
Jaime, sus árboles y pistachos
Jaime triunfa en un pueblo vallisoletano con sus pistachos: "No pude ir a la boda de un amigo por plantarlos"
Comenzó con su negocio en el año 2022 y cuenta con más de 1.300 árboles que proporcionan el mejor sabor a un producto único en el que la demanda es mucho mayor que la oferta. De ahí su precio.
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Es raro ver en la provincia de Valladolid una plantación de pistachos. 1.300 árboles que ofrecen el mejor sabor de un producto codiciado por su sabor y porque la demanda supera ampliamente la oferta.
Jaime Pablo Calvo Gordo, un joven de 38 años, decidió lanzarse a la aventura, en 2015, poniendo estas plantas a funcionar para ver lo que pasaba. El resultado acabo con la creación de Pistachos San Antonio, que en 2022 comenzó su andadura y que ahora vende, quizás, los que sean los mejores de la provincia pucelana.
La crema de pistachos, cien por cien natural, es su próximo objetivo.
Jaime, un hombre pluriempleado
“Me defino como un joven emprendedor, trabajador y autónomo con intereses en la agricultura de los cultivos leñosos y ecológicos. Compagino trabajar en una academia de idiomas en La Cistérniga, con mi hermana Celia, con llevar las tierras de la familia y la empresa de Pistachos San Antonio”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Jaime Pablo Calvo Gordo.
El vallisoletano, de 38 años, vive en La Pedraja de Portillo. Suma nueve en el mundo de la agricultura y 13 como autónomo impartiendo clases. Disfruta formándose, escuchando música y respirando el aire puro y limpio que le proporciona la naturaleza.
Su padre es oriundo de Olmedo, aunque desde que se casó vive en la localidad en la que se ubica el negocio de pistachos. Llevan toda la vida en el lugar, aunque a los 10 años comienza a estudiar en el Colegio San José.
No tenía claro, de pequeño, lo que quería ser de mayor. Lo único que defendía era que “quería ser su propio jefe”. A pesar de estudiar Ingeniería de Telecomunicaciones, nunca ejerció como tal.
Estaba predestinado a su negocio y a los pistachos, que también hay en la provincia de Valladolid, aunque suene raro.

Jaime trabajando
El germen del negocio
“Llevaba varios años con unas tierras que cogí en 2015. Observaba que, con cereal, solo cambiabas el dinero de manos. Opté por un cultivo que redujera costes y mantenimiento y en los que otros no controlasen el precio de mercado. Estudié centrarme en varios productos, pero, al final, las condiciones climáticas, edafológicas y de mercado propiciaron que me decantara por el pistacho”, nos explica.
Después de siete años, los que van de 2015 a 2022, recibió la primera cosecha. Era corta, de apenas un kilo, pero “muy satisfactoria”. Fue en ese año cuando, después de conseguir la autorización por parte de Sanidad, empezaron a envasarlos. “No pude ir a la boda de un amigo por plantarlos. Aún me lo recuerda”, añade.
Ya, en 2023, se presentó con una cosecha de 400 kilos en toda la parcela, con rendimientos aún bajos pero asimilables para autoconsumo. Ahí fue cuando comenzó a pensar en venderlos. Se arriesgó y los comercializó bajo la marca Pistachos San Antonio, que es el patrón de La Pedraja de Portillo.
“Yo me encargo de la parte principal de la agricultura que es el cultivo y procesado de los pistachos. Esto no sería posible sin la ayuda de mis padres y hermana. Están ahí siempre que necesite su ayuda. Siempre tuve su apoyo, aunque mi padre fuera más escéptico”, añade nuestro protagonista.
1300 árboles y la variedad Sirora
Pistachos San Antonio pasa por ser una empresa familiar en la que Jaime encuentra el apoyo de los suyos para salir adelante. Cuenta con un total de 1.300 árboles de la variedad Sirora, en ecológico, con machos de varias clases para asegurar la polinización.
“Opté por la variedad Sirora, algo más pequeña que la habitual Kerman, típica americana, para evitar cosechar a mediados de octubre o noviembre, cuando ya hay lluvias, porque necesita menos horas de calor para abrir el fruto, ya que, si no lo abre el árbol, las máquinas no lo consiguen”, añade.

Imagen de los pistachos.
También porque, al ser un pistacho “más pequeño” sus “propiedades organolépticas son mayores” y cuenta “con más sabor que el grande americano”. Una delicia para el paladar, vaya.
Hace dos años se adhirieron a la marca de calidad Alimentos de Valladolid de la Diputación y venden en los mercados que la institución provincial. También en Segovia y destaca que “están muy contentos” de que sus pistachos “estén entre los ingredientes favoritos del chef Estrella Michelin Marc Segarra”, en su Restaurante Refectorio en el Hotel Abadía Retuerta, en plena Milla de Oro del Vino.

Un producto de Pistachos San Antonio en El Refectorio
El precio y el pistacho en la provincia
“Antiguamente, cuando los árabes invadieron la Península Ibérica, plantaron almendros y pistachos porque eran tierras aptas y ellos eran duchos en este cultivo. Pero con la Reconquista, los cristianos de la época vieron que había árboles que no producían por lo que los talaron, sin saber que se trataban de los machos. Así que a la larga talaron todos los pistachos de la Península”, explica Jaime.
Todo, sobre la raro de cultivar pistachos en la provincia de Valladolid, una zona dura “para dedicarse a la agricultura por sus condiciones climatológicas”. El proceso de espera para empezar a producir pistacho es de ocho años, ni más ni menos.
En cuanto al precio, destaca, son caros porque es “una cuestión de mercado” ya que “hay más demanda que oferta”. También por esa necesidad de tiempo para que la planta empiece a producir y a proporcionar ese rédito económico que todo el mundo quiere cuando comienza en el mundo de los negocios.
El negocio en un pueblo y su futuro
“El medio rural te da otra perspectiva. Otro ritmo de vida. Cero estrés. La Pedraja no es un pueblo perdido en la montaña, está muy bien. El pueblo y las poblaciones cercanas han acogido muy bien nuestro producto, aunque con sorpresa, por el hecho de que el producto se cultive en Valladolid”, cuenta Jaime.
En cuanto al futuro, Jaime asegura que “mira al cielo” ya que “si las condiciones climáticas son favorables, el pistacho en Castilla y León tiene futuro” y “sirve como dinamizador del medio rural”.

Un evento de la Diputación de Valladolid en el que participó Pistachos San Antonio.
“Personalmente, vamos a seguir haciendo pedagogía con nuestros clientes. Ensalzaremos nuestros pistachos criados a fuego lento y de forma natural porque el que prueba repite. Insisto en eso de que, en ocasiones, te comes medio kilo entre dos personas y no notas esa pesadez. Es maravilloso”, argumenta.
Mirando al futuro, la cabeza visible de Pistachos San Antonio explica que “si el 23 de abril no hubiera helado llevándose el 95% de la producción” estarían “preparando la primera crema de pistacho cien por cien natural”.
Ese es su deseo a corto plazo y también, seguir deleitando a los clientes con el sabor de un producto único.