
Paz en su taller de Carita de Mono
Paz, de arqueóloga a abrir un negocio de éxito en un pueblo de Valladolid: una ropa de bebé muy especial
Su empresa ha conseguido el Premio Ecoempleo de la Diputación de Valladolid tras 10 años de duro trabajo. Las prendas crecederas, que se adaptan a la evolución de los pequeños, son el producto estrella.
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Era el pasado 27 de enero cuando la Diputación de Valladolid entregaba sus Premios Ecoempleo. El diputado de Empleo, Desarrollo Económico y Reto Demográfico, Roberto Migallón, otorgaba los galardones a proyectos innovadores que promueven tanto la generación verde, como el consumo eficiente, los ecosistemas sostenibles y la movilidad inteligente.
El tercer premio dotado con 2.000 euros recaía en Paz Hurtado, gracias a su proyecto ‘Carita de Mono’, que se ubica en Fuensaldaña en una empresa que está dirigida a la confección y comercialización de ropa infantil con materiales ecológicos como base.
La mayoría de su ropa es evolutiva, se adapta al crecimiento para no caer en un extremo consumismo de tener que reponer ropa cada vez que los pequeños crecen y tienen que cambiar de talla.
Hablamos con ella para conocer el secreto de su éxito.

Prendas de Carita de Mono y Paz
La vida de Paz y su pasión por la arqueología
“Me considero una persona alegre, optimista, muy activa y creativa. También, con iniciativa para llevar a cabo lo que me propongo, aunque sea difícil. Soy muy amiga de mis amigos y adoro la naturaleza, los animales y todo lo sencillo”, asegura Paz, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.
Nuestra protagonista nació en la ciudad del Pisuerga y, con 21 años, se marchó a Asturias para buscarse la vida. Allí tuvo a su hija mayor, antes de llegar a Fuensaldaña, un pueblo de la provincia de Valladolid, allá por el 2017.
“Decidimos retornar a nuestra tierra y buscamos una zona rural con un ambiente más sano y amable para cuidar a nuestras hijas. Desde el principio me he sentido muy bien aquí y estoy orgullosa del pueblo, allá por donde voy”, apunta.
Recuerda su infancia en la localidad pucelana con mucho cariño, en la calle, jugando con sus amigos. “De pequeña pensaba que de mayor quería ser arqueóloga. Estudié Historia y me especialicé en Paleografía. Nada que ver con mi oficio actual”, apunta.
La verdad es que así es.
El nacimiento de La Carita de Mono
“Cuando nace mi hija mayor, allá por 2014, es cuando me viene la idea de mi negocio: ‘Carita de Mono’. Veo que la ropa y los productos para bebés no son lo suficientemente sostenibles. Cuentan con demasiado plástico y producto desechable. Busqué información y descubrí los pañales de tela, tejidos orgánicos y empiezo a crear lo que me cuesta encontrar”, explica.
Todo hablando de su negocio. Así comienza a ver cómo la demanda de estos productos crece y apuesta por conciliar su vida familiar y laboral creando su marca y empresa centrada en la producción de esta ropa de bebés sostenible. Fue en 2015 cuando la marca arranca en Gijón, pero en 2017 cuando la establece en Fuensaldaña. Allí tiene su taller.

Paz en su negocio y con la ropa que vende
“Diseño y confecciono ropa y complementos para bebés y niños en tejidos orgánicos y reciclados. Prendas cómodas para jugar, con diseños divertidos que encargo a ilustradores. Ofrezco también alternativas ecológicas a productos desechables como toallitas, pañales y compresas, siempre buscando reducir los residuos que generamos”, nos explica.
Realiza estas prendas en su taller textil. Diseña, patrona y confecciona todo lo que hace. Compra la materia prima a proveedores de proximidad y encarga estampados a ilustradores que manda imprimir en telas orgánicas.
Su apuesta es por los tejidos naturales como el algodón, el bambú o el tencel, y también ha empezado a trabajar con tejidos reciclados a partir de botellas de plástico. Aprovecha todo al límite para después donar lo restante.
“Lo que más me piden es la ropa evolutiva. Prendas crecederas que se adaptan al crecimiento de los peques, y así duran varias temporadas, lo que supone un ahorro en ropa y menos deshechos al planeta”, añade.
Siempre se ha sentido muy apoyada por los vecinos del lugar y, por el momento, solo trabaja ella en el lugar, aunque no descarta “ampliar en breve el negocio” para “coger más carga de trabajo”.
Un merecido premio
“Recibir el Premio Ecoempleo de la Diputación de Valladolid ha sido una maravilla. Que entre tantos proyectos geniales hayan elegido el mío es único. Me da un chute de energía enorme cuando aprecias que se valoran los pasos que damos para conseguir un entorno más sostenible y cuando eres un ejemplo para los que vienen detrás”, señala Paz.

La dueña del negocio con su Premio Ecoempleo
El galardón le proporciona el “reconocimiento” de que lo están haciendo bien y la puesta en valor de quienes, además de emprender en el medio rural lo hacen un poco más complicado apostando por el “respeto al entorno”.
“Mi objetivo y deseo, mirando al futuro, pasa por seguir creciendo y evolucionando. Implementando los cambios e ideas que sean necesarias para seguir trabajando con la filosofía en la que creo”, finaliza.