro, también cuentan con una pequeña línea de distribución que permite llevar sus delicias a puntos concretos y de manera exclusiva. Un sistema que se organiza cuidadosamente, por zonas o regiones, para evitar duplicar el producto y mantener el carácter único. Además, también ofrecen una línea de catering para empresas y particulares.
“Ofrecemos una amplia variedad de croquetas que están pensadas para todos los gustos: experimentales, tradicionales, de carne, pescado o marisco y que gustan mucho porque son elaboradas con todo el cariño del mundo”, explica la dueña del negocio.
Entre los sabores: queso de cabra con nueces, espinacas al ajillo, de huevos fritos, boletus, mejicana, jamón ibérico, cecina con membrillo, bacon con dátil, morcilla, picadillo con huevos fritos, pollo al curry con coco, lechazo guisado, salmón ahumado, bacalao encebollado, gambas al ajillo, chipirones en su tinta o mejillones en escabeche.
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Algunas de las sabrosas croquetas del Croquet Ramos
También disponen de opciones sin gluten, en la que incluyen también a la sugerencia del mes. Todo en un local que cuenta con 70 metros cuadrados y que pasa por ser un “espacio acogedor e íntimo” pero “lo suficientemente amplio para que los clientes se sientan cómodos”.
Cuenta con un equipo de seis empleados entre los que se incluye también el personal encargado del proceso de elaboración artesanal de las croquetas. El resto se dedica a la atención al cliente y en asegurar que todo funcione de forma perfecta durante el servicio.
Presente y futuro
“Los primeros meses han sido un reto. Nos resultaba difícil calcular la cantidad exacta de croquetas que queríamos hacer y los stocks necesarios para asegurarnos de no quedarnos cortos ni tener exceso de producto y desperdiciarlo. Pronto funcionó el boca a boca de gente que nos conocía y estamos muy contentos”, añade Ana Paula Balbino.
Los clientes están “encantados” con la variedad de croquetas que ofrecen. Algunos, incluso, les han dado “sugerencias” para elaborar una croqueta de otro sabor. Nuestra protagonista optó por este producto al ser “tradicional y con mucho potencial”.
“El futuro de nuestras croquetas pasa por crear una franquicia y expandirnos a más lugares. Queremos llevarlas a nuevos puntos y darnos a conocer, aún más, pero siempre sin perder la calidad del producto, que es lo más difícil de conseguir”, añade la dueña del negocio.
En el lugar también se hacen croquetas dulces. La de chocolate blanco, o de Ferrero Rocher son únicas y sirven de punto final perfecto para una buena jornada gastronómica con amigos, familia o pareja.
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Croquetas dulces del Croquet Ramos